Caracas, Venezuela. El Txoko, también llamado kiosko vasco, reúne a muchas familias del caraqueño Colegio San Ignacio de Loyola en torno a un proyecto solidario que ya tiene más de 55 años. Lo que al principio fue “un pequeño grupo de mujeres que se reunió para cocinar 'algo para picar'” el día de la Verbena”, hoy se ha transformado en una tradición que se transmite de generación en generación y no deja de crecer. En los últimos años el evento anual reúne a alrededor de 7.000 personas y requiere meses de preparación.
La Verbena del Colegio San Ignacio la organiza OSCASI (Organización Social Católica San Ignacio), y tiene un objetivo claro: las becas para sostener las escuelas alternativas del barrio Petare. “Cada beca equivale a brindarle a un niño o niña educación de calidad, alimentación y servicios de salud durante un año”. Actualmente son 160 quienes reciben becas en las dos escuelas alternativas de Petare. Además, OSCASI está creando un programa de oficios para adolescentes que salen de la escuela.
Los comienzos del Txoko Vasco en la verbena caraqueña de San Ignacio
Con este objetivo solidario, el Txoko Vasco se reúne cada año para la verbena, ofreciendo platos típicos vascos. En 2020 se realizó de manera virtual por la pandemia, vendiendo en modo delivery. En 2021, la modalidad fue semipresencial. Este año, los y las integrantes del Txoko Vasco volvieron a disfrutar del encuentro. La verbena se realizó el 5 de junio, pero desde marzo estaban trabajando por todo el trabajo que conlleva..
El menú incluyó croquetas, txistorra, morcilla, ceviche, pimientos de padrón, camarones al ajillo, champiñones al ajillo, los famosos txis-queños (txistorras envueltas en masa de tequeños), mero en salsa verde, bacalao a la vizcaína, pimientos de piquillo rellenos de camarón, pimientos de piquillo rellenos de morcilla, callos, alubias, y el plato estrella: txipirones en su tinta. De postre, natillas y arroz con leche.
Alai Azpiritxaga es una de las organizadoras del Txoko, y explica a EuskalKultura.eus que el balance de este año no puede ser más positivo: “Somos una gran familia reunida en el Txoko Vasco y siempre vale la pena el esfuerzo de preparación, de afinar logística, y del montaje del kiosko como tal”. Pasada la jornada de la verbena se reúnen para ver de qué manera mejorar ese legado que recibieron de sus padres, que mantienen y que pasan a sus hijos. Ya están pensando en el Txoko del año que viene, e invitan a participar a quien se quiera sumar.
Están en Instagram en @txoko.vasco