El historiador J. J. Azanza retrata el espíritu emprendedor de los huartearras; 'Villa Teresa' simboliza el esplendor de la emigración de finales del XIX (en Diario de Noticias)

Elisabeth Irisarri/Huarte. Con la excusa de la transformación del conocido como Chalet de Ros en Huarte (Villa Teresa) en la Fundación Buldain, el vecino de la localidad y profesor de la Universidad de Navarra José Javier Azanza ha hecho un repaso a la historia más reciente del municipio, a través del libro Emigración, Urbanismo y arquitectura en Huarte. La familia Ros, Villa Teresa y Víctor Eusa.

La obra, editada por el Ayuntamiento de Huarte, en colaboración con la Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro de la Universidad de Navarra, usa las tres líneas argumentales del urbanismo, la arquitectura y el proceso migratorio, para hacer un repaso a la evolución histórica del municipio.

"El punto de partida es la expansión que se produjo en Huarte hace un siglo, que casualmente se puede comparar a la que se está produciendo en la localidad. Entonces, a los tres barrios que conformaban el tradicional casco histórico Plazaldea, Portaldea y Ugaldea, se añadió el Ensanche Nuevo, ubicado en el término de El Prado", comenta el autor, José Javier Azanza. Coincidiendo con este hecho, uno de los emigrantes de la localidad, Félix Ros --más conocido en la localidad como el filipino-- encargó al arquitecto Víctor Eusa, la construcción de un chalet, al que denominó Villa Teresa (por su mujer, Teresa Asurmendi). Ros había emigrado a Filipinas acompañado por su esposa, y allí se convirtió en uno de los empresarios más conocidos y destacados entre la colonia navarra presente en aquel país. Creó negocios azucareros en las ciudades de Iloílo y Manila, y sus fincas se convirtieron en el punto de encuentro de los emigrantes de la Comunidad Foral.

A pesar de su éxito comercial, Ros decidió volver a su localidad natal con motivo del estallido de la Guerra Civil, en el año 1936. A su regreso es cuando encarga al arquitecto navarro la construcción del edificio, que se convertirá en uno de los más emblemáticos de Huarte.

En el libro, Azanza también hace un repaso a la obra arquitectónica de varios arquitectos navarros, encargados de proyectar la mayoría de los edificios del Nuevo Ensanche huartearra. Entre ellos destaca la obra de Eusa, del que subraya "la fuerte personalidad que el autor supo imprimir a toda la construcción, por encima de las corrientes arquitectónicas de la época, que Eusa conocía, pero que prefió subordinar a su estilo". De este modo, el profesor de la UN, encuentra un gran paralelismo con la figura de Buldain, "quien también prefirió primar su personalidad por encima de las modas".

CRECIMIENTO NATURAL

Una parte importante del libro de Azanza está dedicada a analizar la expansión y el crecimiento de Huarte en la primera mitad del siglo XX. "Esta expansión es comparable a la que está viviendo la localidad actualmente. De hecho, Huarte ha triplicado su población con respecto a ese periodo y en este momento, con todas las nuevas construcciones que se están llevando a cabo, está previsto que se alcancen los 6.000 habitantes". Sin embargo, y a diferencia de otros lugares, "la expansión en Huarte se está llevando a cabo de una manera racional y natural. Lo bueno es que, a pesar de que está viniendo a vivir mucha gente de fuera, no se están perdiendo ni el carácter ni las tradiciones. Es más, tal y como se está realizando, no se pierde la importante identidad de pueblo", concluye.

(publicado el 20-12-2005 en Diario de Noticias de Navarra)

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El historiador J. J. Azanza retrata el espíritu emprendedor de los huartearras; 'Villa Teresa' simboliza el esplendor de la emigración de finales del XIX (en Diario de Noticias)

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