diáspora y cultura vasca
07/04/2011
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Gral. Las Heras, Argentina. “Mi bisabuelo, Martín Echegaray, nacido en Azkarate y casado con Jacinta Otamendi, llegó a Argentina en 1870 y se dedicó en un comienzo al cuidado de ovejas. Luego armó un tambo, uno de los primeros del pueblo y de lo que luego fue la cuenca lechera”, cuenta a EuskalKultura.com Luis Echegaray, uno de los responsables de la empresa 'Eraikuntza Sutegi'. “Pero tanto a mi bisabuelo Martín como a mi abuelo Mario les gustaba mucho el tema del hierro, armar mecanismos. De hecho, la patente del balde volcador que usaban los tamberos para refrescar la leche está a nombre de mi abuelo, fue él quien la inventó. Ellos ordeñaban las vacas pero al lado tenían la herrería y arreglaban los carros de ellos o de algún vecino. En la época de mi abuelo a ese paisaje había que agregarle la cancha de pelota paleta. Y cuando dos vascos se juntaban se armaba un partido. Según dicen, nadie se enojaba si tenía que esperar por el arreglo de algún carro si ellos estaban jugando a la paleta”, cuenta sonriente Echegaray.
El tiempo, sin embargo, trajo progreso y nuevas oportunidades y esa herrería de campaña se transformó en una planta que actualmente está instalada en Gral. Las Heras, sobre ruta 200, que cuenta con más de tres mil metros cuadrados cubiertos, cincuenta empleados y vende maquinaria a 26 países. “En la metalúrgica abarcamos varios rubros: construcción civil -- movimiento de tierra, construcción de calles, canales, mantenimiento de fábricas--, investigación científica, donde elaboramos entre otras cosas biodiesel para consumo de las máquinas de la fábrica, y la industria paralela a la producción de la soja, como jabón o detergente”, explica Echegaray. “Pero el rubro por el cual sobresalimos es el de tratamiento de semillas; nuestras máquinas ayudan al productor a adicionarle a la semilla los elementos que se necesitan para tener una buena producción”.
'Metalúrgica Echegaray' convertida en 'Eraikuntza Sutegi'
“Siendo técnico e ingeniero yo también he estado vinculado a la producción industrial pero desde otro lugar. Fui profesor primero y luego director de un colegio industrial. En la década del 90, sin embargo, y por no estar de acuerdo con la Ley de Educación decidí renunciar a mi cargo. En ese momento y llevando adelante un concepto de mi padre que decía que en la unión estaba la fuerza, hablé con mi hermano para llevar adelante este proyecto”, relata el principal de 'Eraikuntza Sutegi'. “Con los años, además, entendí el por qué de la afición de mi familia por el hierro. Los vascos siempre han trabajado con el hierro, sólo que muchas veces al salir de su país como en el caso de los vascos que emigraron a Argentina, se dedicaban a cuidar ovejas o a ordeñar vacas porque en ese rubro no tenían el problema del idioma”.
“En 1999, tuve que viajar a Europa a comprar una máquina. Era la primera vez que viajaba, y no hablaba más que castellano, pero sé que cuando uno va con buenas intenciones, las cosas salen bien. Después de hacer algunas averiguaciones, me enteré de que los lugares más desarrollados en cuanto a industria metalúrgica eran Donostia y Bilbao y hacia allí fui. Pero en ese momento para mí era como ir a cualquier otro lugar de Europa, no sentía algo especial, si bien yo había acompañado a mi padre y abuelo a las fiestas vascas que organizaban acá, no lo hacía con un sentimiento vasco propio. Pero ya cuando en Barcelona me subí al pequeño avión que me llevaría a Donostia y escuché a la azafata decir 'País Vasco' se me puso la piel de gallina. Nunca me había pasado eso".
[Slogan con el que las máquinas de 'Eraikuntza Sutegi' se vende en 26 países del mundo]
"Al llegar a Donostia, no tenía lugar donde parar, y como era verano me costaba mucho conseguir alojamiento. Le expliqué mi situación el jefe de aeropuerto el que, al decirle que era un vasco argentino que no tenía dónde dormir esa noche, en seguida me buscó un lugar. Gregorio Berrotarán, dueño de una hostería, no tenía habitaciones disponibles pero me ofreció una de su propia casa para que yo me quedara. Así fue como con él nos quedamos hablando hasta las 4 de la mañana y ahí empecé a conocer qué quería decir el País Vasco y ser vasco. Como si esto hubiera sido poco, al día siguiente vi el paisaje y no lo podía creer. No dejaba de asombrarme. Esta experiencia inolvidable fue la que me llevó a cambiarle el nombre a la empresa. Además, cada máquina que fabricamos lleva una ikurriña, nuestro lema es Fabricado en el granero del mundo por Vascos Argentinos, y en las exposiciones mucha gente se acerca no por la maquinaria en sí, sino porque ven la bandera de Euskal Herria”.
Centro Vasco de Gral. Las Heras
Después de aquel primer viaje a Euskal Herria, Echegaray volvió a Argentina con la necesidad de compartir lo que había visto y lo que había vivido. Y la idea de volver a formar el centro vasco de su ciudad fue su principal objetivo. “Volví enloquecido y empecé a participar en programas de radio para hablar del País Vasco y a escribir en los diarios locales. En seguida me puse en contacto con la gente del Denak Bat de Cañuelas que nos ofrecieron su colaboración. En Las Heras existió un centro vaco. Fue fundado en los sesentas pero no logró mantenerse en el tiempo. Yo volví con la idea de volver a reunirnos y he tenido una muy buena respuesta por parte de la gente”, manifiesta Echegaray.
[Luis Echegaray (foto EuskalKultura.com)]
“Si bien no tenemos aún una situación formal, entre nosotros estamos organizados, desarrollamos algunas actividades y tenemos 30 dantzaris, de todas las edades. Los próximos pasos serán constituir la comisión directiva y sacar la personería jurídica. No obstante, para mí lo más importante es armar actividades que unan a las familias y que esos valores que yo he podido constatar entre los euskaldunes se vayan transmitiendo de generación en generación”, concluye este vasco argentino de General Las Heras.
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