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El restaurante Marichu de Nueva York es un punto habitual de encuentros de alto nivel. Ayer mismo Hans Blix, jefe de inspectores de la ONU, y el embajador de Estados Unidos ante el alto organismo internacional, John Negroponte, se reunieron en torno a una de sus mesas en un encuentro en el que, al menos en esta ocasión, los elogios sobre la comida del establecimiento que dirige la bilbaína Teresa Barrenechea fueron uno de los pocos puntos en que coincidió la valoración de ambos funcionarios.<br><br>

No es ésta la primera ocasión en que este restaurante vasco pone mesa y mantel antes, durante o después de importantes negociaciones y encuentros de alto nivel. Situado en las inmediaciones del Palacio de las Naciones Unidas, el Marichu es desde su apertura en 1994 uno de los restaurantes preferidos por diplomáticos y políticos en la Gran Manzana. Personalidades tanto de la política local y nacional norteamericana, como internacional efectúan con frecuencia sus reservas en este establecimiento que, en apenas una década, ha captado la atención de críticos y aficionados a la gastronomía con una oferta de cocina tradicional vasca y española complementada con una excelente bodega que incluye, entre otras, una selección de caldos de Rioja, navarros y hasta txakolin Txomin Etxaniz. ¿Harán en su próxima incursión al Marichu bueno Blix y Negroponte el dicho de que no hay problema que no se solucione alrededor de una buena mesa?