El pasado domingo 7 de septiembre la Asociación Vasca de Marin Sonoma celebró su picnic anual. Fue una fiesta “agradable y tranquila, como de costumbre”, resume a EuskalKultura.com la presidenta de NABO, Valerie Arrechea, habitual participante en el encuentro. Un centenar de personas se juntaron disfrutaron para disfrutar del día y departir, justo en el año en que la euskal etxea cumple su primer cuarto de siglo.
Penngrove, EEUU. La Asociación Vasca de Marin Sonoma (Marin Sonoma Basque Assocation) fue fundada en 1989, hace ahora 25 años, por vascos y descendientes de vascos de los esos dos condados situados al norte de la zona de la Bahía de San Francisco. Es una pequeña comunidad con menos de doscientos miembros sita a menos de una hora de la Ciudad del Golden Gate. No son muchos, pero mantienen sus costumbres y el campeonato de mus que celebran cada mes de marzo, así como el picnic anual, siempre el segundo fin de semana de septiembre, explica Arrechea.
“El picnic se limita, básicamente, a la comida; no hay músicos ni dantzaris, pero la ocasión constituye una inmejorable excusa para encontrarse con los amigos, departir y hasta realizar un balance del verano”. Quienes se juntaron este pasado domingo llevaron la bebida y la comida desde casa y prepararon prácticamente todo en el momento: pollo a la barbacoa, alubias, piperrada, ensalada, gâteau basque y queso.
“Fue un momento hermoso recibir al final de la comida la visita del padre Cachenaut, que dejó un grato recuerdo en California”, explica Arrechea. El iholdiarra aita Jean-Pierre Cachenaut es un cura vasco que fue capellán de los vascos del Oeste en los años ochenta. Ahora vive en Euskal Herria, pero este verano se ha acercado por unos días a los Estados Unidos para reencontrarse con viejas amistades.
“Lo cierto es que no hay una forma mejor o peor de celebrar el hecho de ser vasco”, apunta en relación a la fiesta vasca de Marin-Sonoma la presidenta de NABO. “Estos pequeños clubs son tan importantes como los grandes, porque se reúnen para sumar y aportar, haciendo lo que es importante para ellos. La comunidad vasco-americana y la Diáspora necesitan de eso, de que estas comunidades mantengan sus costumbres, porque es la manera de seguir alimentando la llama de la diáspora vasca en los Estados Unidos”.