diáspora y cultura vasca
27/12/2013
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Buenos Aires, Argentina. Otro año termina y con él quedan atrás momentos lindos y seguramente también de los otros. Por delante se abren 365 días de nuevas experiencias, propuestas y opciones. Y es esa posibilidad de empezar de nuevo lo que se festeja cada diciembre y por lo que brindan estos días las euskal etxeas argentinas, plegándose al igual que otras instituciones al cierre de un ciclo para tomar un descanso durante los meses de verano. El brindis se produce, al igual que el trabajo durante el resto del año, combinando algo de acá con algo de allá: porque al Olentzero y los cantos tradicionales vascos se suman las bebidas y comidas frescas, necesarias cuando el termómetro supera los 35ºC.
[En el centro Toki Eder, en la provincia de Buenos Aires, hay muy buenas razones para celebrar, ya que "el año que se va deja la satisfacción del deber cumplido". Durante este 2013 se llevó a cabo un amplio programa de actividades, que incluyó clases de euskera, charlas, talleres de gastronomía y literatura y, "como siempre", el trabajo solidario que la institución realiza para colaborar con quienes lo necesitan. Quizás por eso reinó un clima de alegría en el salón principal de la sede el pasado 8 de diciembre, en el almuerzo de despedida de año. Hasta ahí llegó el Olentzero, que repartió entre los presentes sus regalos de Navidad, entre ellos, el tradicional almanaque con paisajes típicos vascos. Los invitados, agradecidos por el almuerzo y los presentes, prometieron seguir compartiendo en el año entrante momentos como éste en la euskal etxea (fotoEE)]
[En la Ciudad de Buenos Aires, como cada año, la Subcomisión de Cultura del Centro Vasco Francés-Iparraldeko Euskal Etxea reunió a socios y amigo en el quincho de la sede. La fiesta tuvo lugar el sábado 14 y constituyó la última de este 2013. Tras compartir una cena fría –acorde a las altas temperaturas– Emilio de Cándido explicó a los presentes sobre el origen precristiano del Olentzero, y más tarde el propio carbonero vasco, personificado como suele por Carlos Martínez, hizo referencia a la leyenda y sobre todo al tronco mágico del Olentzero y repartió dulces y carbón. Siguiendo la tradición de la casa, también se entonaron algunas canciones en euskera, se sortearon souvenires y elementos alusivos y, los invitados escribieron sus deseos en un papelito que luego arrojaron al fuego con la esperanza de que se cumplan. Como novedad, este año se recolectaron juguetes que serán entregados el Día de Reyes a los niños internados en el Hospital de Pediatría Pedro de Elizalde (ex Casa Cuna). La fiesta se prolongó hasta la madrugada con música, juegos, pan dulce y sidra (foto CVF-IEE)]
[Y el Gure Txokoa de Córdoba también despidió el año con socios y amigos, "en un marco fraterno y cordial". La euskal etxea agasajó a sus invitados con pintxos y pollo ‘a la vasca’, y con el espectáculo de los dantzaris de Cordobatarrak, que alegraron la noche con sus bailes y música. Al momento del brindis, miembros de la Comisión Directiva de la institución, con Alejo Martín al frente, levantaron sus copas para destacar que el que se va "ha sido un gran año" y augurar, a su vez, “un 2014 pleno de realizaciones y desafíos por cumplir para la colectividad vasca de Córdoba" (foto EE)]
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