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Estebe Salgado, empresario vasco en Washington: "En EEUU lo difícil es empezar, pero productos como la sidra o el txakoli funcionan bien"

08/07/2016

Estebe Salgado Agirreazaldegi dirige su propia empresa de importación y distribución en Washington (foto EuskalKultura.com)
Estebe Salgado Agirreazaldegi dirige su propia empresa de importación y distribución en Washington (foto EuskalKultura.com)

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Estebe Salgado llegó a EEUU con una beca de natación y sacó la carrera de Exactas. Más tarde se sumergió en el mercado laboral y hoy dirige con éxito su propia empresa de venta de txakoli, sidra y vinos de Rioja Alavesa.

Joseba Etxarri. ¿Juventud emprendedora? Qué se lo pregunten al donostiarra Estebe Salgado Agirreazaldegi, que con solo 18 años llegó a Estados Unidos con una beca para desarrollar su carrera como nadador al tiempo que estudiaba en ese mismo centro --en su caso la American University de Washington DC-- la carrera de Matemáticas. En Euskadi había nadado en el Club Easo y aunque dice que no era una gran figura, había ganado competiciones autonómicas llegando en alguna ocasión a una final estatal. Una compañera nadadora le habló de la posibilidad americana, que no dudó en explorar cuando le llegó el momento de iniciar la Universidad. Dicho y hecho: consiguió la beca y se plantó apenas mayor de edad en la capital estadounidense, dispuesto a estudiar una carrera, avanzar en el deporte y experimentar la vida en una nueva lengua y un nuevo entorno.

Tuviste claro que se trataba de una oportunidad.

-Una compañera, Junkal, me informó y de alguna manera me abrió las puertas; sí, lo tuve claro. Me dediqué a la natación esos cuatro años y una vez finalizada la carrera me di cuenta de que era momento de cambiar y de que no me compensaba ese ritmo tan intenso de entrenamientos, levantarme cada día para ir a entrenar a las cinco y media de la mañana, y a cambio no desarrollar otras facetas de mi vida. Mientras duró, tomé parte en algún campeonato universitario importante, como el Torneo de Santa Clara, en California, pero me pareció el momento de dar un nuevo paso en mi vida. Tenía un visado que me permitía introducirme en el mercado laboral a través de unas prácticas y así lo hice. Después hallé trabajo en una empresa que importaba y distribuía en EEUU vinos de todo el mundo y ahí anduve, en la parte logística, dos años y medio, en los que aprendí mucho. Pasé incluso una larga temporada en diversas regiones vitivinícolas, en concreto de España, familiarizándome con todo el proceso y el mundo del vino. En 2008 cerró la empresa y ahí vi mi oportunidad de iniciar algo propio y fundé, inicialmente con otro socio, la empresa que hoy dirijo, Tradewinds Specialty Imports. Hay que trabajar duro, pero nos va muy bien.

¿A qué productos os dedicáis?

-Somos importadores y distribuidores en Washington y la zona circundante de Maryland y Virginia de bebidas alcohólicas como el txakoli, la sidra o el vino de Rioja Alavesa, así como de otras zonas y denominaciones, como Cava, Jerez, Alvariño, Rueda o vinos de Argentina. Nuestra filosofía es trabajar con un buen producto procedente de bodegas familiares que se comprometan y quieran crecer con nosotros. Tenemos a gala ofrecer buen género y poco a poco nos estamos labrando un nombre y un nicho en el mercado. Fuimos pioneros hace ocho años con la sidra, o con el txakoli rosado. Vendemos con mimo productos de una producción limitada. Y lo hacemos a negocios hosteleros, tiendas tipo gourmet, licorerías especializadas o supermercados de productos orgánicos. Nuestros productos ofrecen una buena relación calidad/precio y se dirigen a un sector medio-alto del mercado. Poco a poco nos hemos ido asentando y en estos momentos estamos ya ocho personas en la empresa, de muy diferentes partes del mundo. De hecho, si recibiéramos alguna propuesta, ahora mismo estaríamos abiertos a incorporar a alguna persona de Euskadi que quisiera sumarse al equipo. Se requiere un alto nivel de inglés y conocer bien el mundo de la comunicación y el marketing.

En una faceta más personal, estás asentado aquí. Te casaste y formaste una familia vasco-americana.

-Casandra es de Maryland. La conocí en una boda y ya en la nuestra leyó los votos en euskera. Le gusta Euskadi y tenemos dos hijos, el chico, Aspen Ibai, de tres años; y una chica, Naiah, pronunciado Naia pero escrito con una hache al final, que cumplirá ahora un año.

Creo que hablas en euskera con ellos.

-Aspen, por ejemplo --Naiah es muy pequeña--, sabe muy bien con quién hablar en qué lengua y aunque tiene mayor facilidad en inglés a mí sí me parece que es un legado importante para ellos. En casa tenemos una niñera centroamericana y habla con ella en castellano, conmigo en euskera y con su madre en inglés. Le sale con naturalidad. Más adelante tendrá tiempo de tomar sus propias decisiones, pero de momento creo que para un niño como él constituye un buen punto de partida y una buena base para enfrentarse más tarde desde lo que es, desde sus propias coordenadas, a la vida que elija.

¿Qué es lo que más difícil te ha resultado en relación a tu vida americana?

-Iniciarla. En concreto, en relación a la empresa, ponernos en marcha e introducirnos en el mercado. Hay mucha competencia y no es fácil darte a conocer y más aún, dar a conocer productos que no son conocidos. Pero después de ocho años con la empresa, nos va bien y el txakoli y la sidra tienen éxito. Hasta la fecha lo hemos hecho, además, todo por nuestra cuenta, sin ayudas oficiales.

Estás participando del evento vasco del Smithsonian. ¿Qué te parece?

-Me está gustando mucho, lo veo bien montado y organizado. La gente está disfrutando y, en la parte comercial, participamos con nuestros productos. Está funcionando. Este mismo jueves, a las cuatro, tenemos una degustación de txakoli, vino y sidra a la que estáis todos invitados.



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