Joseba Etxarri / Donostia-San Sebastián. Anna Mari Aguirre ha fallecido en Nueva York. Era un claro ejemplo de vasco/a de la Diáspora, que sin haber nacido geográficamente en Euskal Herria caminó siempre por la vida haciendo honor a la vasquidad que heredó en casa de sus padres, nacidos americanos como ella, y de sus abuelos, emigrados a Nueva York; un sentimiento que acompañó en todo momento de una notable capacidad de trabajo y una remarcable, desinteresada y entusiasta adhesión a diferentes proyectos para dar a conocer en su entorno estadounidense los aportes y la realidad de los vascos como una más de las colectividades que conformaron EEUU y la propia ciudad de Nueva York.
Anna Mari Aguirre nació en Brooklyn, hija de Andoni e Irene (Renteria) Aguirre. Era y se sentía brooklynense, de los pies a la cabeza, y junto a ello, vivió, mamó y compartió su vasquidad en esas mismas calles de Brooklyn y Manhattan, en su propia casa, como antes había hecho su madre, Irene, también brooklynense, hija de Melchor Renteria y de María Bidasolo, emigrantes llegados de Bizkaia. El Centro Vasco de Nueva York sería su segunda casa y la comunidad vasca de la ciudad su gran familia. La madre de Anna Mari, Irene Rentería, fue con tan sólo 18 años secretaria personal del Lehendakari Agirre cuando este llegó a la ciudad, y su nexo con el mundo estadounidense al trabajar durante ocho años para la Delegación del Gobierno Vasco en Nueva York. En la Delegación conoció Irene la Navidad de 1945 a Andoni Aguirre, euskaldun como ella, nacido americano en Filipinas, recién licenciado tras finalizar la guerra y condecorado en la misma, con quien se casaría en 1949, formando familia en Brooklyn
Jose Antonio Agirre dejó su huella en los Aguirre y bastaba escuchar a Irene o a Andoni y su convicción al hablar sobre el primer Lehendakari para comprobar que su liderazgo, su pensamiento avanzado para la época y su figura y postura ética marcaron un camino a la familia. Por tres generaciones, los Aguirre serían uno de los miembros perennes y más activos de Eusko Etxea de Nueva York (EENY) --este nombre sustituyó en 1980 al anterior de Central/Centro Vasco Americano-- prestando en cada momento toda la colaboración y apoyo que estaba en sus manos.
Los Aguirre y Cengotitabengoa en una cena vasca en 1982. Anna Mari es la primera por la derecha (foto EE)
No es fácil mantener una asociación en una ciudad tan grande como Nueva York, y cuando con el tiempo la membresía de Euzko Etxea comenzó a dispersarse y su actividad a descender, los Aguirre siguieron ahí, desarrollando tanto labores y cargos internos como de representación exterior de la entidad al incorporarse en 1993 EENY a NABO, la federación norteamericana de centros vascos, que hasta entonces integraba solo a euskal etxeas del Oeste del país. Desde Nueva York, llegaban a las reuniones, en representación de EENY y/o de la extinta SBSA --Society of Basques Studies in America (1979-2011)-- Andoni, Irene y/o Anna Mari Aguirre, junto a José Ramón Cengotitabengoa (de Chicago) y Emilia (Sarriugarte) Doyaga (prima de Irene, sus madres hermanas). El binomio madre-hija Irene-Anna Mari en particular realizó desde Nueva York un trabajo invaluable al lado de Emilia Doyaga en la SBSA; y cuando Irene falleció en 1999 --Andoni había fallecido en 1997-- Anna Mari se convirtió aún más en un pilar imprescindible de la SBSA, asumiendo entre otras toda la labor de oficina y comunicación de la entonces activa institución.
Desde la SBSA Cengotitabengoa, Doyaga y los tres Aguirre impulsaron importantes proyectos, partiendo desde cero, y poniendo en juego toda su visión, capacidades, tiempo y aun su dinero. Junto con el anual "Basque Hall of Fame" (iniciado en Milford, Connecticcut en 1981, realizado el último en Buenos Aires en 2011), recordamos que en 1984 organizaron y patrocinaron actuaciones o exposiciones de músicos y artistas vascos en Estados Unidos (el tenor Valentín Aguirre, el pianista Josu Gallastegui, los artistas Basterretxea, Mendiburu, Larrea), inauguraron en Reno el Monumento al Pastor Vasco en América (1989), llevaron a cabo el proyecto Trainera 'Ameriketatik' (1998) e impulsaron con todas sus fuerzas la creación de un Basque International Cultural Center en Nueva York (2002).
Emilia Doyaga, Anna Mari Aguirre, Irene Aguirre y Andoni Aguirre en una imagen de 1992 (foto JE)
Este último fue sin lugar a dudas el proyecto más ambicioso de cuantos impulsaron y aunque no lograron su objetivo, nunca se arrepintieron de haberlo intentado. La creación del Basque International Cultural Center (BICC), era desde luego un proyecto ambicioso y estratégico para garantizar una presencia vasca de primer nivel en Nueva York, la capital del mundo, sede de la ONU y notable escaparate internacional. El proyecto, de gran coste económico, consistía --se entablaron negociaciones en la ciudad-- en hacerse con un edificio en Manhattan y dedicarlo a referencia vasca en la ciudad. Albergaría entidades hoy presentes y con sedes desperdigadas en NY como la propia Euzko Etxea y la Delegación de Euskadi en EEUU, contaría con un salón con contínua programación cultural vasca, espacios para empresas vascas interesadas en promocionarse en EEUU y en su seno abriría asimismo sus puertas un restaurante vasco de primer rango. En su conjunto, se trataba de crear en NY una referencia y centro global de difusión de la cultura y la realidad vasca económica, turística... La SBSA movilizó una vez más todos sus resortes en la comunidad vasca estadounidense y realizaron campaña tanto en EEUU como en Euskal Herria. Pero en la propia Euzko Etxea hubo voces reticentes ante el proyecto y el Gobierno Vasco se mostró tibio ante la propuesta y una vez ocurrido el atentado de las Torres Gemelas la situación en la ciudad había cambiado y el proyecto no prosperó.
Anna Mari se mantuvo toda su vida discretamente pero en la primera linea efectiva del voluntariado cultural. Vasca y vasquista consciente, puso sus habilidades profesionales --era directiva en Nueva York del Deutsche Bank e impartió cursos de banca en la Universidad de Nueva York (NYU)-- al servicio de los diferentes proyectos y entidades en que participó. En Euzko Etxea fue además alumna de euskera, dantzari y a fines del siglo XX coordinaba aún al grupo de baile Itzelak. Era una persona muy animada, trabajadora, generosa, comprometida. Ha dejado un reguero de amigos por cada lugar en que se ha movido.
La neoyorquina Michele Fernandez Etxebarria, hoy residente en Euskadi, bailó siendo adolescente con Itzelak bajo la batuta de Anna Mari Aguirre y la recuerda como una persona "que dedicó la mayor parte de su vida a la comunidad vasca de Nueva York". Michele escribía esta semana en las redes sociales: "Anna Mari, te echaremos mucho de menos, bailaré un aurresku en tu honor. Representaste con honor a los vascos y a nuestra cultura y la noticia de tu muerte me ha golpeado, formas parte de mis memorables años en Euzko Etxea. Un fuerte abrazo y que disfrutes bailando entre las nubes".
Miembro veterano del centro vasco, Enrique Arana es vicepresidente e integra hoy día la Directiva de Euzko Etxea y, conmovido por al fallecimiento de Anna Mari, con la que trabajó codo a codo durante muchos años, la describe como una "persona ejemplar para quienes la conocimos y tratamos en el seno de Euzko Etxea y de la comunidad vasca de Nueva York y la Diáspora". "Echaremos de menos su elocuencia, su franqueza, su humor, su inteligencia, ingenio y su manera de hablar entusiasta y racional". "La admiraba", concluye.
Anna Mari Aguirre, leyendo en Euzko Etxea el manifiesto de Aberri Eguna en 2012, junto a Aitzol Azurtza (foto JE)
Anna Mari formaba parte de la tercera generación de su familia en Nueva York y conoció y vivió en primera persona en su casa y en su entorno a lo largo de sus 69 años la historia vasca de la ciudad. Desde esa atalaya privilegiada y siendo asimismo copartícipe y coprotagonista de lo acontecido, colaboró de una manera profundamente proactiva y encomiable en la recolección de documentación, búsqueda de información, testimonios y cualquier material relevante para la elaboración de diferentes libros y trabajos sobre el Nueva York vasco. Entre ellos destacan, en la colección Urazandi del Gobierno Vasco, The Basques of New York: A Cosmopolitan experience, de Gloria Totoricagüena "con la colaboración de Emilia Sarriugarte Doyaga y Anna M. Renteria Aguirre", y Newyorktarrak, Origen de la Comunidad Vasca de Nueva York, 1880-1955, "por Anna Mari Aguirre y Koldo San Sebastián". Este último se publicó con la siguiente dedicatoria: "A mis padres, Irene Rentería y Andoni Aguirre, porque fueron ellos quienes fomentaron en mí el amor por mi cultura".
Anna Mari ha estado enferma estos últimos años. Le diagnosticaron cáncer y pasó temporadas malas y otras en las que pensó que se habia restablecido. Aprovechó para saldar cuentas con algunos viajes que siempre quiso hacer y nunca dejó de hacer planes y de llevar, retirada ya del banco, una vida activa. Antes del coronavirus tenía planes de viajar a Euskal Herria con su sobrino Ryan y así nos lo comentó por email, quería enseñarle el país, la cultura y las gentes a las que tanto tiempo y cariño dedicó. Pero no pudo ser. Hablamos por última vez en febrero, con motivo del fallecimiento de su visionaria compañera de fatigas vascas Emilia Doyaga.
También quien escribe estas líneas sentirá la ausencia de Anna Mari. Hace seis años y medio, cuando Euzko Etxea de Nueva York celebró su centenario (1913-2013), se emocionó con William Douglass y ella sentados en la misma mesa, al tener oportunidad de dar una breve charla en el programa del simposio y proyectar entre otras la fotografía que aparece arriba, que muestra a Emilia Doyaga, la propia Anna Mari, Irene y Andoni; la tomé hace veintiocho años, en 1992, en una de las ocasiones en que nos reunimos a cenar, creo que en Brooklyn. Hoy faltan los cuatro. Primero falleció Andoni, luego Irene. Anna Mari, fallecióel viernes pasado, y Emilia dos meses y medio antes, en febrero.
Gracias, Anna Mari. Fiel a lo que aprendiste de tus padres y abuelos cumpliste con creces tu parte, siempre incansable, motivada, alegre y comprometida, incluso más allá de lo exigible. No te faltó a quién seguir. Has sido una memorable representante de esa Diáspora en la que naciste, de esa Euskal Herria que late con fuerza en las muchas y muchos hijos e hijas de Aitor repartidos por todo el mundo. Ojalá que nuevas generaciones te tomen el relevo.
Eskerrik asko eta besarkada handi bat. GB
-Ver aquí el obituario de Anna Mari Renteria Aguirre