I. E. / Donostia-San Sebastián. Irene Larraza tiene una estrecha relación con el Instituto Etxepare desde 2012. Primero, fue responsable del área de comunicación, después, Directora para la Promoción y Difusión de la Cultura Vasca y desde enero es la Directora del Instituto. Lleva algo más de medio año en el cargo.En esta entrevista conversamos con ella sobre su trayectoria y sobre los retos del Instituto.
-Llevas más de medio año como directora del Instituto, ¿cómo ha sido este camino?
Asumí el cargo de directora en enero de 2018, y lógicamente he necesitado un poco de tiempo para adaptarme, ya que muchas de las responsabilidades eran nuevas para mí. Además, el puesto que ejercía el año pasado, el de responsable de promoción de la cultura vasca, estuvo vacante hasta finales de mayo, así que he tenido que compaginar los dos trabajos. Ahora el grupo de trabajo está ya completo y creo que vamos avanzando. El hecho de conocer la casa y los compañeros de trabajo ha sido una gran ventaja.
-Después de trabajar como Responsable de Comunicación durante cinco años, conocerás muy bien el Instituto y seguramente cuando te incorporaste como directora tendrías en mente algunos cambios, ¿cuáles eran?, ¿los has realizado?
Sí, cuando se creó el Instituto Etxepare obtuve la plaza de responsable de comunicación, y estuve trabajando en ese puesto desde 2012 a 2016. En el 2017 asumí la responsabilidad del área de Promoción y Difusión de Cultura; después me escogieron para el cargo de Directora General.
Conocer el Instituto por dentro, no solo conlleva dominar los temas a tratar, sino también conocer el contexto y saber hasta dónde pueden llegar nuestros medios. Teníamos y tenemos identificados los aspectos a mejorar, pero tenemos que ser realistas en el momento de proyectar cambios.
Ahora mismo, está en nuestras manos mejorar ciertos aspectos y procedimientos a nivel grupal y sobre todo replantear la división de algunos trabajos. Podemos mejorar a nivel de coordinación, y también en cuanto a la comunicación con nuestros beneficiarios.
-Explicaste que seguirías el camino marcado por la anterior directora. ¿Mantienes esa afirmación o quieres trabajar otros aspectos?
Creo que el Instituto ha seguido un camino muy coherente desde sus inicios: Aizpea Goenaga y su equipo -con Mari Jose Olaziregi como Directora de Promoción y Difusión del Euskera- hicieron un gran trabajo en la creación y puesta en marcha del Instituto. La mayor parte de las líneas de trabajo que se implantaron entonces siguen vigentes, ya que eran y siguen siendo necesarias.
Cuando en 2017 Miren Arzalluz fue nombrada directora, hizo un análisis exhaustivo del proyecto y marcó unos objetivos específicos para el periodo 2017-2020, que después fueron aprobados por el Comité de Dirección. Ese es el camino que yo he heredado y que continúo, entre otras cosas porque participé en el proceso de definición del proyecto. En este momento no han cambiado ni las áreas de trabajo prioritarias ni las dimensiones de la institución.
Creo que mi aportación puede tener más que ver con el modo de trabajar, y que sobre todo puedo ofrecer cercanía: me gustaría recalcar que el Instituto Etxepare es una organización que existe para ofrecer un servicio y que tiene las puertas abiertas.
De todos modos yo sólo soy una pieza (la más visible) del grupo: es fundamental el trabajo de las dos áreas principales –con Garbiñe Iztueta a cargo de la Promoción y Difusión del Euskera e Imanol Otaegi como responsable de Promoción y Difusión de la Cultura Vasca- y el trabajo de todo el equipo. Hacen un esfuerzo inmenso y les estoy muy agradecida.
-El Instituto Vasco Etxepare tiene ya una trayectoria de siete años. ¿En qué punto está y qué camino quiere seguir?
En estos momentos el Instituto está trabajando muy estrechamente con el Departamento de Cultura y Política Lingüística del Gobierno Vasco. Estamos muy agradecidos porque esto refuerza y le da voz al Instituto. Y sobre todo facilita la comunicación y la coordinación, ambas siempre imprescindibles.
La misión de Etxepare -dar a conocer y prestigiar en el mundo la cultura y la lengua vasca- es y seguirá siendo muy muy amplia; yo creo que el Instituto saca gran provecho a los recursos disponibles, que trabaja de forma efectiva. Siempre hay aspectos a mejorar, pero creo que la mayoría de las áreas de trabajo están consolidadas, y que tenemos identificadas aquellas que debemos replantear.
Para más adelante la organización tiene nuevos pasos y proyectos identificados, pero para eso haría falta una ampliación de recursos.
-¿Cuáles son los objetivos a corto plazo del Instituto Vasco Etxepare?
En el ámbito académico, creo que los 35 lectorados –profesores/as de lengua y cultura vasca- y las ocho cátedras que tenemos en universidades de todo el mundo conforman una red estable. Tenemos aspectos a mejorar en cuanto a la comunicación interna, pero estamos en ello. Y estamos obteniendo una respuesta muy positiva en los programas formativos para lectores y lectoras.
La mayor innovación en este área es la incorporación de Euskara Munduan (red de profesores de euskera más de 70 Euskal Etxeak), que ha pasado de HABE a manos de Etxepare. Este programa se ocupa también de certificar el nivel de euskera en el extranjero. Para nosotros es una novedad y por supuesto un desafío. Pero sobre todo quiero resaltar que estamos muy contentos, ya que nos parece lógico que esta red esté dentro del Instituto y porque de esta manera podremos tener una relación más directa con las Euskal Etxeak.
En cuanto a la promoción y difusión de la cultura vasca, seguimos con las subvenciones, mediante las que impulsamos la movilidad de los/las creadores/as, la traducción de la literatura vasca y promovemos que profesionales y empresas culturales participen en ferias profesionales.
En colaboración con los sectores de las industrias culturales y creativas, trabajamos también para que haya participación vasca en ferias internacionales; es una labor que compartimos con el Departamento de Cultura. En este ámbito estamos analizando la división del trabajo, para reorganizar las tareas de acuerdo a criterios específicos.
Además, estamos trabajando en la creación e implantación de una marca o imagen conjunta para identificar la cultura vasca cuando se presenta o “vende” fuera del País Vasco – en ferias profesionales, por ejemplo. Hasta ahora, cada disciplina ha trabajado su propia marca, y creemos que es importante unificar esta proyección y crear una imagen fuerte.
También intentamos apoyar a promotores/as de la cultura vasca en sus proyectos internacionales. A veces, realizamos proyectos de manera conjunta. Y con entidades y programaciones de extranjero nuestro trabajo es hacer hueco para promover o garantizar que la cultura vasca participe en ferias profesionales, festivales, organizaciones etc. Conseguir que sean parte de sus programas, o bien producir actividades de manera conjunta. El año pasado, por ejemplo, promovimos 26 proyectos con entidades vascas y 27 con organizaciones extranjeras. En total se realizaron 88 actividades en el extranjero con participación vasca, de las cuales el 65% fueron en euskera.
Además, queremos hacer un diagnóstico y un plan de igualdad, estudiar nuevas estrategias de promoción de la cultura...
-¿Y a largo plazo?
Quisiéramos reforzar las subvenciones, servicios y proyectos con los que cuenta el Instituto y poder plantear también nuevas vías de trabajo.
De 2019 en adelante escogeremos cada año un destino concreto en el que fomentaremos la presencia de la cultura vasca de manera especial. El año que viene el destino será Escocia.Creo también que a nivel institucional Etxepare tendrá cada vez más peso en la diplomacia cultural, sobre todo en Europa.
Otra idea es que Instituto, en tanto que herramienta al servicio de creadores/as y promotores/as, planifique y realice un trabajo para facilitarles determinadas referencias internacionales, ya que son cada vez más quienes trabajan con normalidad fuera de nuestro país.
El Instituto Vasco Etxepare trabaja como embajador de la cultura y lengua vasca en las funciones y sitios que le corresponden. Pero quisiera destacar que los/las creadores/as y promotores/as que trabajan fuera y la ciudadanía vasca de la diáspora no lo son menos, como no lo son quienes están en universidades o empresas extranjeras, por ejemplo. Identificar los diversos mapas de la presencia de la cultura vasca en el exterior y servirnos de estas redes para la difusión de nuestra cultura es sin duda otro de los grandes retos de Etxepare.