G. Inclán ofrece ayuda a Colombia para evitar el colapso de su Sanidad. El consejero (ministro) de Sanidad del Gobierno Vasco firma en Bogotá un protocolo de colaboración (en El Diario Vasco)

Luis Caldevilla/Bogotá. Más de 30.000 asesinatos al año, 3.000 secuestros, sicarios adolescentes que matan por 200 dólares, guerrilleros y paramilitares en una guerra civil no declarada contra el Estado, con el narcotráfico de por medio, y un 60% de la población viviendo por debajo del umbral de pobreza y fuera del sistema sanitario. Son datos estadísticos de Colombia. Pero el país suramericano es también un crisol de contrastes que lucha por dar la vuelta a la situación y establecer un estado de bienestar donde el respeto a la vida incluya también «el derecho a estar sano». En este contexto, el consejero vasco de Sanidad, Gabriel Inclán, firmó ayer un protocolo de colaboración con el Ayuntamiento de Bogotá para favorecer la consolidación de un sistema de salud pública universal que gestione mejor los recursos.

Inclán protagoniza en Colombia una apretada agenda de trabajo no exenta de anécdotas. La expedición vasca contempló nada más llegar al aeropuerto de Bogotá a todo un ejército de policías custodiando las instalaciones. «Cualquier parte de Europa es un paraíso al lado de esto», aseguró un miembro del servicio de seguridad, quien añadió que «aquí se ha llegado a robar hasta la antena magnética de un coche oficial blindado que estaba rodeado de vehículos de escolta...». Con todo, el secretario de salud de Bogotá subrayó que, en comparación con el resto del país, su municipio supone un «oasis de paz que aún mantiene condiciones de convivencia».

Lo cierto es que el país, con uno de los mayores índices de delincuencia del mundo, dice estar decidido a protagonizar una revolución. Con más de 40 millones de habitantes, de los que ocho se concentran en Bogotá, intentó aplicar hace diez años el sistema de salud chileno. Colombia aprobó entonces la llamada «Ley 100», que incluye un centenar de prestaciones sanitarias a dispensar por el sistema público de salud. El problema radica en que la teoría se ha quedado en listas de espera interminables que han colocado a las clases más desfavorecidas prácticamente fuera del sistema, mientras que las rentas más altas cuentan con seguros privados. Basta un ejemplo: mientras la mortalidad infantil en Euskadi es de 3,4 por 1000 habitantes, en Colombia es diez veces más.

El protocolo de colaboración entre el Gobierno Vasco y Bogotá tiene su origen en la visita que el ayuntamiento de esta última hizo en su día a Euskadi para conocer Osakidetza. Inclán ofreció ayer al alcalde en funciones de Bogotá, Enrique Borda Villegas, «formación e información» para, entre otras cosas, descongestionar las camas de los hospitales. Se trata de «mejorar la calidad de vida de las personas y de ser capaces de hacer más con el mismo dinero». El protocolo incide en la cirugía mayor ambulatoria, los hospitales de día de atención médica, los de atención quirúrgica, y en las unidades de corta estancia.

El consejero de Sanidad no pudo reunirse con el alcalde de Bogotá, el socialista Lucho Garzón, a quien algunos analistas dan como futuro presidente de Colombia, por encontrarse éste en Barcelona para recibir un premio de la Unesco por su lucha contra la violencia. Inclán sí fue recibido por el ministro de Interior y Justicia, así como por una delegación de senadores de origen vasco.

(publicado el 10-09-2004 en El Diario Vasco)

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G. Inclán ofrece ayuda a Colombia para evitar el colapso de su Sanidad. El consejero (ministro) de Sanidad del Gobierno Vasco firma en Bogotá un protocolo de colaboración (en El Diario Vasco)

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