Juan G. Andrés. Cancelación, suspensión, aplazamiento, devolución... Son las palabras más recurrentes estos días en el diccionario de músicos y otras gentes de la farándula. El COVID-19 ha cerrado a cal y canto los escenarios de medio mundo y miles de bandas mantienen en suspenso su actividad. Algunas como Belako y Liher incluso han tenido que abortar giras internacionales, con todo lo que ello supone de trastorno y perjuicio económico. En momentos oscuros como los presentes, sólo atisban una solución: «adaptarse» y capear el temporal del mejor modo posible.
«Un pifostio serio»
El caso de Belako ha sido especialmente sangrante, pues de los nueve conciertos programados en EEUU, sólo pudieron ofrecer uno en Nueva York antes de anticipar su vuelta a casa el sábado día 14. «Llegamos cuando Trump anunció la prohibición de vuelos y comenzó la incertidumbre. Los bolos comenzaron a cancelarse y nos vimos atrapados allí sin saber si podríamos regresar a casa, así que cuando vimos la oportunidad, cambiamos el billete y volvimos antes de tiempo», explica el batería tolosarra Lander Zalakain, el único guipuzcoano del cuarteto de Mungia.
Las frases
Lander Zalakain, Belako
«Tenemos unas ganas salvajes de tocar y cuando se abra la veda, no nos va a frenar nadie»
Lide Hernando, Liher
«Espero que la gente conserve las ganas de disfrutar de su ocio e ir a conciertos cuando todo esto acabe»
Además de varias citas en la ciudad de los rascacielos, también iban a volver al South By Southwest de Austin, Texas, «la feria internacional de música más grande del mundo». La gira estadounidense iba a servir de presentación oficiosa de su cuarto álbum, 'Plastic Drama', que verá la luz el 8 de mayo. Antes de esa fecha, debían ofrecer ocho conciertos en varias ciudades españolas, pero también han sido cancelados.
«El pifostio es bastante serio», advierte Zalakain, pues los cuatro miembros de Belako son autónomos y viven de los ingresos que genera el grupo. «Hemos gastado un pastizal en vuelos y hoteles y todos esos conciertos iban a ser nuestro salario de varios meses después de un tiempo alejados de los escenarios. Ahora no sabemos si darnos de baja de autónomos o esperar a ver si el Gobierno quita la cuota para que podamos resistir», asegura, consciente de que «hay gente que vive día a día y su situación es aún peor». «Nosotros podemos aguantar un poco más», añade.
Ahora sólo les queda «adaptarse» y reenfocar el lanzamiento del disco, del que ya han mostrado un single, 'Tie Me Up', y su portada. Hace unos días mantuvieron una charla virtual –cada uno desde su casa– con sus seguidores y cada viernes adelantarán un nuevo tema. «Tenemos muchas ganas de que la gente los escuche», confiesa el batería, que no oculta el mono de escenario: «Estamos que nos subimos por las paredes, pero ahora es el momento de ser responsables y hacer frente al virus».
«Ha sido un palo bestial, será un bache gordísimo, pero saldremos adelante. Tenemos unas ganas salvajes de tocar y cuando se abra la veda, no nos va a frenar nadie. Nuestra intención es dar toda la guerra que podamos», dice Zalakain, que pone su mira –y su esperanza– en varias citas confirmadas, algunas de ellas en Reino Unido, a partir de mayo: Brighton, Mallorca, Málaga, Vitoria, Reading, Leeds, Madrid...
«Un batacazo de la leche»
El caso de Liher es similar, aunque en su reciente gira europea los donostiarras pudieron ofrecer cuatro de las seis funciones previstas en Suiza y Alemania. «Teníamos que haber vuelto el lunes 16 pero adelantamos el regreso dos días viendo lo que estaba ocurriendo», relata Lide Hernando. La experiencia del grupo, que hace dos semanas ha lanzado su tercer álbum ('Hemen herensugeak daude'), ha sido «totalmente gradual», ya que cuando salieron de casa el coronavirus «era casi un chiste» y a medida que avanzaban los días «todo iba torciéndose».
Económicamente, dice, ha sido «un batacazo de la leche» porque tras invertir los ahorros del grupo en el disco, tenían sus «esperanzas depositadas en los conciertos de Europa y, sobre todo, en las tres citas potentes» que tenían tras volver –una de ellas el pasado viernes en el Dabadaba–. Muy probablemente, la cancelación de esas actuaciones implicará que no tendrán fondos suficientes para girar por otras plazas del Estado como Zaragoza o Barcelona, así que prevén unos meses «bastante desérticos».
A diferencia de Belako, los miembros de Liher tienen trabajos aparte de la música, lo cual les permitirá seguir teniendo algún ingreso. Ahora bien, la situación les obligará a poner dinero de sus bolsillos para un proyecto que hasta ahora se ha nutrido exclusivamente de la venta de discos, entradas y merchandising. Y como otros tatos músicos confinados, estos días tratan de negociar con sus caseros para que no les cobren el alquiler de un local de ensayo que no están utilizando.
Con todo, Hernando considera los suyos «daños menores» en comparación con los de su mánager, Marcos, de Ayuken Management & Productions, firma que lleva a bandas vascas como Liher, Cobra y Grises, todas con disco reciente o inminente. «No sólo se le han cancelado los conciertos de sus artistas, sino producciones técnicas muy grandes de gente como Fuel Fandango o La Mala Rodríguez. Emocionalmente él está peor, igual que muchos autónomos y pequeñas empresas, pero ahora toca salir adelante. Esto durará, pero no eternamente. Espero que la gente conserve las ganas de disfrutar ir a conciertos cuando esto acabe», desea.
Así las cosas, después de haber presentado su disco en Europa antes que en casa, los rockeros donostiarras no se atreven a vaticinar cuál será su primer concierto en tierras vascas. «No hay nada claro, teníamos varios en abril y mayo que no nos gustaría suspender, pero si te descuidas, a este paso el primero será, con suerte, el del Azkena Rock Festival el 20 de junio en Vitoria», dice sobre una de las fechas señaladas para Liher en un 2020 en el que también figuran entre los grupos que acompañarán a La Polla Records en su actuación de despedida, prevista para el 26 de septiembre en el Hipódromo.
(publicado en El Diario Vasco el 22-03-2020)
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