diáspora y cultura vasca
15/05/2012
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Arrecifes, Argentina. El 15 de mayo festejamos en Arrecifes el Día del Txistulari, en homenaje a Adalberto Pedro Loyola Zubeldía (Potxolo) quien fuera maestro de txistularis.
Pertenecía a nuestro Centro Vasco Euskaldunak Denak Bat, pero, era reconocido en todo el país, por sus dotes para la interpretación del txistu acompañándose por el tamboril.
Nació en el campo cercano a nuestra ciudad un 24 de Febrero de 1930 hijo de Lorenza Zubeldia Iribas Larumbe y Pedro Loyola Larrart siendo el menor de 4 hermanos.
Quedó huérfano de padre a los 5 años, vendieron el campo y vinieron a vivir a Arrecifes.
Desde muy chico perteneció al Centro Vasco como dantzari del Grupo Itxarkundìa, hasta que por pedido de su madre comenzó a aprender el txistu con Don Tiburcio Bilbao, vasco de origen, comerciante y artesano alpargatero.
Potxolo todos los días una vez terminada la jornada laboral, y teniendo solo 14 años, partía a la casa de Don Tiburcio, pasando horas aprendiendo de oído, y golpeando con un palillo sobre la mesa imitando el sonido del tamboril. Al llegar a su casa, la madre le cebaba mate, ya que era un tomador incansable hasta las 12 de la noche, mientras seguía practicando.
Pasando a otra etapa fue el txistulari de los Grupos de Danzas de Arrecifes y Pergamino, donde iban una vez a la semana con Don Celestino Echaniz como redoblante. También San Nicolás, llegando por invitación hasta Córdoba.
No existían en nuestro pueblo partituras, entonces su método era escuchar una y otra vez la música grabada y sobre un pentagrama escribía las notas para después reproducirlas y así armar la melodía.
Todos los dantzaris pasamos por Potxolo, quien con su paciencia nos esperaba a que llegáramos, charláramos y cada vez que nos equivocábamos, él o la profesora de danzas le decía: "empezá otra vez Potxolo” y él lo hacía. Pero debo contar también, que muchas veces se cansaba de esperarnos, como buenos adolescentes que éramos y se iba a su casa, enojado, entonces, alguno de nuestros padres lo iba a buscar en auto, y siempre pero siempre volvía.
Estuvo presente en todas las Semanas Nacionales Vascas de Argentina. Viajó en 2 oportunidades a Euskal Herria, de donde trajo sus últimos txistus, uno de los cuales luego de su muerte su señora Amelia Irigoyen, se lo regaló a Juan Ignacio, su sobrino nieto.
Su mayor mérito fue dejar discípulos que aún hoy nos representan; son ellos Juan Ignacio Sáez Abarrategui y Marianela Rimini Azarola, así como en un momento su primer alumno fue Juan Pablo Félix Lugaro Gabilondo, quien por motivos de trabajo hoy ha dejado de tocar.
Su último momento de lucidez, ya que después entró en coma, fue cantando junto a Teresa de Zavaleta y Juan Ignacio canciones del repertorio vasco de su juventud.
Es por todo esto, por su talento, perseverancia, dedicación, maestría musical, amor a lo vasco, que deseamos que se establezca el 15 de Mayo, fecha en que partió Potxolo, como el Día del Txistulari a nivel internacional.
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