diáspora y cultura vasca
21/02/2012
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Buenos Aires, Argentina. Calificada de muy exitosa por todos los concurrentes concluyó el pasado viernes la Universidad Vasca de Verano. Un éxito las clases, el desempeño de los profesores y la dedicación de los alumnos. Pero nadie mejor que los protagonistas del curso para contar cómo fue la experiencia. EuskalKultura.com charló con varios de los participantes, que comentaron al boletín las vivencias y opiniones que reflejamos en las siguientes líneas:
-Delia Arrizabalaga: “Estaba buscando en Internet dónde podía estudiar euskera y de pronto me tropecé con la Universidad Vasca. Estoy muy satisfecha, superó con creces mis expectativas por los temas tratados, por la profundidad con que se abordaron y la seriedad de los profesores. Me sentí muy cómoda y lo más importante, aprendí mucho. En mi caso, yo no presenté trabajo creo que por un exceso de responsabilidad. Sentí que no iba a poder desarrollar el tema de manera conveniente en tan poco tiempo. Fue una cuestión de respeto, ¡no de evadir la tarea!”, explica Delia con una sonrisa, y continúa: “El año que viene volveré ya que quiero trabajar con el tema que me he propuesto: Chillida, su obra y su pensamiento”. El padre de Delia dejó su Iruña-Pamplona natal a los 11 años para radicarse en Argentina.
-Emma Di Girolamo Fagalde De Barbero: “Ésta es mi cuarta edición de la Universidad Vasca de Verano; de alguna manera me siento una de las fundadoras. Y sigo viniendo, y siempre sacando algo de cada exposición. Puede resultar curioso, pero llegué a los cursos por una inquietud de mi marido, que es piamontés. Vio la invitación en la Fundación Juan de Garay y me trajo todo para inscribirme. Vine y me enganché tanto que decidí seguir participando, incluso en las actividades que se hacen durante el año.
Todos los años he hecho monografías distintas. Este año me dediqué al deporte, concretamente a la paleta argentina y desde la experiencia familiar ya que todos en mi familia la practican. Por eso desarrollo qué es la pelota paleta en su modalidad de acá y trato además de transmitir lo que yo viví en relación a este deporte, porque creo que estos trabajos merecen ese toquecito humano, más personal”. Emma nació en Concordia, Entre Ríos, vive en Buenos Aires y está casada con un piamontés que juega pelota paleta; sus abuelos, en cambio, eran de Iparralde, el abuelo de Bidarrai, y su abuela de Biarritz.
-Silvia Latasa: “A través de Facebook en noviembre me llegó la convocatoria de la UVV. El programa de temas me tocó el alma, me pareció muy interesante así que sin dudarlo me inscribí, sin imaginarme todo el panorama que me abriría. Para hacer el trabajo elegí el tema de los pintores vascos, ya que yo estudié diseño de interiores y ahora estudio pintura y tengo miles de paisajes, y temas y motivos para pintar. En el escrito hablo sobre los artistas vascos del siglo XIX en relación al nacionalismo, la revolución industrial y la burguesía”. El abuelo y el padre de Silvia nacieron en la villa de Latasa, Navarra. Ella en Buenos Aires. “En estos días pude hacer como contacto con todo lo que hablaba mi padre, con su forma de ser tan dura, y todo lo aprendido acá”.
-Amelia del Carmen Chasco: “Este es el tercer año que vengo a la Universidad y sigo viniendo sobre todo por el grupo que se ha armado. Nos hemos integrado y hacemos otras actividades de la UVV durante el año, por ejemplo, el cursillo de euskera que el año pasado dio el profesor Irisarri. Siempre he presentado los trabajos; yo soy profesora en letras así que en esta ocasión lo relacioné con la literatura. El título es 'Los vascos en dos escritores americanos'. Concretamente me refiero a Roberto Arlt en 'Aguafuertes porteñas' y Ernest Hemingway en 'Fiesta'. Lo que planteo es que si bien son dos géneros muy distintos, en ambos textos se ve una gran admiración por el Pueblo Vasco. En el caso del autor argentino, desarrolla varios temas propios de los vascos; Hemingway en cambio se concentra en los Sanfermines”. Los abuelos de Amelia por parte de padre eran navarros, de Bargota; ella nació en la provincia de Buenos Aires y hoy en día vive en capital. “Cada vez que voy al País Vasco me vuelvo más vasca”.
-Silvia Azpiazu: “Conocí a la UVV en el 'Buenos Aires celebra', donde presenté un stand de joyas vascas. Ahí conocí también la escuela Euskal Echea adonde me invitaron a exponer las joyas que yo hago para la fiesta de fin de año. Cuando me invitaron a participar de la UVV acepté porque hay muchos temas que me interesaría conocer más. Yo pertenezco al centro vasco de Laprida y allí doy un curso de joyería conceptual vasca y repasamos cuestiones de historia, geografía, cultura, arte para poder bajar esos conceptos a joyas. La Universidad brinda un compendio, está todo acá y no hace falta seguir buscando. En ese sentido es muy interesante y altamente recomendable. En el trabajo escrito desarrollo el tema del lauburu, motivo que utilizo para hacer las joyas. Para esto, explico qué significa un símbolo, la historia del lauburu, cómo fue cambiando con el tiempo y qué es lo que se sabe y se entiendo sobre él. En Euskal Herria hay símbolos institucionales y otros folclóricos, que están validados socialmente. El lauburu es uno de ellos”. Silvia es de Laprida y si bien no recuerdo de qué lugar del País Vasco vino aquel primer Azpiazu a la Argentina, no duda en sentir el lauburu como propio.
-Edelma Valencia de Echave: “Yo conocí el proyecto de la UVV en la fiesta 'Buenos Aires celebra'. Y la experiencia de la cursada fue hermosísima. Me llevo un montón de conocimientos que no tenía. Hay que destacar el nivel de los profesores y el lindo grupo que se armó. Es como si nos conociéramos de siempre. Más no se puede pedir. El trabajo escrito que realicé fue sobre senderismo, y la elección tiene un por qué. Mi familia era de Navarra, mi abuelo de Muruarte de Reta y mi abuela de Areso, son pueblos muy chiquitos que no aparecen en el mapa y nos los podía ubicar. Y un primo de Tolosa, que es senderista, se ocupó de ubicar en sus mapas, que son tan buenos, los dos pueblos y luego nos llevó a conocerlos. Yo con el tiempo me fui dando cuenta de la importancia de esta disciplina por el amor que tiene el vasco con su tierra”. Edelma pertenece al centro vasco Gure Txokoa de Suipacha y se trasladó a Buenos Aires para participar de la UVV 2012.
-Guillermo Villate: “Yo soy alumno de euskera de la euskal etxea de La Plata, y vía centro vasco me llegó un mail sobre la Universidad. La experiencia ha sido muy buena, muy motivadora. Me dio un vistazo general y herramientas para poder ordenar distintos conocimientos que yo tenía, que había adquirido por mi cuenta. El trabajo escrito que hice tiene que ver con esta cosa mítica de que el euskera se pierde en la noche de los tiempos. Entonces, en el trabajo planteo las corrientes que vinculan al euskera con las lenguas antiguas”. Guillermo descubrió en un viaje a Euskal Herria que su abuelo era oriundo de un pueblo pequeño de Castilla la Vieja, llamado Gobantes, que está a 5 kilómetros del límite con Álava y a 3 de otro pueblo de nombre Villate, igual que su apellido. “Estando ambos tan cerca del límite actual del País Vasco, me imagino que mis antepasados serían vascos que se habían ubicado en esta región. En Internet encontré un trabajo sobre apellidos ibero-euskéricos, y el apellido aparecía allí”.
-Marité Echegoyen: “Una amiga me pasó por mail el dato de la Universidad y una vez que me acerqué nunca más me pude alejar. Durante todo el año hacemos muchas actividades con el objetivo de agrandar este proyecto que es tan bueno. El trabajo lo hice sobre la cocina vasca, pero más que las recetas, me pareció interesante investigar qué comían los vascos en las distintas épocas, remontándome a la época de los romanos, por ejemplo, en la que se comía una salsa de pescado llama garo. Otra cosa que me llamó la atención fue la cantidad de especias que usaban, para tapar un poco el olor a podrido de la comida”. Los abuelos de Marité por parte de madre eran navarros de Estella; por parte del padre son de Echegoyen y Azparren. “Si tuviera que decir cuál es mi lugar en el mundo diría que es Estella”.
-Jorge Otaño Piñero: “Antes que nada destacar que la UVV es un éxito en su objetivo de recordar la importancia de los vascos. En este, mi cuarto año en la Universidad, el tema que traté fue sobre el mar y los piratas vascos. Para los americanos el mar significa la conquista pero antes de eso, yo quiero afirmar que los vascos descubrieron América, y que llegaron por ejemplo, a Terranova. Estos viajes resultaron un aporte al posterior viaje de Cristóbal Colón”. Jorge Otaño, quien también se desempeña como docente de la UVV es bisnieto de Fernando Otaño, un gipuzkoano que llegó al Río de la Plata en el año 1846.
-Roberto Carrera: “Yo me enteré de la Universidad porque soy socio de la Fundación Juan de Garay. Estoy muy conforme ya que los profesores se esforzaron al máximo y los alumnos también cumplieron muy bien, sin faltar a las clases y creando un gran ambiente de camaradería. Pude profundizar mis conocimientos del País Vasco. Para el trabajo final escribí un cuento sobre las brujas. Cuando era pequeño mi madre me asustaba con las brujas para que tomara la sopa. La madre es una ser muy importante. Uno recuerda a través de los años lo que decía la madre. Cuando estuve en Zugarramurdi donde las brujas fueron quemadas en la hoguera pude percibir una gran tristeza, un gran dolor y un gran silencio. Como digo en el cuento, allí solo me encontré con un gato negro”. El padre de Roberto era de Bilbao y él vive en Buenos Aires. “Para mí fue muy lindo trasmitir lo que viví en aquel pueblo”.
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