diáspora y cultura vasca
26/04/2005
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Ese día, como todos los lunes, la Villa de Gernika se preparaba para realizar la tradicional feria del mercado. En este sentido, una gran cantidad de aldeanos de la región se acercaban a la misma con el propósito de efectivizar la comercialización de sus productos.
Cerca de las 16 horas, cuando la feria se encontraba a pleno funcionamiento comenzaron a replicar las campanas de las iglesias para alertar a los habitantes de Gernika sobre un posible bombardeo aéreo. La gente corrió hacia los refugios construidos a tal efecto, mientras un avión Heinkel III descargaba seis bombas sobre la ciudad.
Más adelante se producirá un intervalo, a partir del cual las personas abandonaron los refugios en el convencimiento de que el peligro había pasado. Será en ese momento cuando unos 53 aviones Junker sobrevolarán la Villa con el fin de cumplir con el genocidio planeado.
En esta segunda etapa del bombardeo, se calcula que fueron arrojaron sobre Guernica unas 50 toneladas de explosivos destruyéndola e incendiándola casi en su totalidad. Como si ello no fuera suficiente, otro grupo de aviones Heinkel ametrallaba a la población que intentaba ponerse a salvo del horror de verse en medio de una ciudad en llamas.
¿Porqué Guernica? Una primera reflexión no llevaría a la conclusión de que la ciudad de Guernica forma parte del área de resistencia republicana del norte, la cual intentaba penosamente contener el avance de los insurgentes fascistas que se habían levantado en el norte de África en junio de 1936, al mando del Francisco Franco.
Pero no nos deben caber dudas que la elección de Guernica no fue al azar, sino que deliberadamente la operación tuvo como objetivo principal minar la moral de los gudaris y de un pueblo aguerrido y patriota. Además Guernica, constituye uno de los símbolos más preciados de los vascos, al ser bajo su roble, donde se atesoran las tradiciones y enseñanzas de este pueblo milenario.
En este sentido, 'El Roble de Guernica' que representa la tenacidad y firmeza del pueblo vasco, donde se juran sus leyes viejas (fueros), las cuales se debían observar y guardar tanto por propios como por los extranjeros.
De esta manera, repasando la historia del pueblo vasco podremos verificar que muchos reyes extranjeros y señores debieron jurar obediencia a los 'fueros vascos' bajo el roble que tanta significación posee para los habitantes de Euskalherrìa. El reconocido pintor Picasso inmortalizó al poco tiempo de ocurrido este hecho desgraciado para la humanidad, con su famoso cuadro 'Guernica'.
Esta obra simbolizará para siempre el horror de la dictadura franquista. Este año se cumplen 68 años de aquella terrible tragedia, por la que tuvo que pasar el pueblo vasco.
Entiendo que de ello deben surgir dos compromisos de cara al futuro, que esencialmente deben hacer pervivir ente hecho histórico como una enseñanza. El primero es que debe pervivir una memoria activa sobre le genocidio ocurrido en Guernica en el año 1937, y el segundo, que debemos tomar plena conciencia de las consecuencias que acarrean el horror y las prácticas violentas, las cuales deben convertirse en un ejemplo vivo de lo que no debe ocurrir jamás, y como contrapartida la necesidad urgente de comenzar a transitar caminos que conduzcan hacia la paz definitiva.
En tal sentido, hoy el pueblo vasco debe encontrar una formula para arribar a la paz para lo cual todos los actores sociales políticos, culturales, gremiales etc., deberán converger en una mesa de diálogo para establecer la pautas necesarias de normalización política, para a partir de firmes y democráticos acuerdos poder forjar el destino de grandeza de nuestra Nación.
Existen símbolos que pueden convertirse en puntos de referencia como el 'Roble de Guernica'. En este sentido, si existe en la sociedad vasca voluntad de marchar hacia un fututo de bienestar, paz y libertad, donde la tolerancia sea un valor fundamental para llegar a la meta deseada, que es lograr la paz. Quizás este 68 aniversario constituya una buena oportunidad, partiendo humildemente de la premisa de que todos poseen parte de la razón, y si esta llegara al corazón de los euskaldunes no me caben dudas de que la paz se convertirá en una utopía realizable.
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