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El chaval que quiso ir a Nueva Zelanda; Nestor Basterretxea recibió ayer en el Palacio Miramar de Donostia el Premio Eusko Ikaskuntza-Caja Laboral (en Gara)

19/10/2005

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[Nestor Basterretxea, que ayer recibió el Premio Eusko Ikaskuntza-Caja Laboral, fue capaz de romper con el tono de los discursos protocolarios y relato, muy en su estilo, un par de anecdotas que provocaron las carcajadas de los amigos y familiares que abarrotaban el salon de actos del Palacio Miramar, en Donostia]

Donostia-San Sebastián. Todos esperaban su turno para darse un respiro en un acto que contó con siete discursos de otros tantos representantes de universidades del País. Néstor Basterretxea era consciente y rompió el tono protocolario de las intervenciones para relatar un par de anécdotas. «Yo fui un mal estudiante ­dijo­. Sólo sacaba buena nota en dibujo. Después de faltar a clase durante 30 días seguidos y descubierta la fechoría, me escapé de casa con mi hermano Ibon y nuestro amigo Jabier con la idea de llegar a Nueva Zelanda, aunque no supimos si teníamos que tomar a la izquierda o a la derecha al llegar a la carretera de Bilbao. Nos encontraron en un caserío cercano, nos llevaron a casa y recibimos una contundente y casi medieval ronda de tortas. Años después, cuando me preguntaban si alguna vez me habían pegado, respondía que jamás, que en mi casa habían sido republicanos».

Confesó que su padre le había puesto el nombre de Néstor en honor al héroe de la Guerra de Troya «porque y nací en los años de la dictadura de Primo de Rivera que prohibió poner nombres vascos a los niños. Mi padre se negó a los nombres de uso corriente y se acordó de haber leído en la ‘Iliada’ que Homero encumbró al mítico Néstor».

El escultor se permitió un breve repaso autobiográfico del que destacó su afición al dibujo. «Yo tenía 11 años en 1936 ­dijo­ cuando la Guerra Civil nos alcanzó de lleno y nos desterró a un largo exilio. En los años siguiente mi vocación artística se fue consolidando, aunque tuve que dejar para siempre mi esperanza de ser arquitecto», prosiguió y esbozó los inicios de su trayectoria artística que tomó un rumbo definitivo gracias a su relación con Oteiza.

El infinito mundo del diseño

Fue Eloy Rada, de la UNED, quien abrió la tanda de discursos con un brillante resumen de la trayectoria del artista. «Néstor pertenece a un grupo de pioneros no sólo del País Vasco, sino también de Europa», dijo y seleccionó tres hitos de su carrera: sus murales de Arantzazu, donde aparecen recogidas unas formas simbólicas que entonces fueron completamente nuevas; su vinculación con el Equipo del 57, del que saldrían los grupos Gaur, Hemen u Orain, y su serie cosmogónica vasca.

Fue precisamente esta serie la que centró los discursos de varios de los que tomaron la palabra en el acto. «¿En qué consiste la investigación estética?», se preguntó Eloy Rada para terminar su intervención. «En el mundo de la investigación los inventores construyen máquinas, hay también investigadores como Kepler o Fleming que descubren leyes de la naturaleza. Pero hay una tercera categoría en la que entra Néstor. Son los creadores. La naturaleza crea el caracol. Pero ¿dónde estaba esa forma antes de que la naturaleza la pusiera en circulación? Decimos que estaba en el infinito mundo del diseño y es ahí donde el creador gasta sus energías en busca de formas nuevas», dijo Elay Rada. Iñaxio Oliveri, en nombre Mondragón Unibertsitatea, destacó que gracias a Basterretxea los personajes cosmogónicos de la cultura vasca tienen una corporeidad, una plasmación visual que ya pertenece a nuestro imaginario colectivo.

Michele Guicharnaud, de la Universidad de Pau, hizo hincapié en la obra pública que Néstor deja en Argentina y Estados Unidos. Gabriel Insausti, de la Universidad Pública de Nafarroa, realizó un entrañable retrato del caserío Iturmendieta, donde vive el artista. César Arrese-Igor, de la misma universidad, realizó una exposición más técnica de la evolución del arte vasco de los años 50 y 60. «Los años 50 le llevan a adentrarse por los caminos de la escultura y evolucionar progresivamente del gusto por la figuración expresionista hacia el racionalismo constructivista al estilo de la vanguardia rusa», dijo, por citar un párrafo.

Ludger Mees habló de los proyectos cinematográficos de Néstor, centrándose en “Amalur” «que llegó a crear un lenguaje cinematográfico propio que ha llegado hasta “La pelotea vasca” de Medem». El acto prosiguió con las palabras de Xabier Retegi, en nombre de Eusko Ikaskuntza, el discurso de agradecimiento del propio galardonado, una intervención del presidente de Caja Laboral Juan Mari Otaegi, quien demostró un profundo conocimiento de la obra y vida de Néstor Basterretxea, y finalizó con las palabras del lehendakari Juan José Ibarretxe.

(publicado el 19-10-2005 en Gara)


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