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El pasado sábado, 19 de septiembre, medio centenar de Gurtubays, incluyendo varios de Argentina, Venezuela, Chile e Inglaterra, se dieron cita en Atxondo, Bizkaia, localidad de donde es originario el apellido. Fue la primera vez en la que los miembros de esta amplia saga pudieron verse en persona y ponerse cara, después de años manteniendo contacto por internet, y se vivieron momentos inolvidables, según cuenta a EuskalKultura.com uno de los promotores, el vasco argentino Germán Blas Gurtubay.

Bilbo, Bizkaia. En su Bahía Blanca natal, el vasco argentino Germán Blas Gurtubay aprendió euskera en la euskal etxea y, desde más de 10.000 kilómetros de distancia, imaginó el país de sus antepasados. En los últimos años, gracias a internet contactó con otros Gurtubay y, poco a poco, fueron creando una familia online.

El pasado sábado medio centenar de estos Gurtubays pudieron conocerse en persona, y además conocer los caseríos de los que nació su apellido, durante la primera reunión familiar, que tuvo lugar en Atxondo. La bilbaína Ana Gurtubay y el argentino Germán fueron dos de los principales impulsores del encuentro, que superó todas sus expectativas.

Una duquesa en la familia

"¡Fue un exito total!", cuenta Germán. "En Atxondo nos recibió el alcalde y nos prestó un salon del ayuntamiento, donde Mayte Sanchez de Gurtubay realizó una presentación sobre el árbol genealógico de la familia". La primera Gurtubay de quien se tiene constancia es Catalina de Gurtubay, vecina de Axpe, Bizkaia, allá por el año 1500. Desde allí, la familia pasó mucho después a Bilbao, donde uno de ellos, Simón Gurtubay, se hizo rico con la importación de bacalao de Noruega. Una de sus biznietas sería más rica aún: la duquesa de Alba, Cayetana Fitz-James Stuart y de Silva Falcó y Gurtubay.

La visita de los Gurtubay a Atxondo incluyó un recorrido por los alrededores, visitando los dos caseríos que dieron origen a este apellido: Gurtubaybeaskoa y Gurtubayganekoa. Los familiares se fotografiaron junto a ellos, bajo el agradable sol de septiembre.

A los pies del Anboto

La jornada concluyó con una comida familiar en la que los asistentes pudieron charlar, conocerse e intercambiar anécdotas y datos familiares. "Para cuando llegamos al restaurante, a mi me dio la sensación de que ya éramos como de toda la vida y, claro, ¡cómo no iba a ser, si somos desde el 1500!", bromea Germán.

"Fue un gran almuerzo familiar compartiendo sobre nuestras vidas, gustos, aficiones... en fin, conociéndonos, todo dentro del marco increíblemente bello que impone estar a los pies del Anboto. Durante años asistí a la euskal etxea de mi ciudad, he estudiado algo de euskera y cultura vasca, he visto cientos de fotos y no le hacen justicia, es una tierra hermosa", concluye.

Animados por la experiencia, los Gurtubay preparan ya su nueva reunión para 2017 y, mientras, reciben con los brazos abiertos a nuevos miembros que se acercan a su grupo de Facebook, gracias al interés generado por este encuentro.