Ander Egiluz Beramendi/Yuba City, EE.UU. La familia Belza, junto con los Bidegain, es responsable de que el chorizo tenga una temporada concreta, al menos en California. Siempre es a principios de febrero. El Campeonato de Chorizo de Yuba City celebrará su 40 edición el próximo sábado, 13 de febrero, en el Sutter Youth Hall de esta localidad al norte de Sacramento, a partir del medio día. John Belza, que nació al año siguiente de la primera edición, toma el testigo en la presidencia del evento de manos de Bert Ithurburn este mismo año.
Se dice pronto pero cuarenta años es mucho tiempo. ¡Felicidades! ¿Cómo te sientes?
-Es muy chulo ver que lo que mi padre y sus amigos empezaron tenga una continuación con aquellos que eramos niños hace cuarenta años. El festival ya forma parte de mi familia y, la verdad, aunque no lleva mucho trabajo organizarlo, te quita tiempo. Pero es un placer hacerlo.
¿Qué recuerdas de aquellos primeros años?
-Tengo 39 años, así que nací un año después de que esto empezara. No recuerdo mi infancia sin el campeonato de chorizo. Recuerdo que ahí andaba yo, corriendo (ríe). Todo comenzó como un plan entre amigos. Nuestros padres vieron a sus abuelos, llegados de Euskal Herria, hacer chorizo, así que ese plan familiar duró unos cinco años, más o menos, y luego comenzó a crecer. Al principio las normas eran bastante laxas, había que tener algún tipo de relación con los vascos para participar. Luego, a medida que fui creciendo, me fui interesando más en cómo hacer el chorizo y recuerdo que me lo pasaba muy bien aprendiendo con mi padre.
Hoy en día, de media, soléis recibir a 250 asistentes y a unos 70 participantes. ¿Crees que habéis tocado techo o el campeonato aún sigue creciendo?
-Yo creo que sigue creciendo, porque las parejas que ahora vienen, tendrán hijos, y ellos también querrán participar. Así que creo que seguirá creciendo pero, aunque hubiéramos tocado techo, seguiría siendo perfecto.
El campeonato tiene varias características interesantes, como el hecho de que todos los gastos se cubren con donaciones. El año pasado, por ejemplo, recibisteis 1200 dólares. ¿Siempre ha sido así?
-No, las reglas y la organización han ido cambiando con el tiempo. Cuando se celebraba en casa de mis padres no había gastos de seguros, ni de alquileres, ni de alcohol… Y, en los 90, cuando pasamos a celebrarlo a casa de los Bidegain, que estaban en esto desde el comienzo, siguió igual. Luego, creció tanto que tuvimos que alquilar un local y entonces comenzaron los gastos y pusimos una bota en la entrada, diciendo a la gente que si querían continuar celebrando el campeonato, necesitábamos su ayuda. Un par de veces nos quedamos por debajo de lo que necesitábamos, y entre algunos cubrimos el resto de gastos, poniendo unos 50 dólares cada uno. Pero sólo ha ocurrido un par de veces. De hecho, varias veces hemos sobrepasado lo que necesitábamos y, con el dinero extra, hemos comprado manteles y un equipo de sonido, que pertenecen al campeonato, a nadie más. Porque éste es un verdadero evento comunitario.
¿Por qué crees que a la gente le gusta acudir a esta fiesta?
-Diría que hay dos tipos de asistentes. Por un lado están quienes llegaron de Euskal Herria, que se encuentran en un entorno familiar y disfrutan hablando en euskera. Es una pena que no queden muchos, pero aún hay algunos. Y por el otro lado hay gente como yo, que disfruta revitalizando la cultura de sus antepasados, además de degustar comida muy buena.
Tras la edición del año pasado, Bert Ithurburn indicó a EuskalKultura.com que la principal característica de este festival es que el chorizo es el único protagonista, nada más.
-Estoy completamente de acuerdo con Bert. Cuando la gente lleva su chorizo a la mesa del jurado se pone muy seria. El chorizo es el verdadero protagonista de la fiesta. También es bonito ver como quienes han venido de Euskal Herria lo preparan con recetas más puras y, quienes hemos nacido aquí, pues utilizamos, a veces, ingredientes distintos. Se crean muchas variedades de chorizo, eso es muy interesante. Una de la pocas reglas del evento es que no se puede competir con chorizos comerciales y que tampoco pueden participar quienes, profesionalmente, se dedican a la creación del chorizo. De hecho, Rich Goñi (ex dueño del hotel St. Francis, en Susanville), que falleció hace unos años pero que ganó el campeonato un par de veces, decidió empezar a vender su chorizo profesionalmente.
¿Tenéis preparado algo especial para este año?
-La verdad es que no, más allá de un par de referencias en los discursos. Simplemente seguiremos celebrándolo y será otro gran año. Lo gracioso es que le comenté a mi padre lo de los cuarenta años y ¡ni siquiera se acordaba!