Emoción y algún susto con las vaquillas en la fiesta de San Fermín de la Euskal Etxea de Valencia-Carabobo

06/07/2015

La fiesta de San Fermín atrajo a muchos jóvenes a la Euskal Etxea de Valencia-Carabobo, dispuestos a disfrutar de una jornada especial (foto Valencia Carabobo CV)

Si en Iruña todo el mundo espera ansioso el txupinazo y el arranque de las fiestas de San Fermín, en Venezuela se les han adelantado. El Centro Vasco de Valencia, estado de Carabobo, celebró por todo lo alto la fiesta este fin de semana, con una comida y su tradicional "encierro" con vaquillas. Las reses resultaron ser muy fogosas, y alguno que otro de los valientes que se lanzaron al ruedo se llevó algún revolcón, pero el ambiente fue un año más muy animado y alegre.

Valencia, Venezuela. La Euskal Etxea de Valencia, en Carabobo, celebró su tradicional fiesta de San Fermín, una de las más esperadas por todos los socios. La asistencia fue muy alta, con un total de 323 personas, entre ellas muchos jóvenes de entre 17 y 24 años, según ha contado a EuskalKultura.com la presidenta del centro, Arrate Coscojuela. La personas de mayor edad presente fue Rosario Bengoechea de Ibarra, con 80 años, y los más jóvenes Rodrigo Amoldoni Amezqueta, 4 años, y José Gutierrez, de tan sólo 4 meses.

Esta fiesta se celebra en la euskal etxea desde hace muchos años y es una de la fechas centrales de su actividad. La fiesta comenzó con una comida, elaborada por Freddy, responsable de la taberna del centro. "Freddy aprendió de Ander Unamuno, quien regresó a Euskadi por la situación actual del país", ha contado Arrate Coscojuela. El menú de la comida estuvo compuesto por Solomo con patatas, Merluza en salsa, Paella, Croquetas, Tortilla, Alubias, Natilla y Cheese cake.

Después, tras la comida, tuvo lugar la novillada, uno de los grandes atractivos de la fiesta, según Odón Ulibarrena, secretario de la junta directiva del Centro Vasco. A las 15:30, llegó al lugar el camión de la Ganadería El Roscio, y a las 16:30 sonaron los cohetes que anunciaron la salida de las vaquillas. El encierro resultó algo agitado, y más de uno se llevó un revolcón, pero nada logró empañar los ánimos y la alegría de los asistentes.