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Hipólito Irigoyen

16/04/2006

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GUILLERMO GASIO, HISTORIADOR DE YRIGOYEN "La historia es un ejercicio de comprensión"

El escritor presentó en La Pampa un libro sobre Hipólito Yrigoyen, invitado por el Comité Capital de la UCR. En una entrevista con Caldenia suplemento cultural de LA ARENA, habló sobre el oficio del historiador y sobre la figura del ex presidente, un personaje clave de la historia del siglo XX.

Aunque no se reconoce como radical, en su libro «Yrigoyen. El mandato extraordinario 1928-1930» el historiador Guillermo Gasió deja bien parada la figura del ex presidente. A 75 años del golpe militar que derrocó a Yrigoyen, Gasió analizó los factores políticos y económicos que propiciaron su caída y el posicionamiento de distintos sectores en relación al poder.

Triunfo extraordinario

En el libro Gasió explica el papel clave que tuvieron las elecciones del 1° de abril de 1928, que le permitieron volver a Yrigoyen a la presidencia en un segundo mandato y vencer, al menos en ese momento, al «contubernio» de radicales opositores y conservadores. «Prácticamente toda la oposición se había reunido en el Frente Unico Antipersonalista, de modo que las elecciones eran con Yrigoyen o contra Yrigoyen. Finalmente logró un triunfo muy amplio, con el 57% de los votos, y ganó en el 93% de los distritos del país. Ese plebiscito significó para Yrigoyen que la ciudadanía le había dado un «mandato extraordinario» y deslegitimaba los mandatos dados durante el contubernio, básicamente la elección de los senadores de la oposición, porque Yrigoyen tenía mayoría en Diputados pero no en el Senado que fue un espacio de confrontación muy intenso», indicó el historiador. - ¿Este mandato extraordinario no se plasmó también en un elevado número de decretos? - No, no gobernó con decretos. Los decretos que hubo eran los que le facultaba la Constitución, no eran decretos de necesidad y urgencia. El capítulo del libro que se refiere al Boletín Oficial tiene que revelarle al lector un dato más de la conflictividad de esa presidencia, por la enorme cantidad de decretos y resoluciones ministeriales que se refieren al Ministerio de Guerra, y especialmente las que corresponden al movimiento y traslado de militares. Esto revela que el Ejército era uno de los focos del antiyrigoyenismo y una de las prioridades de Yrigoyen era revertir la situación establecida por el ministro de Guerra de Alvear, Agustín Justo, que a futuro sería su principal oponente.

Personalismo

  • ¿Qué características tenía este personalismo del que se acusaba a Yrigoyen?
  • Era decisivo. Se estaba con la persona de Yrigoyen o en su contra, no era una cuestión de partidos ni de ideas. Además él sentía que encarnaba directamente ese proyecto político y sus adversarios también, o sea que el personalismo era tanto de Yrigoyen como de sus oponentes.
  • Siempre se asocia el derrocamiento de Yrigoyen con la decisión de nacionalizar el petróleo y la presión golpista que ejercieron los capitales foráneos, ¿existen otros factores de peso o éste es el central?
  • Yo creo que el factor del petróleo no es un elemento decisivo para el golpe de 1930. Sí lo fue la confrontación de Yrigoyen con los grupos de la oposición, sobre todo después de que el plebiscito de las elecciones de 1928 quedó contrarrestado con lo que la oposición llamó el contraplebiscito de marzo de 1930. Estas son las primeras elecciones nacionales que enfrenta Yrigoyen siendo presidente y los números ya no son plebiscitarios. Gana el radicalismo pero mucho más ajustado. La oposición advierte que Yrigoyen presenta síntomas de inestabilidad y empieza una serie de reuniones en la que sus adversarios se dan cuenta de que moviéndole el piso se puede caer.

Arrepentidos

  • En vista de lo cruenta que fue la dictadura del '30, ¿existió un arrepentimiento posterior de los grupos conservadores por haber apoyado el golpe?
  • Sí, por supuesto. Justamente una de las cosas que se advierte en las fuentes del período es que esos dos años (entre 1928 y 1930) son vividos, no por el pueblo radical pero sí por la dirigencia, con una suerte de vergüenza. Los conservadores lo vivieron con culpa. A tal punto que en un momento determinado el ala del general Justo, heredero de la revolución de 1930, pasa a argumentar: «en realidad nosotros no quisimos hacer el golpe de estado, lo hicieron Uriburu y los grupos nacionalistas, que eran profascistas, y nosotros operamos como moderadores. Impedimos que estos grupos accedieran al poder». Este tipo de discurso lo van a sostener Justo y los conservadores hasta prácticamente el '43, planteando: somos nosotros o los fascistas, y nosotros somos mejores que ellos. El golpe militar de Uriburu fracasó el 30 de agosto de 1930, cuando se demostró que no contaba con fuerzas militares como para derrocar a Yrigoyen. El libro incluye un capítulo sobre el derecho de reunión, en el que se explica que uno de los factores más fuertes en la desestabilización de Yrigoyen fue el control de la calle. Cuando Yrigoyen pierde la calle se desestabiliza seriamente el gobierno, porque prospera la idea de que existe una exacerbación de la opinión pública en su contra muy difícil de revertir. En la semana que transcurre entre el fracaso del 30 de agosto y el golpe del 6 de septiembre la zona de Plaza de Mayo y las calles céntricas se convierten en un espacio de política activa, en el que juegan un rol preponderante los estudiantes.
  • Más allá de su propio diario, ¿qué papel cumplió el resto de la prensa en la construcción de la imagen de Yrigoyen?
  • En realidad tenía dos diarios propios: La Epoca, que era prácticamente el diario oficial del radicalismo y todas las tardes confrontaba con lo que decían La Nación y La Prensa; y La Calle, con un tinte más popular. El rol de la prensa en esta época fue decisivo. En los primeros capítulos del libro predominan las citas de La Epoca y cierra con una serie de editoriales de La Nación en los que está el fundamento ideológico del contraplebiscito. La prédica opositora de las últimas semanas era que Yrigoyen estaba gobernando por fuera de la Constitución, era un dictador y además no sabía gobernar.

El juicio de la historia

  • ¿Cómo ha tratado la historia argentina la figura de Yrigoyen?
  • Yrigoyen ha tenido varios historiadores fundamentales. Yo diría que todavía hoy «El hombre», escrito por Horacio Oyhanarte en 1916 antes de que Yrigoyen llegara a la presidencia, es el libro que contiene todas las claves del yrigoyenismo. En cuanto a la historiografía el primer trabajo importante es el de Manuel Gálvez, de 1939, un contemporáneo de Yrigoyen que rescata su figura en un momento en el que estaba totalmente desprestigiado. El segundo es el de Félix Luna, de 1954, en el que la figura de Yrigoyen es esgrimida como la de un caudillo democrático frente a lo que Luna y los radicales caracterizaban como un caudillo popular y dictatorial, obviamente Perón. El tercer libro que me parece importante para entender el período es el de David Rock, «La Argentina radical», porque aporta un aparato erudito e historiográfico muy importante.
  • En cuánto a la memoria y al devenir histórico, ¿se trata de una figura olvidada o revalorizada?
  • Yrigoyen ha quedado como uno de los grandes protagonistas del siglo XX, de eso no hay ninguna duda. El siglo XX tiene tres grandes líderes políticos: el general Roca en el primer tramo, Yrigoyen en el segundo y Perón en el último; son las tres figuras a partir de las cuales se explica todo el siglo. Además está vigente el partido radical, que es el suyo, por lo que me parece que es una figura altamente vigente y reconocida. El tema está en que me parece que no se la conoce suficientemente, como consecuencia de la falta de investigación sobre muchos aspectos. Y creo que en eso han contribuido los propios radicales, que han creado una especie de mito y de contramito, del gran caudillo de la primera parte y luego de un viejo que se desdibuja y termina mal.
  • ¿Qué lo pasó a usted personalmente frente a Yrigoyen?
  • Esto en realidad empezó siendo una investigación sobre el 6 de septiembre, o sea que yo empecé a investigar a los militares. Y después avancé sobre el período '42-'45, para ver qué había pasado con el radicalismo cuando ya Yrigoyen se había desdibujado y surgía un nuevo líder, Perón. Sobre todos los protagonistas pasé por distintos estados de ánimo; y creo que en definitiva el gran desafío del historiador es comprender, no juzgar. Porque juzgar implica que uno tiene un prejuicio. Yo creo que entiendo por qué Yrigoyen hizo las cosas que hizo y los conservadores hicieron lo que hicieron. Si bien no milito en la Unión Cívica Radical ni me considero un partidario de Yrigoyen, es evidente que era una figura sobresaliente en la historia. No fue un presidente más.

Paula Laguarda Periodista de la redacción de La Arena

El oficio de la historia

Durante la entrevista Gasió analizó también el rol del investigador de la historia, la posibilidad de combinar esa tarea con la militancia y el aspecto comercial de la venta de libros históricos. - Félix Luna, uno de los principales historiadores de Yrigoyen, nunca ocultó su cercanía al radicalismo. ¿Usted considera que un historiador puede separar las cosas y acercarse a su objeto de estudio más allá de su militancia? - Esto más que en la teoría se ve en el resultado. El trabajo de Luna sobre Yrigoyen nos permite entender muchas cosas; aunque uno por supuesto tiene que filtrar algunas apreciaciones. Pero siendo Luna radical, su libro sobre el '45 es muy valioso y permite entender muy bien el surgimiento del peronismo. Lo que sí importa es que la historia sea un ejercicio de comprensión, que uno termine entendiendo la lógica de los hechos. - Los libros de Felipe Pigna vienen encabezando hace tiempo los rankings de no ficción entre los más vendidos. ¿Cree que hay un renovado interés por la historia, aunque muchos dicen que sus libros son otra cosa? - Esto ocurre por períodos. El período '72-'74 fue extraordinario en la venta de libros de historia porque había un interés por las cuestiones del país, por el futuro de la Argentina y por una revisión de ciertas cosas. La historia tiene permanente interés; y en el caso de Pigna lo que se conquista no se roba, y me parece muy digno lo que hace.

El autor y su obra

Guillermo Gasió es abogado, diploma de honor de la Universidad de Buenos Aires, y diplomático de carrera (prestó funciones en Japón y los Países Bajos). Investigador avanzado del Programa Fullbright en el Harvard Center for Cold War Studies, ha publicado varios trabajos sobre historia política argentina, además de participar como invitado de los últimos cinco congresos de la Academia Nacional de la Historia. Su libro "Yrigoyen. El mandato extraordinario" -presentado en octubre en Santa Rosa en un acto organizado por el Comité Capital de la UCR- se inicia con el triunfo electoral de Yrigoyen, el primero de abril de 1928, que lo habilitó para un segundo período de gobierno (el primero se extendió entre 1916 y 1922), y llega hasta los comicios nacionales del 2 de marzo de 1930. Se describen las premisas políticas y la obra de gobierno desarrollada en la segunda presidencia de Yrigoyen, así como el conflicto suscitado entre la Unión Cívica Radical y los partidos y grupos de la oposición, que se expresó con un alto grado de intensidad en el Congreso Nacional y en las provincias bajo intervención federal. Este es el primero de tres libros de Gasió sobre el período. El segundo abordar la crisis de 1929 y el tercero el golpe de 1930. El mismo autor también escribió "El vínculo de unión. Ejército, policía y pueblo en los orígenes del peronismo 1943-1945".



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