diáspora y cultura vasca
05/10/2011
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Mendoza, Argentina. El gaztetxe de Mendoza, un pequeño espacio de unos 54 m3 --"lo medimos en metros cúbicos para que no parezca tan pequeño", comenta con humor el mendocino Javier Salvarredi-- nació en 2006 para dar respuesta a la dispersión de los jóvenes, que se estaban alejando del centro vasco. "Las actividades de la euskal etxea no iban más allá de la dantza, el euskera y la pelota; por ello, quien no tenía interés en esto, no encontraba su lugar dentro de la institución", explica Javier.
Como todo gaztetxe que se precie, Lurraren Azpian nació de una 'okupación'. "Bajo la taberna había un sótano desocupado y un grupo de amigos creímos que ese podía ser el lugar que necesitábamos. En un principio, se presentó una nota haciendo un pedido formal del lugar a la Comisión Directiva de la institución. Como el tiempo de respuesta se demoraba, decidimos empezar a trabajar en el lugar sin la autorización de los directivos", cuenta Javier. "Cuando la Comisión Directiva nos dio la correspondiente autorización para hacer uso del lugar, se encontraron con que éste ya estaba totalmente acondicionado".
Espacio autofinanciado
El gaztetxe ofrece a los jóvenes un lugar donde reunirse y desarrollar sus intereses libremente. "Podemos escuchar y cantar lo que nos gusta (y al volumen que nos gusta), podemos hablar de cosas que nos pasan acá y de cosas que pasan en Euskal Herria, podemos bailar toda la noche o simplemente tomar un trago y a dormir; en fin, en el gaztetxe tenemos libertad para hablar y hacer lo que nos parezca adecuado", comenta Salvarredi.
Los jóvenes financian sus actividades haciéndose cargo de las cenas en la taberna del centro. "Desde hace más de 50 años los Viernes de Mus son un clásico en nuestra euskal etxea y hay algunos que hoy tienen 9 décadas y siguen asistiendo religiosamente, llueva o truene", cuenta Salvarredi. "Hace unos 7 años que los jóvenes nos hicimos cargo de organizar las cenas y luego nos quedábamos jugando al mus o tomando algo en la barra. Entendimos que el alboroto que se armaba no era muy agradable para los mayores que intentaban llegar a las 31 de mano y sin descarte. Esto también fomentó la idea de encontrar un lugar físico propio, ya que el respeto hacia ellos ha sido (y será) uno de los estandartes dentro de nuestra organización juvenil".
En el gaztetxe, llueva o truene
El balance de estos primeros cinco años de vida de Lurraren Azpien es muy positivo, asegura Salvarredi. "Hemos cumplido con lo que en su momento nos planteamos: reunir a jóvenes que no se sienten cómodos en las actividades que ofrece la euskal etxea. Hoy en día, estos jóvenes están allí llueva o truene, como aquellos longevos a los cuales respetamos y admiramos, porque en cierto modo también son parte del 'Lurraren Azpian, Mendozako Gaztetxea': nos han inculcado la amistad, la honradez y la diversión", concluye.
Cinco años de Mendozako Gaztetxea, resumidos en este vídeo:
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