[Hace casi siete décadas realizó una gira internacional para ayudar a las víctimas de la Guerra Civil]
Su primer encuentro fue una victoria sobre el campeón francés un día antes del ataque contra Guernica La mayor parte del equipo se quedó en México y contribuyó al desarrollo del futbol
Por Abril del Río. Casi siete décadas han pasado desde que la selección de futbol de Euskadi puso fin en México a la expedición que realizó para recaudar fondos destinados a los niños desterrados por la Guerra Civil española.Decenas de familiares, entre hijos, nietos y algunas nonagenarias viudas de aquel grupo de veinte hombres, todos fallecidos ya, se reunieron para recordar la hazaña con un homenaje en el país que los albergó.
"Somos una gran familia con diferentes nombres", afirmó Luis Regueiro, quien lleva el mismo nombre de su padre, capitán de la escuadra vasca.
Tras el estallido de la Guerra Civil, miles de niños vascos y de toda España fueron enviados al exilio para protegerlos del conflicto bélico, y para apoyar esa causa surgió la selección vasca de futbol, que respaldada por el Gobierno de Euskadi (País Vasco), se lanzó a la aventura de viajar durante dos años por Europa y América como espectáculo, sin sueldos.
La peregrinación dio inicio el 26 de abril de 1937 en París, con un partido ante el entonces campeón de la liga francesa, Racing, al que derrotaron por 3-0 en el Parque de Los Príncipes. La victoria se vio empañada al día siguiente con el ataque aéreo de las fuerzas fascistas sobre el pueblo de Guernica.
El balón como arma
El equipo nunca perdió de vista el balón como arma para respaldar su postura ante la guerra, pues ese mismo lunes trágico, Regueiro expondría ante la radio parisina el concepto que los conduciría a lo largo de la expedición:
"Venimos de Euskadi, donde nuestro gobierno, que todos quieren y respetan, ha conseguido que las ideas políticas y las creencias religiosas fueran respetadas por todos. En el País Vasco las iglesias están abiertas al culto y los fieles las frecuentan mientras que dure la paz. Nosotros mismos somos profundamente católicos.
"Nuestra misión es puramente humanitaria y pacífica. Los fondos no servirán jamás para comprar un solo fusil, pero sí para desahogar las miserias producidas por la guerra.
"La gente vasca carece de víveres. Nuestros parientes, nuestros hermanos, nuestros niños se acuestan muchas noches sin un bocado de pan.
"Algunos países comienzan a ayudar al País Vasco. En Inglaterra, en América del Norte, aquí mismo en Francia y en otros países, las almas nobles que no pueden contemplar con indiferencia tantos padecimientos, han abierto las suscripciones destinadas a enviar con urgencia a los vascos cargados de víveres".
"Tenemos fe absoluta en el futuro. Actualmente, en este conflicto, la gente desea sobre todo humanizar la guerra, evitar todo mal inútil, evitar sobre todo que los horrores de la guerra alcancen a las mujeres y a los niños y causen la ruina popular civil".
El cuadro de Euskadi, en cuyo frente viajaba Ricardo Irezabal, vicepresidente de la Federación Española de Futbol y Presidente del Athletic Club Bilbao, y como entrenador Pedro Vallana, se trasladó a Polonia y más tarde a Moscú, siempre con el ímpetu de ofrecer su mejor desempeño ante los equipos estelares.
En el trasatlántico Ile de France viajaron hacia a América. Pasaron por Nueva York y Cuba antes de llegar a México, donde fueron recibidos en Veracruz por el delegado del gobierno vasco, Pacho Belausteguigoitia.
Ante el América fue el primero de los diez partidos que realizaron en esa visita inicial los hombres de Euskadi. El juego, celebrado el 4 de noviembre de 1947 en el Parque Asturias, terminó empatado a dos goles.
La gira por el continente continuó en Argentina, donde no les permitieron jugar, y mientras que un par de ellos se quedó en ese país, los demás siguieron el periplo hacia Chile y más tarde a Cuba.
De regreso a México, cuando el equipo empezaba a debilitarse, muchos de ellos encontrarían su destino. Ingresaron a la Federación Mexicana de Futbol y participaron de manera oficial en el campeonato, y tras 17 partidos, prevaleció la discusión de si ganaron o quedaron en segundo lugar en la campaña 1938-39.
En agosto de 1939, finalizada la guerra en España, se procedió a la disolución del equipo, y los que se quedaron (en México) se organizaron en (las ligas de) los clubes España y Asturias, al tiempo que empezó la formación de varias familias, cuyos descendientes participaron en el recuerdo de la hazaña y fueron acompañados por Laurentzi Gana, presidente de la Federación Vasca de Futbol.
"Los vascos conocíamos la historia, pero la teníamos un poco olvidada, y el recordarla será para bien del País Vasco, porque como selección y para el fin con el que viajaron, lo hicieron más que bien", expresó el dirigente.
"Yo creo que lo que dejaron al futbol mexicano fue una forma diferente de jugar, porque lo hacían con mucha disciplina", aseguró Gregorio Blasco, cuyo padre defendió el arco de su equipo, y luego por breve lapso el de Pumas, antes de que, como la mayoría de los integrantes, se estableciera en México.
"Como descendientes nos sentimos muy bien, agradecidos primero con México por haber recibido a nuestros padres y darnos la oportunidad de haber nacido en este país, al cual queremos y respetamos", manifestó Regueiro.
La descendencia de los jugadores, unas ciento cincuenta personas, aplaudió los logros de aquella selección que integraron: Luis Regueiro, los delanteros Isidro Lángara, Enrique Larrinaga, Victorio Unamuno, Josetxu Iraragorri y Pedro Regueiro; los centros Leonardo Zilaurren, José Muguerza, Toberto Etxebarría, José Manuel Urquila, Tomás Aguirre; los defensas Serafín Ahedo, Pedro Areso, Pablo Barcos, Angel Zubieta, Ignacio Aguirrezabala, Agustín Sauto, y el portero Gregorio Blasco.
José Luis Alegría, hijo del hombre que se encargó de la administración del equipo vasco, definió: "además de lo que jugaban de futbol, que eso no está a discusión, algo han de haber tenido, tal vez que eran grandes personas, como para que nos hagan recordarlos a tantos años de distancia".
(publicado el 01-06-2004 en La Jornada de México DF)