Río Cuarto, Argentina. Desde el Centro Vasco Gure Ametza nos escribe José María Artolazabal con unas líneas en recuerdo a don Héctor Osvaldo Otegui, quien nos dejó el día 9 de agosto. Residente en Río Cuarto desde que apenas tenía dos años, "fue referente de la cultura, fallecido a los 99 años en la ciudad de Río Cuarto, pintor, escultor, escritor y poeta, socio distinguido y amigo de la euskal etxea" riocuartense, nos refiere José María Artolazabal en estas líneas que reproducimos.
Polifácético es el término que más acabadamente puede definir a Héctor Osbaldo Otegui, un descendiente de vascos que estuvo muy cerca del Centro Vasco Gure Ametza de Río Cuarto y que falleció el 9 de agosto a los 99 años. Años después de la fundación de esta euskal etxea, se acercó a nuestra sede, que en la secretaría exhibe con orgullo un cuadro de su autoría que nos obsequió y en el que pintó un caserío con la calidad que le era característica.
Tan cercana fue su figura para quienes formamos parte del Centro Vasco Gure Ametza que, como refleja claramente la imagen que acompaña este texto, participamos de un grato momento hace ya unos años, en ocasión de entregarle un presente que lo declaraba socio distinguido de esta euskal etxea. Allí se ve a Eduardo Aguirre y Elba Viano, aún hoy miembros de la Comisión Directiva, que departieron amablemente con el maestro -acompañado de su hija-, quien también supo visitar esta casa durante alguna de nuestras habituales celebraciones.
Rodeado de amigos en el Centro Vasco Gure Ametza de Río Cuarto
Pintor, escultor, escenógrafo, escritor y poeta, fue declarado Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Río Cuarto, convirtiéndose en uno de los personajes más queridos de la ciudad, algo que fue palpable durante el velatorio de sus restos. A lo largo de todo el día, numerosas personas le dieron el último adiós a quien fuera un referente de la cultura de Río Cuarto.
Otegui había cumplido 99 años el 13 de mayo. Sufría Parkinson y en los últimos meses tuvo varias caídas que deterioraron su estado de salud.
"Yo he pintado mi ciudad, las cosas de mi época que se van perdiendo, los carritos, las casas de antes, estancias, ríos… Mi vida ha sido linda. He viajado mucho, conocí gente de todo tipo. He sido muy feliz", confió el maestro en su último reportaje.
Video de homenaje producido por la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC)
Fue profesor de Bellas Artes y sus obras llegaron a importantes museos y pinacotecas, pero siempre enseñó gratis en su escuelita “La Mancha”, del barrio Alberdi de Río Cuarto.
Solía recorrerlo con crayones en el bolsillo, para invitar a pintar a los niños que jugaban en la calle. Conversaba con todos. Con sencillez y humor compartía innumerables anécdotas
Nacido en la ciudad bonaerense de Pergamino, vivió desde los dos años en Río Cuarto. Ya adulto, fue becado por su talento y se perfeccionó en España con el maestro Julio Moisés, a quien recordaba como “príncipe de pintores” y valoraba como su mentor.
Los lienzos con sus paisajes del sur de la provincia de Córdoba llegaron al museo de Arte Moderno de Abilene (Estados Unidos) y a pinacotecas de España, México, Chile, Francia y Perú.
Con su esposa, Miguela del Carmen Martínez (fallecida), Otegui tuvo dos hijos: Carlos (fallecido) y Adriana, quien lo acompañó hasta sus últimos días.
GB