Joseba Etxarri. Hace algo más de 11 años que Gemma reside en Valencia, adonde llegó tras graduarse en Psicología en la Universidad de Salamanca y especializarse con másteres en Terapia de Conducta y Psicología del Deporte. Después de una experiencia de tres años en un Centro de Terapia de Conducta en Extremadura, esta psicóloga vasca de 44 años se asentó en la ciudad del Turia, donde ha desarrollado su vida profesional, en la que a los campos anteriores suma una importante labor en el campo de la asertividad y los comportamientos lingüísticos en sociedades bilingües. Autora de una decena de libros individuales y colectivos, Gemma quiso transmitir a sus dos hijas el euskera y en virtud de ese compromiso se convirtió en profesora de euskera de la euskal etxea Euskaltzaleok, a través de la cual un entusiasta grupo de vascos valencianos da testimonio, mantiene y difunde su doble identidad vasca y catalana/valenciana.
-He entrado en internet, donde se subraya tu vertiente profesional como psicóloga en aspectos como la psicología deportiva, en concreto con pelotaris valencianos...
No sé hasta qué punto se conoce fuera de Valencia, pero la pelota valenciana es una modalidad particular de pelota muy popular y extendida aquí. Es muy diferente a la pelota vasca, pero en ocasiones pelotaris de ambos lugares han solido competir o jugar partidos más bien de hermandad o exhibición. La psicología deportiva es parte de mi actividad. Hasta hace tres años contábamos en la Universidad con un gabinete interdisciplinar en el que trabajábamos conjuntamente un médico, un fisioterapeuta, un preparador y un psicólogo, pero los recortes se lo llevaron por delante, aunque yo en mi consulta sigo atendiendo a deportistas, ahora mismo por ejemplo un taekwondista, un atleta y varios pelotaris.
-También hay diferentes referencias a los talleres TELP que impartes y al concepto de estrés lingüistico. ¿Qué es el estrés lingüístico?
Es algo que sufrimos en común los hablantes de euskera, de kurdo, de catalán o de cualquier otra lengua minorizada. Cuando alguien habla dos lenguas, una fuerte y protegida y otra minorizada, puede sentirse en la obligación de vivir pidiendo permiso para hablarla o sentir que no tiene derecho a hablar su lengua y el estrés surge porque se ve obligado a optar por una de ellas, frecuentemente la lengua fuerte. Eso suele ir ligado a otro concepto, el de la sumisión lingüística, que nos hace optar por no hablar nuestra lengua, a pesar de tener todo el derecho a hacerlo, y optar por la del otro. Ocurre incluso en las zonas de mayor índice de hablantes de las lenguas minorizadas, no pensemos que solo en Bilbao o en zonas con un alto porcentaje de monolingües. Y es algo que, obviamente, no les sucede a los monolingües, pero que afecta gravemente a la población bilingüe, en su perjuicio,
-Lo mencionabas en el libro 'Salir del armario lingüístico', que escribiste junto a Ferran Suay.
Es un libro que se publicó en 2010 en Barcelona y va ya por su tercera edición en catalán, con un eco y un éxito de crítica muy notable. En él analizamos desde la psicología el testimonio y el comportamiento de seis catalanes que cuentan su experiencia como catalanohablantes. La versión en euskera está ya lista y creo que en breve podremos anunciar su publicación.
-Eres una euskaldun que no siempre lo fue. Aprendiste euskera por decisión propia.
Nací en Bilbao en una familia que vivía de espaldas al euskera y estudié en el modelo A y a los 17 años decidí matricularme en AEK para aprenderlo. Hasta los 20 años hice varios cursos y un barnetegi y adquirí un nivel aceptable. Luego marché a estudiar a Salamanca y lo tuve aparcado hasta que, ya en Valencia, me propuse a mí misma recuperarlo y transmitírselo a mis dos hijas. La maternidad y mi cariño por el euskera me condujeron a involucrarme aquí en la euskal etxea Euskaltzaleok, y a comprometerme con las clases de euskera, que hoy día imparto.
-Korrika 19 llegará la proxima semana a Valencia, de la mano de las euskal etxeas Euskaltzaleok y Laurak Bat.
Será nuestra tercera edición de Korrika, el sábado de la semana que viene. Nos acompañarán a partir de las doce dantzaris y trikilaris de Euskal Herria, junto a dolçainers y tabalers valencianos, lo que en Euskadi serían txistularis o dulzaineros y danbolinderos. Ellos caldearán las calles del barrio Velluters, en el que se halla la sede de euskal etxea, Racó de la Corbella; y a la una será la Korrika. Esperamos una participación de entre cien y doscientas personas. Posteriormente habrá una comida popular a base de marmitako, con sidra traída de allá, una presentación sobre la Korrika, música, cantos y un concierto del cantautor vasco Josu Bergara y los valencianos Pau Alabajos y Ali Farnat. También tendremos la participación de una típica muixeranga (torre humana).
-¿Por qué Korrika en Valencia?
Porque somos vascos. Creo que muchos vascos en el mundo, y entre ellos quienes nos agrupamos en euskal etxeas como la nuestra, podemos y queremos sumar nuestro esfuerzo al de quienes participan, corren, organizan y hacen posible la Korrika y la normalización del euskera en Euskadi. Queremos contribuir a ello allí desde donde estamos. Por eso hemos comprado petos y los beneficios de lo que recaudemos se enviarán a Euskal Herria. Pero también queremos mostrar a nuestros convecinos cómo somos, cómo es nuestra lengua, nuestra cultura y cómo nos une y nos reúne. Celebraremos una fiesta a la que invitaremos a otras gentes y amigos y se mezclarán modos y culturas y contribuiremos al resultado desde lo nuestro, desde lo que somos y sentimos.