Joseba Etxarri. Licenciado en Humanidades y Comunicación, Iñaki Goikoetxea ha publicado artículos como periodista y durante dos años trabajó como becario en la Dirección para la Comunidad Vasca en el Exterior del Gobierno Vasco, en contacto con la Diáspora y los centros vascos del mundo. Poco antes, en 2010, había pisado su primera euskal etxea, el Gure Txoko de Sidney, en Australia, en el transcurso de una temporada en la que vivió en aquel país para mejorar el nivel de inglés que anteriormente había logrado en una estadía como Erasmus en Gales. Persona con iniciativa e inquietudes, su proyecto Dancing in the Basque Country --en el que salía en video danzando en decenas y centenares de lugares diferentes del País Vasco-- se hizo hace unos años extremadamente popular en Youtube, difundido en Facebook y Twitter, hasta llegar a casi medio millón de visitas.
Te vimos en Boise, participando en Jaialdi.
-Entre 2012 y 2014 trabajé como becario de Acción Exterior en el Gobierno Vasco y tuve ocación de visitar y dar algunas charlas en tres centros vascos de Estados Unidos, en Rhode Island, Chino (California) y Colorado. Eran centros más bien pequeños y me quedó, con otros compañeros, la espina de no haber llegado a conocer Boise y Jaialdi. De modo que ya entonces acordamos reunirmos este año, cosa que hemos hecho, con un balance extraordinario, cumpliendo nuestras mejores expectativas. Nos reunimos un grupo de gente con mayores y menores vínculos con el mundo vasco y todos hemos realizado un balance muy satisfactorio. Hemos hallado un mundo vivo, rico y plural que se nos ha ofrecido en cuatro o cinco días como un chorro, mezclado y lleno de color; también hemos tenido la oportunidad de coincidir y tener al alcance de la mano a escritores. cantantes, políticos o artistas que en Euskadi solo vemos de lejos; y los vascos de allí han sido muy generosos, siempre dispuestos a echar una mano o explicar cosas. Diría además que cuestiones que aquí vemos como mayores o de mayor entidad, allí, desde la distancia, pueden parecernos más pequeñas. Creo que nos interesaría traer o ser capaces de generar aquí ese entorno y esa capacidad de trabajo en común que vi allí.
Hablas de un mundo vivo y plural.
-En mi opinión, cuando hablamos de la diáspora vasca, esta abarca un mundo plural. Existen una variedad de comunidades y de euskal etxeas. Parecidas y al mismo tiempo diferentes, como ocurre cuando comparamos por ejemplo Eusko Etxea de Nueva York con la Eskual Etxea de París; en Europa, por ejemplo, euskal etxeas como la de Barcelona o París son frecuentadas por jóvenes que viajan con frecuencia y están en contacto directo con Euskal Herria, mientras la realidad de las grandes euskal etxeas históricas de Argentina o Sudamérica es diferente; o por ejemplo la de New England, en Estados Unidos, en la que se agrupa sobre todo gente que se estableció en esa zona como pelotari de Jai-Alai y sus descendientes, y son casi como una gran cuadrilla. Pero eso se da también en Euskadi. Las euskal etxeas son lugares de encuentro y en ellas se procura cultivar el respeto y el trabajo en común. Aunque en ellas existe sin duda una tendencia a idealizar Euskadi, como en Euskadi existe una tendencia a idealizar la Diáspora. Por eso creo que es importante la interacción y el mutuo conocimiento, con programas para jóvenes como Gaztemundu, pero también a través de impulsar todo tipo de contactos e intercambios, tanto virtuales como físicos.
No parece que haya que convencerte de que la Diáspora forma parte activa de Euskal Herria.
-La Diáspora está y ha estado presente a lo largo de nuestra historia, aunque haya gente que lo desconozca o no lo conozca lo suficiente. Todos tenemos en nuestra familia al tío, al abuelo, la bisabuela o a algún antepasado que salió del país y emigró. En nuestros pueblos abundan las contribuciones realizadas por los indianos, que impulsaron en diferentes momentos históricos nuestra vida económica y social. Los vascos llevamos muchos siglos emigrando: baste recordar a los pastores del Oeste, los cortadores de caña de Australia o los lecheros en Argentina... Han sido pioneros, como muestra por ejemplo la nao San Juan que investigan en Canadá. Creo que tenemos la obligación de conocer mejor esa parte de nuestra historia. Por otra parte, qué duda cabe de que conociéndola miraremos desde una mejor perspectiva la realidad de la emigración actual. También nosotros hemos recorrido mares y estaciones en situación de precariedad, dependiendo de otros. Los vascos hemos sido un pueblo de emigrantes y en ese sentido estamos en deuda. Seguro que saber que también nosotros hemos pasado por ahí, que nosotros hemos sido ellos, cambiaría la actitud con la que algunos miran la situación de los emigrantes y refugiados actuales.
A quien tenga la oportunidad le recomiendas viajar y hacerlo además con los ojos bien abiertos.
-Me parece que ayuda en el proceso de formación y crecimiento personal, y a aprender lenguas. A quienes hablamos euskera y castellano, por ejemplo, me parece importante aprender en particular el inglés, pero también el francés, como lengua que también se habla en nuestro país. Hoy día, ante la grave situación de paro juvenil que atravesamos, hay políticos que plantear salir al extranjero como panacea. Y lo cierto es que las cosas fuera no son sencillas, sobre todo cuando sales obligado o agobiado. Pero creo que también ahí las euskal etxeas podrían tener una labor interesante a realizar, en relación a los jóvenes que salen al exterior, a través de programas específicos de atención. Creo que tenemos que aprovechar mejor nuestra red de centros vascos, adecuarla a las nuevas necesidades que van surgiendo y utilizarla con audacia como extensión de nuestra red de recursos.