diáspora y cultura vasca
26/01/2010
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Marta Martín Fernández/Donostia. Guillermo Echenique llegó al Gobierno Vasco el pasado mes de mayo con el objetivo de reordenar la política exterior del nuevo gabinete socialista. Unas recién estrenadas directrices que se deslizan en su discurso: más economía, menos "ideología". Desde el comienzo de su mandato, plasmar esos principios le ha costado verse envuelto en la crítica. La negación de subvenciones a algunas euskal etxeak o la reestructuración de las delegaciones figuran entre sus decisiones más censuradas. Echenique dice que es hora de mirar al futuro.
-¿Cuál cree que debe ser la misión del Gobierno Vasco en el exterior?
La acción exterior es proyectar la imagen real del País Vasco en todas las partes del mundo o, por lo menos, en aquellas que sean objetivo para los intereses del País Vasco en distintas áreas, como la económica o empresarial; o en aquellas áreas que, sólo por la presencia de ciudadanos vascos en el exterior, pueden ser importantes en ámbitos culturales, políticos o sociales.
-Cuando habla de imagen real, ¿considera que el Gobierno anterior no trasladaba esa realidad de Euskadi en el exterior?
Nosotros definimos así nuestro objetivo. Cuando hablamos de una imagen real, queremos decir una imagen completa. No quiero decir que lo que se trasladara antes no fuera una imagen del País Vasco, sino que pensamos que hay que explicarla de forma completa. Es decir, junto a la tradición vasca, también es fundamental trasladar las nuevas muestras que existen en todos los campos de la vida del País Vasco: el empresarial -una ambición común a todos los gobiernos vascos-, pero también el artístico o el campo de la innovación.
-¿Por qué no han seguido adelante con las delegaciones que se dejaron proyectadas por Ibarretxe para Francia, que tenía incluso elegida la responsable, y Alemania?
En el caso de Francia, su delegación se creó en 2007 y, aunque lo cierto es que sí que llegó a tener una responsable, en mayo de 2009 no existía la delegación. Y, en el caso de Alemania, pensamos que la forma en la que Euskadi tiene que estar en el mundo es agrupando o conformando grandes áreas económicas, estando representadas, más que en una relación de país a país, a través de grandes áreas económicas. En nuestro caso, es la Unión Europea, y entendemos que una representación en Bruselas es fundamental para que sea la voz de Euskadi ante las instituciones. El resto de relaciones creemos que, gracias a la proximidad con los otros países, se puede realizar directamente desde aquí, desde Lehendakaritza.
-Sin embargo, ¿no cree que ese criterio, de trabajar en grandes áreas, es contraproducente en algunos casos, como el de México, donde hay implantadas muchas y muy potentes empresas vascas?
Hablar de una delegación que aglutine a México, Estados Unidos y Canadá no quiere decir que nosotros vayamos a cerrar la oficina que existe en estos momentos en México, ni que se vayan a disminuir los efectivos que existen. Lo que significa es que la delegación vasca será para ese área económica y que habrá un delegado para todo ese ámbito. Por tanto, el servicio y la relación que se tiene con los ciudadanos vascos se mantendrá, pero de esta forma.
-¿A qué se debe el cambio en la estructura y la estrategia de la política exterior?
Queremos mandar un mensaje claro: el motivo principal para que una comunidad autónoma, la nuestra, con una fuerte personalidad en un Estado descentralizado, esté en el exterior, son sus intereses económicos. Con este diseño, mandamos el mensaje claro sobre cuál es el hilo conductor de la presencia exterior. Dicho esto, hay otros motivos que también son importantes: la existencia de colectividades vascas en el exterior, la importancia política del país en cuanto a afinidades que se hayan podido dar en el pasado y el trabajo conjunto hacia futuro, y la deslegitimación del terrorismo en el mundo.
-Por tanto, ¿el delegado ya no aspira ahora a ser el embajador de Euskadi, sino que su papel es de mero representante de una comunidad autónoma?
Lo primero que nos debe quedar claro es que un delegado no es un embajador, porque no está reconocido en los tratados internacionales. Un delegado es un delegado. Eso no significa que tenga que mantener todas las relaciones posibles que vayan en beneficio de los intereses del País Vasco. Como delegado, siendo delegado, se van a abrir muchas más puertas que queriendo ser algo que no se es y que no está reconocido, y que ha llevado en muchas ocasiones a situaciones realmente incómodas que ni siquiera benefician los intereses propios del País Vasco.
-Sin embargo, la diáspora siempre ha estado muy vinculada al nacionalismo vasco...
Bueno, yo más bien veo que el nacionalismo vasco ha tratado de apropiarse del sentimiento de los vascos en el exterior, que es múltiple. Aquí lo vemos todos los días a través de las cartas que recibimos de ciudadanos que viven fuera: hay positivas y otras que critican los pasos que se están dando. Eso es lo normal.
-Otra de las polémicas que ha vivido el área de Acción Exterior ha radicado en las ayudas concedidas a las euskal etxeak.
Creo que muchas veces, desde la Acción Exterior, se ha podido mandar un mensaje de que lo básico, y no olvidemos que esos ciudadanos están a 12.000 kilómetros de distancia, estaba representado por los que estaban en ese momento en el gobierno. Creo que se ha mandado un mensaje sesgado y, volviendo al principio de la entrevista, ahí está una de nuestras misiones: que el País Vasco se presente de forma completa.
-¿Con qué objetivo han creado la Red de Ciudadanos Vascos en el exterior?
Queremos conocer qué pueden ofertar al País Vasco los ciudadanos que viven fuera y tienen presencia en las sociedades en las que viven: en sus empresas, en la investigación, la economía, los medios de comunicación, la política o la cultura. Se trata de dar un impulso a la creación de un gran lobby mundial vasco, en el que la aportación directa de los ciudadanos en los ámbitos profesionales y personales es muy importante.
-Hay voces que dicen que esta Red de Ciudadanos es una pretensión del Ejecutivo de Patxi López de contar con su propia diáspora, una vez que ha visto las dificultades que van a tener con las euskal etxeak.
Eso es una simpleza porque es poner barreras al campo. Los ciudadanos vascos están en todos los lugares, haya euskal etxeak o no. Desde Turquía hasta Sudáfrica. Más me sugiere que alguien teme algo, cuando lo lógico es que un Ejecutivo tenga relación con sus ciudadanos, aquí o fuera.
(publicado el 24-01-2010 en Noticias de Gipuzkoa)
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