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EuskalKultura.com. Era su deseo que esparcieran sus cenizas al viento del océano, ese mar que le acompañó tanto en su Errenteria natal como en la Necochea que hizo suya, en esta Argentina a la que llegó en 1937 con apenas 21 años y en la que estableció su hogar, argentino, desde luego; argentino y euskaldun, porque Hipólito no podía negar lo que era, un euskaldun amante de su tierra y su cultura, cariño y hondos sentimientos que --katea ez da eten-- supo transmitir a su hija Julitxu y a sus cuatro nietos, hasta llegar a sus dos bisnietos, Iker y Nicolás, nacidos estos últimos y residentes junto a su madre, Julitxu hija, en la Errenteria de donde partió todo.

Hipólito Zubillaga fue una persona íntegra, culta, sensible, alegre y trabajadora. Entendía la vida como pocos y proporcionaba por sí mismo un halo de luz que tocaba a quienes le rodeaban. Su contribución en Necochea y Argentina, lejos de limitarse a lo vasco, llegaba a la sociedad en general, que enriqueció y se hizo mejor con su aporte. Comerciante primero y más tarde asesor contable, aparte del ogibide o trabajo con el que mantuvo a su familia, la palabra música surge con fuerza a la hora de mentar su nombre. Hipólito era un músico con eme mayúscula y su relación con el arte musical, particularmente el mundo coral, fue una constante en su vida, en realidad una demostración de su amor por la vida, puesto que entendía la música y la actividad coral como fuente de expresión y crecimiento personal y calor humano.

Fundador de coros, profesor de música, txistulari...

Fundador y director de coros, profesor de música e intérprete de instrumentos desde el violín al txistu, Zubillaga explicaba en 1993 en entrevista con el boletín necochense Ecos Diarios que "aparte de lo artístico, un coro tiene una razón [de ser] más importante, que es la razón humana. En este sentido es muy importante, porque crea amistades, forma grupos que prácticamente se constituyen en una familia. Quien haya integrado un coro difícilmente olvida esa etapa, porque se pasan momentos muy gratos, si bien se requiere esfuerzo y sacrificio', para concluir que 'la música es un complemento del espíritu de uno".

Copiamos y editamos del mencionado artículo del periodista Hugo Moller en Ecos Diarios que Hipólito Zubillaga Iturralde llegó a la Argentina en 1937 con dos hermanos, hoy ya fallecidos. Su debut musical en el país se produjo en un funeral: Ejecutó el violín en la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen y le pagaron 10 pesos de entonces, con los que se compró un saco, un pantalón y un par de alpargatas. Recién había llegado del País Vasco, habiendo sido miembro de la Orquesta Filarmónica de San Sebastián como violinista, y adquirido conocimientos de contabilidad y francés.

Nacido en Errenteria en 1916, pasó a Necochea en 1937

Nacido en Errenteria, provincia de Gipuzkoa, continúa Ecos Diarios, Hipólito Zubillaga mantiene "ese espíritu festivo de los vascos y una vitalidad que parece desmentir su edad". Llegó a Necochea en 1937, impulsado por su tío Gregorio, que era uno de los propietarios del Hotel España. Tenía 21 años y viajó junto a Diego y Francisco, sus dos hermanos mayores. "No había mucho que pensar: o íbamos al frente de guerra o veníamos acá", manifestaba. Hijo de un comerciante de ramos generales, con el respaldo de su tío y en sociedad con su hermano Francisco, instaló una frutería, que fue su medio de vida durante diez años. Después se dedicaría al asesoramiento contable e impositivo.

Junto con Irene Basabe, que tenía el Instituto Musical 'Fontova', en 1943 creó un coro, que hizo su debut en el Palacio Comunal el 27 de marzo de ese año. Lo dirigió desde entonces hasta 1950. De esa etapa, Zubillaga recordaba particularmente una presentación en Bahía Blanca: "Corría el año 1946 y se fletó un tren especial con 320 personas, entre el coro, cuerpos de baile, grupos de teatro y acompañantes; hoy parece una utopía". También un concierto en Mar del Plata, adonde "partieron seis ómnibus completos". En ambos casos se trató de fiestas de la Comunidad Vasca.

Socio fundador de Euzko Etxea de Necochea

Socio fundador del Centro Vasco Euzko Etxea de Necochea, ocupó diversos cargos en su Comisión Directiva. Como director del coro de la entidad tiene dos etapas. La primera, entre 1951 y 1960. La segunda, desde 1981 hasta hace prácticamente cinco años. Entre 1961 y 1965 tuvo a su cargo la Agrupación Coral Necochea. Posteriormente asumió la dirección del coro de adultos 'Buenos Amigos' de Tres Arroyos y el de niños, 'Buenos Amiguitos'. Lo hizo hasta 1983, los dos últimos años dirigiéndolos al mismo tiempo que los del Centro Vasco de Necochea. Por consejo de su médico, decidió disminuir su actividad y optó por permanecer en Necochea. "Viajábamos a Tres Arroyos todos los viernes con mi señora en el auto, ella siempre me acompañó", señalaba.

Durante ese periodo Hipólito Zubillaga compartió escenario con Ariel Ramírez, Domingo Cura, Jaime Torres y Los Fronterizos, junto a quienes ofreció la Misa Criolla en 1970, al realizarse en Tres Arroyos la primera Fiesta Provincial del Trigo. "Hicimos un ensayo al mediodía y en la mitad del mismo Ariel Ramírez dijo que no hacía falta seguir, que ya estaba satisfecho. Pero yo le dije: no, nosotros queremos ensayar para conformidad nuestra. Y le hice ensayar toda la obra completa", rememoraba sonriendo al periodista, "sin dejar de hacer alusión a su sangre vasca", escribe éste.

Dirigió numerosos coros vascos y no

Otra actuación memorable con el coro tresarroyense que recoge el artículo se refiere a la ofrecida un 17 de Octubre, en tiempos en que Juan Domingo Perón gobernaba el país. "No sé si a raíz de un sabotaje, estando en plena función quedamos a oscuras. Yo les dije a los integrantes del coro: síganme, y como el público a mí no me escuchaba, los iba dirigiendo con palabras. Terminamos a oscuras y el público nos ovacionó más que nunca'", refería al rotativo.

Zubillaga trabajó con coros de la Escuela Danesa y del Instituto Humboldt, además de dirigir el ochote necochense Endurra y haber dirigido en una ocasión, en Buenos Aires, el prestigioso coro porteño Lagun Onak, invitado por el padre Luis de Mallea. Fue en la Iglesia de la Inmaculada, a la que asistía como espectador junto a su esposa y su hija. "Prepárate, vas a dirigir tú, me dijo, me dio la partitura y se dirigió hacia el órgano", recordaba. "Salió todo bien, era un coro muy afiatado, pero me sorprendió ese ofrecimiento cuando la función estaba por comenzar", decía Zubillaga.

Acompañado hasta el final por su mujer, Julia

Casado con Julia Dolores de la Vega, su amiga, mujer y compañera hasta el final, el matrimonio tuvo una única hija, Julitxu, quien a su vez tuvo cuatro hijos, que a su vez le proporcionaron dos bisnietos, estos últimos en su villa natal de Errenteria, donde reside su nieta Julitxu, quien heredó de su aitona su gusto por la música y por la actividad coral, como coreuta y miembro, entre otras, de la prestigiosa formación coral femenina vasca Kanta Cantemus Koroa, que dirige el no menos prestigioso maestro hondarribitarra Javier Busto.

Hasta hace apenas dos años Hipólito Zubillaga continuó al cargo de las clases de txistu en Euzko Etxea de Necochea. La siguiente anécdota corresponde al último día de San Ignacio, el pasado mes de julio, contada a EuskalKultura.com por su nieta Julitxu: Este año, el dia San Ignacio, como cada año, muchos del Euzko Etxea salieron de madrugada en el 'Alegre despertar', de casa en casa, despertando a muchos con bombas, trikis, bocinazos... Cuando llegaron a casa del aitona --vive en un 2º piso-- él los estaba esperando en la ventana, sentado en su silla de ruedas. Desde ahí, con su txistu, les tocó un fandango, apenas se oía porque el aire que podía darle era muy poquito. Dicen que fue el fandango más silencioso y emocionante. Que en medio de la calle 66, gente de todas edades bailaba, algunos muy emocionados y sólo se oían los chasquidos de los dedos, apenas el txistu y algún que otro '¡Aupa Hipólito!'

Funeral esta noche en Errenteria

Hipólito había cumplido los 91 el pasado 19 de enero y a pesar del deterioro físico conservó la lucidez mental hasta el final. Sintiendo inmediata la llegada de la muerte, tuvo tiempo de despedirse de su mujer. En su villa natal de Errenteria, la función religiosa en memoria de su alma será esta tarde, a las siete y media en la Parroquia del Santísimo Redentor, oficiada por aita Felipe, viejo amigo de la familia en Argentina, que en la actualidad reside precisamente en la villa. Goian bego Hipolito Zubillaga Iturralde.

ENLACES RELACIONADOS

Página web del Centro Vasco de Necochea
www.euzkoetxea.com.ar

Semana Vasca 2005 en Necochea e Hipólito Zubillaga
Publicado en EuskalKultura.com el 9 de noviembre de 2007

Renovada la Comisión Directiva del CV, con Hipólito Zubillaga jurado
Publicado en EuskalKultura.com el 5 de agosto de 2006