diáspora y cultura vasca
06/09/2010
PUBLICIDAD
Pergamino, Argentina. Como que lo vasco le vino en la sangre, de padre y madre, y será por eso que siempre estuvo cerca y activo al momento de colaborar y ayudar a mantener sus raíces.
Tal vez sea por eso que cuando un grupo de vascos mayores en edad, allá por los 50, se juntaron con la idea de fundar un Centro Vasco ya andaba entreverado como para ver qué pasaba.
Y así se vistió de dantzari para participar en el grupo de baile y ser uno más, de los que volaba en el aire al sonido de un txistu comenzando a sentir en el cuerpo el ritmo de una danza que nadie que la haya bailado podrá olvidar, como es el fandango, y calzar las alpargatas, la camisa blanca y el pañuelo rojo con el remate de la boina negra que nunca dejó de usar en cada acontecimiento de la colectividad al cual asistió.
Quién podría confundir su origen mirando su perfil vasco, su nariz vasca, padeciendo o disfrutando su tozudez vasca. Esa que le hizo participar en innumerables comisiones directivas del Lagun Onak aportando ideas y discutiéndolas. Hasta llegar a la presidencia del Centro y estar al frente del mismo en la inauguración de las nuevas instalaciones de la sede social.
Hábil jugador de mus en la taberna local y en cada centro adonde viajó participando en los torneos de ese juego de cartas tan propio de Euskal Herria, entusiasta interprete de milenarias canciones vascas acompañadas por el sonido de los cubiertos a modo de tambor sobre los largos tablones de madera recubiertos con papel y un dominio total, como no podía ser de otra manera a un buen vasco, de la bota y su contenido, que en las manos de un buen anfitrión logra como nadie unir multitudes alentando el hecho de “solamente” compartir y pasar un grato momento.
Recorrió todos los centros vascos del país cosechando amigos.
Acompañó a la institución en todas las etapas junto a su familia, esposa, hijos y también sus nietos.
Logró ver, tocar y sentir la tierra de sus padres, su tierra.
Y allá por los 90 realizó con sus propias manos una artesanía en madera, una casona vasca, que quedará como una muestra más de su paso por el Lagun Onak. Una obra a guardar y mostrar ya que es uno de los símbolos del pueblo vasco por la importancia de los valores que en ella se encierran.
Físicamente Roberto nos ha dejado pero al mirar hacia atrás, vemos que su recuerdo está asegurado.
La Opinión de Pergamino
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
© 2014 - 2019 Basque Heritage Elkartea
Bera Bera 73
20009 Donostia / San Sebastián
Tel: (+34) 943 316170
Email: info@euskalkultura.eus