La Euskal Etxea ‘Baskos de la Confluencia’ realizó una salida a la costa del río Limay para festejar el Día de la Patria Vasca. Durante el día de campo en el paraje China Muerta los integrantes del centro disfrutaron de dos costumbres bien apreciadas tanto por vascos como por argentinos: compartir un rico almuerzo y una larga sobremesa, animada con cantos folclóricos.
Neuquén, Argentina. La zona de la ‘Confluencia’ no solo da nombre a la euskal etxea sino que también se ha convertido para sus integrantes en un espacio físico de encuentro. De hecho, las salidas que organiza la agrupación, para disfrutar de la vida al aire libre y los paisajes locales, suelen ser a estos parajes, ubicados en el punto en el que se unen los ríos Limay, Neuquén y Negro.
En esa línea, la convocatoria realizada por ‘Baskos de la Confluencia’ para celebrar Aberri Eguna 2017 fue para pasar un día de campo en una chacra de China Muerta, a orillas del río Limay, y la respuesta, resultó más que exitosa, señalan desde la organización. Una treintena de personas se dio cita en la excursión, que comenzó con una caminata hacia el río y continuó con un almuerzo en una chacra. “Nos recibieron con una picada de morcilla a la vasca de producción artesanal y local, chorizos a la sidra, y el plato principal, costillar de cerdo y lechón al asador”, detalla Oscar Mendiberri, presidente del Centro Vasco. “En el brindis conmemoramos el Aberri Eguna y celebramos desde esta parte de la Patagonia otro encuentro de la diáspora. Desde ‘Baskos de la Confluencia’ recreamos un espíritu fraternal que busca fuerzas en la unión de todos los vascos, para dar a conocer la cultura y el sentir vasco. Somos embajadores de esta tarea que nos designa llevándola adelante con responsabilidad y aceptando la diversidad y riquezas de pensamientos”, expresa Mendiberri.
Finalizado el almuerzo, la sobremesa se extendió a lo largo de la tarde con una ronda de mates amenizada con clásicos del folclore local, acompañados en guitarra. Los jóvenes también se unieron al grupo, “disfrutando del entorno, de la posibilidad de andar a caballo y muy lejos de los juegos electrónicos y las nuevas tecnologías” destaca Mendiberri. “Nuevamente, la comida fue la mejor excusa para celebrar otro encuentro; estamos convencidos de que los alimentos son también transmisores de cultura. Es por eso que apelamos a hábitos propios y de nuestra cultura vasca para reforzar nuestros vínculos identitarios”, reflexiona.