Sabrina Otegui / Buenos Aires, Argentina. Antes de su llegada a Argentina, Iraia Elías sabía poco y nada sobre la diáspora local. Cuenta que fue casi por casualidad que eligiera la ciudad de Buenos Aires como destino. Pero su inquietud por profundizar en la técnica de teatro Lecoq la trajo hasta aquí, donde ha encontrado todo un mundo, tanto en lo relacionado con la cultura vasca como con la disciplina teatral. La actriz relata que estaba interesada en la metodología Lecoq y comenzó "a buscar escuelas donde estudiar. Había opciones en Barcelona y en Berlín, pero eran cursos de dos años y yo quería algo más comprimido. Navegando en internet di con esta escuela. Paralelamente, la Diputación Foral de Gipuzkoa ofrece becas para estudiar arte dramático, danzas y otras disciplinas. Me presenté y me la dieron. Y se convirtió en una gran oportunidad. En la vida a veces hay que tomar decisiones, y de repente terminás en Buenos Aires”, explica, sonriendo, la actriz.
La cultura en Buenos Aires
Iraia tenía solo referencias superficiales sobre Argentina, pero sí sabía que iba a encontrarse con un movimiento cultural interesante en el país, en particular en en Buenos Aires. “Nunca había estado ni tenía ninguna relación con Argentina, pero siempre me atrajo la importante movida cultural, sobre todo la teatral, que existe aquí. Esa fue otra de las razones para venir. El curso es muy intensivo y paso muchas horas en la escuela, pero en el tiempo libre trato de ver obras, y ¡hay tantas! Y en cada una, algo para aprender”.
“Me ha impactado la cantidad de público que tiene el teatro. Vas a ver una obra y siempre hay gente; en Euskal Herria no es así. Allá, sobre todo si estás en un circuito fuera del teatral, por ejemplo en las casas de cultura o en los ‘gaztetxes’, nunca sabés cuánta gente va a ir a verte. No hay costumbre de ir al teatro. Acá es una gozada, la gente tiene la costumbre de ver teatro y eso es de agradecer. Cuando vas a presentar una obra es muy bueno saber que tendrás un público que te va a ir a ver. Es todo un lujo”.
Público, más y distinto
Pero la diferencia entre el público argentino y vasco no es solo cuantitativo. Según la actriz candidateada a los Goya, la gente también reacciona distinto y eso también le llamó la atención: “Tanto en Argentina como Uruguay, donde estuve en el Festival de Cine, me asombró lo mismo. Al terminar la película, el público comienza a hacer preguntas y comentarios. Eso en Euskal Herria no pasa. Allá en esa situación en general nos quedaríamos callados, a la gente le cuesta más participar. Acá se meten en el tema, dan su punto de vista”.
“Amama” en la Diáspora
Aprovechando su estadía en Argentina, y convocada por el responsable del Ciclo de Cine Vasco Itinerario Carlos Gabilondo, Iraia acompañó la proyección del film en Euskaltzaleak de Buenos Aires y en el Euskaldunak Denak Bat de Arrecifes; también participó del ciclo Cinevasc, organizado por el Lectorado de Lengua y Cultura Vasca de la Universidad Nacional de La Plata. Allí se encontró con otras miradas sobre la obra. “Yo creo que Amama es una película que llega muy fácilmente al público porque trata temas universales. Pero claro, acá tiene un plus. Acá la gente ve en la película su relación con Euskal Herria, su historia, sus raíces… al ver la película recuperan esa historia y eso es muy interesante”.
La Diáspora y el País Vasco
“Yo no conocía la diáspora antes de llegar acá y creo que en Euskal Herria tampoco se conoce a fondo. Sí sabemos que hay euskal etxeas, que vinieron muchos vascos, sobre todo a este país. Pero me parece que entre la Diáspora y Euskal Herria faltan lazos más fuertes. Creo que se ven muy distante una de la otra. Es una pena, porque siendo la Diáspora tan potente como es… tanta gente interesada por el euskera, comprometida con la cultura vasca… Lo pude ver en los centros y también en el ‘Buenos Aires Celebra’, una fiesta tan grande, con tanta gente…" "Pero no sé si eso llega a Euskal Herria, y creo que en muchos ámbitos lo de allá tampoco llega acá. Son como dos mundos y sería muy lindo que se mejoraran los lazos desde las dos partes". ·Con las herramientas que existen hoy en día debería ser fácil; ahora no estamos como los pastores que vinieron hace cien años, ahora todo es más sencillo, tanto para que allá se conozca la realidad de acá como al revés. Creo que allá tenemos mucho por aprender, para enriquecer esos lazos”.
“Al ver el movimiento actual de la diáspora me surgen muchísimas preguntas. Preguntas sobre aquellos inmigrantes que vinieron, cómo habrá sido ese proceso, en qué condiciones. Para mí ahora fue muy fácil llegar e instalarme… pero cómo lo habrán vivido aquellas personas que dejaron su tierra..." "Paralelamente, en Montevideo, por ejemplo, me fijé en la cantidad de calles con nombres vascos. Y eso me impresionó... me hace preguntarme quiénes eran esos vascos que vinieron… Está claro que algunos fueron muy importantes e influyentes para la historia local… y me surgen preguntas, de todo tipo. Es un tema muy interesante para reflexionar”, concluye.