diáspora y cultura vasca
06/10/2006
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[ABI agentziak jatorriz argitaratu bezala]
Cumplió 76 años el pasado 1 de enero del 2006, lleva 52 años dedicado al ministerio sacerdotal. Desde 1982 es obispo auxiliar del vicariato apostólico del Beni, donde es muy respetado y bien querido por católicos y protestantes que ven en él a un verdadero hombre de Dios identificado con los pobres y desposeídos.
Trinidad, 09 sep (ABI). Monseñor Manuel Eguiguren Galarraga, nació en un pueblo llamado Boyás (sic), de gente pobre y campesina del País Vasco. En 1961, junto a otros 90 jóvenes sacerdotes llegó a América para realizar una tarea evangelizadora pero le salió el tiro por la culata, pues terminó siendo evangelizado por la gente de América Latina.
Y, al igual que Nicodemo en su encuentro nocturno con Jesús en el jardín de Getsemaní, al encontrarse con la gente pobre y sufrida de esta América morena cambió su concepción del mundo, de la vida y la religión; entonces, nació de nuevo.
ABI -¿A qué edad inició su vida sacerdotal?
A los 15 años entré al seminario a prepararme para ser sacerdote y hacia los 24 años entro para ser Franciscano, a esa misma edad me ordenaron como sacerdote.
-¿Dónde inició su trabajo?
Los primeros años trabajé en España como formador en un seminario, allí trabajé dos años, de ahí me destinaron a un pueblo llamado Bermeo, es el pueblo donde nació monseñor Carlos Anasagasti, donde nacieron también el padre Juan Barturen, Roque Ormachea el padre Arqueta. En ese pueblo trabajé 6 años.
Allí me dediqué a la pastoral juvenil y la formación de matrimonios. Visité mucho a los enfermos; cuando había un enfermo inmediatamente llamaban al sacerdote a la hora que fuera. Era frecuente que a mi llamen hasta 3 veces en una noche para visitar a los enfermos. Era un trabajo que lo hacía con mucho cariño, tenía una entrega total y no me costaba cualquier sacrificio. Trabajaba con inmensa alegría.
-¿Después de Bermeo a dónde fue?
Después formé parte de un equipo de 90 religiosos misioneros volantes, todos jóvenes, para recorrer toda América Latina. Era un equipo de misioneros que llegaba a una Diócesis y recorría todos los pueblos, grandes y pequeños, y cuando terminaba el trabajo pasaba a otra Diócesis. Esto sucedió desde el año 1961.
Con este equipo recorrí toda Colombia y también todo Ecuador; luego hubo un paréntesis y fui a Santo Domingo donde trabajé 8 meses, después me reintegré al equipo volante y trabajé un año en la república salvadoreña. Como volante me tocó trabajar 4 años en 4 países de América Latina.
-¿Y luego del equipo volante?
Después fui a Montevideo, casualmente acababa de contraer el paludismo en la república Salvadoreña, luego que me curé me fui a Montevideo. Esto fue para mí una experiencia completamente nueva, aunque ya había vivido experiencias extraordinarias y maravillosas sobre todo con el campesino, en países como Colombia donde ya existía una violencia dramática y terrible.
-¿Estuvo en peligro de muerte?
Durante la misión que dábamos en cualquiera región, los guerrilleros anunciaban que no iban a tocar a los misioneros, así que no había peligro de que a nosotros nos hicieran algo. Esto sucedió en los 4 países donde me tocó trabajar y hubo pueblos donde salieron 600 ó 700 hombres a caballo a recibir al padre misionero.
Yo puedo decir que vine a América Latina con la intención de convertir a los latinoamericanos y los latinoamericanos me convirtieron a mí, pues me cambiaron totalmente la manera de pensar. Yo volví a nacer en América Latina.
-¿Qué está queriendo decir?
Toda la concepción que yo tenía, todo lo que nos habían dado durante la carrera en España, en la época de la dictadura de Franco, con un clericalismo terrible, todo eso se fue al tacho y cuando llegué a AL me di cuenta que la realidad es completamente diferente y que lo que en España era blanco aquí era negro.
En España los españoles éramos una maravilla porque (supuestamente) en AL no habíamos hecho nada más que traer la civilización, la religión, la cultura y que no habíamos hecho nada malo, y luego uno se entera de que aquí hubo tremendas esclavitudes, grandes explotaciones, y entonces, cambia totalmente la historia. Porque una es la historia que se escribe en América Latina y otra la que se escribe en España.
A nosotros nos contaron que los fenicios invadieron España, los romanos invadieron España, los mahometanos invadieron España, pero cuando nosotros los españoles venimos a AL ya no se habla de invasión, se habla de colonización.
-¿Cuánto tiempo trabajó en Uruguay?
Once años, fue una experiencia única que nació en América Latina por el año 1965, la época en que empieza la Teología de la Liberación y como fruto de ello nacen las comunidades eclesiales de base, hay un entusiasmo único, existen muchísimos obispos extraordinariamente santos, grandes profetas y es entonces cuando empieza la historia de los mártires de América Latina; existen alrededor de 300 sacerdotes y religiosas que fueron martirizados siempre por las dictaduras de la derecha; solamente en Guatemala fueron asesinados más de 10.000 catequistas.
Ahí me tocó conocer personalmente a monseñor Romero, a monseñor Elder Cámara y a obispos y sacerdotes que fueron martirizados. Todo esto me tocó vivir en Uruguay, en la época de la dictadura, allí los militares me allanaron 4 veces la parroquia, porque pensaban que podrían encontrar armas.
-¿Es partidario de la Teología de la Liberación?
Pues sí, porque la teología de la liberación es una teología que nace y se desenvuelve en el contexto de los pobres, no es lo mismo evangelizar desde los ricos hacia los pobres que evangelizar desde los pobres hacia los ricos.
La primera vendría a ser una teología totalmente asistencialista y limosnera, cuando en realidad la teología o la religión no es eso, sino que ésta debe ayudar al cristiano a liberarse no sólo del pecado, sino de muchas taras y de tantas ataduras sociales y eso es lo que hace la teología de la liberación. Es una teología totalmente liberadora.
-¿Del Uruguay vino a Bolivia?
No, del Uruguay pasé a trabajar a una villa miseria en Buenos Aires con una parroquia de 60.000 habitantes, con gente sumamente pobre y de muchos migrantes.
Era la época de la dictadura de Rafael Videla y me tocó vivir experiencias muy duras, personalmente no sufrí pero que te venga la mamá de un piloto de aviación militar y que te diga mi hijo se está volviendo loco porque todas las semanas tiene que volar y echar al mar a mucha gente, pues es muy duro; sucedía que todas las semanas este piloto tenía que llevar gente para echarla al mar. La pobre señora lloraba y después de dos meses me entero que aquel joven piloto se había trastornado completamente.
Ese tipo de experiencia me tocó vivir en Argentina, además de fusilamientos que se hacían en la policía que estaba a una cuadra de mi parroquia.
-¿A dónde fue después de Argentina?
De la Argentina me destinaron a Paraguay para ser superior de los franciscanos. Fue durante otra dictadura, la de Stroessner. Luego recibí un llamado del Nuncio diciéndome que había sido nombrado Obispo Auxiliar en la selva amazónica de Bolivia, en el Beni. Esto sucedió en el año 1982 y la noticia me cayó como un rayo porque nunca esperaba ser obispo, pero aquí me tienen, ya llevo 24 años en Beni.
-¿Actualmente tiene problemas de salud?
Desde hace años evito comer carne de res y como más carne de pollo, mucha verdura, frutas, pescado; soy bastante riguroso en mi alimentación, no porque no pueda comer otras cosas, sino porque trato de cuidar mi salud. Así me va mucho mejor pues soy propenso a la acidez estomacal, por ello mi alimentación debe ser sin grasas, sin picante; no tomo café, coca cola ni bebidas alcohólicas, quizás alguna vez me tomo un whisquisito.
-¿Se sintió tentado para abandonar el sacerdocio alguna vez?
Yo no he tenido esa tentación, siempre tuve muy firme mi convicción sacerdotal, siempre me sentí muy realizado como sacerdote y las compensaciones y satisfacciones humanas que yo he recibido, aún de tejas abajo, son muchas y por esa razón no he dudado de mi vocación.
-¿Y las mujeres Monseñor?
Tentaciones de mujeres, bueno yo suelo decir y no miento, ha habido mujeres que me han buscado, pero siempre han sido medio loquitas, quizás sea por suerte, pero si cuando tenía 40 años allá en Montevideo me hubiese tentado una chica sumamente inteligente y muy bonita, yo no sé lo que hubiera pasado.
No he tenido problemas sentimentales, he tenido muchas amistades con mujeres pero enamorarme como para estar sin poder olvidarla, ese tipo de problemas no he vivido.
-¿Usted es el único religioso de su familia?
El único, todos mis hermanos son casados, todos tienen hijos y tengo 31 sobrinos de los cuales 30 están casados y son matrimonios sumamente felices y entre todos, hermanos y sobrinos, formamos una gran familia que vive muy cerquita el uno del otro en un perímetro de 40 kilómetros. Cuando voy a España me veo con todos ellos.
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