diáspora y cultura vasca
30/12/2010
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Villa Allende, Argentina. “La idea de que estos relatos se transformaran en libro son el resultado del aporte que quise hacer a mi pueblo en el año de su centenario en cuanto a poder traer a la memoria ciertas vivencias para que la gente no las olvide. Ese fue en principio mi único objetivo”, responde Ángel José Martini a EuskalKultura.com al preguntarle sobre cómo surgió la idea escribir 'Dos Idiazábal, un centenario'. “Pero me jugó una mala pasada mi ingobernable poder de síntesis y sin perder de vista la verdadera significación del aniversario y del fundador del pueblo, esos simples relatos fueron creciendo desde mis propias vivencias personales hasta conformar este conjunto de historias que describen mi pueblo natal”.
El libro tiene un mensaje claro, explica Martini: “Los inmigrantes traían consigo sueños y esperanzas, pero nostalgias y miedo también. Y además, estaban muy agradecidos con la tierra que los recibía. El propósito de mi trabajo fue desentrañar esos sueños de los inmigrantes, de poner en evidencia lo mejor de sus experiencias en lo que tenía que ver con el agradecimiento, con la necesidad de devolver algo de lo que el nuevo destino les ofrecía en promesas de futuro. Como se ve, sentimientos distintos se mezclaban en el día a día de los inmigrantes y esa conjunción de sentimientos es lo que quise reflejar”. Y seguramente, esa mezcla de sentimientos encontrados fue la que llevó a Demetrio Jauregialtzo a propiciar las condiciones para que se fundara el Idiazábal americano.
Dos pueblos, un mismo nombre
Según se sabe, como tantos otros vascos Demetrio Jauregialtzo debió dejar su pueblo natal, Idiazabal, en el Goierri gipuzkoano para buscar mejor suerte en América. Donde efectivamente la encontró, y tras hacer una importante fortuna con la compraventa de cereales, se hizo propietario de una gran extensión de tierra. El tiempo pasó, los adelantos tecnológicos fueron llegando y Jauregialtzo cedió una porción de sus tierras para que se pudiera construir el ferrocarril. Sólo puso una condición: que al pueblo que se levantara alrededor de la estación se le pusiera el nombre Idiazábal.
Martini, un recolector de historias
El autor del texto no es de origen euskaldun. No tiene incluso en la actualidad contacto con el Idiazábal europeo ni con gente de otros pueblos de Euskal Herria; pero reconoce tener un aprecio muy grande por aquellos hombres y mujeres que llegaban a Argentina desde ambos lados de los Pirineos. “La inocencia y la simpleza pueblerina de mis primeros años no me permitían diferenciar cuál era la ascendencia de mis compañeros. Es más, como se puede leer en el libro, las vivencias compartidas no reconocen ni distinguen lugares de orígenes. Sin embargo, debo reconocer que dentro de mi entorno, la gente que más cerca de mí ha estado ha sido de origen vasco. Me honra decir que en mi infancia he contado con un segundo hogar en el de doña Tila (Domitilia de Pac); también que mi lugar preferido para visitar y jugar estaba en lo de Paquita de Jaurena y contar que me movía como en mi propia casa en la tienda de ramos generales “Los Vascos”. También he tenido como amigos a los hijos de Uría y Jaca. Tomando todo esto en cuenta puedo decir que la imagen que tengo de los vascos es excepcional”.
Ángel José Martini nació en el Idiazábal argentino en el año 1940 y si bien la vida lo llevó a radicarse en Villa Allende, también en la provincia de Córdoba, ha sido fiel testigo de los acontecimientos que se fueron sucediendo en el pueblo que lo vio nacer. Con el deseo de que tantos recuerdos no cayeran en el olvido se dio a la tarea de escribir su libro y está muy contento con los resultados. “El espíritu del libro estuvo guiado siempre por el objetivo de la evocación. Nunca fue ideado con propósito lucrativo, la publicación es personal y la tirada de pocos ejemplares”, explica el propio Martini. “La difusión lograda más allá del círculo de amistades la debo a mi amigo Carlos Cerutti, quien tomó a su cargo establecer contactos y generar una repercusión no esperada pero que es bienvenida y que me pone muy contento”.
EL ESCRITOR DE ÉSTE LIBRO ES MI PADRE, TAL CUAL LO EXPRESÉ EN EL PRÓLOGO UN HOMBRE BUENO , NOBLE Y DE PALABRAS JUSTAS EL CUAL ME ENORGULLECE POR SUS PERMANENTES EJEMPLOS DE BIEN. QUIERA DIOS, QUE ESTE LIBRO QUE FUERA REALIZADO CON TANTO AMOR Y ENTREGA TUVIERA LA VERDADERA DIFUSIÓN QUE SE MERECE. NO SOLO PORQUE RELATA CON ANÉCDOTAS REALES EL SACRIFICIO, LOS SUFRIMIENTOS ,LAS AÑORANZAS Y PORQUE NO, LAS ILUSIONES Y LAS ESPERANZAS DE TANTOS QUE DEJARON SU TIERRA PARA AVENTURAR UN FUTURO MEJOR.REFLEJA LA INOCENCIA, LOS VALORES, LA SENCILLEZ DE LA GENTE DE ANTES...!!! LAS VIVENCIAS PUEBLERINAS, LOS AROMAS, LOS COLORES DEL CAMPO. LAS PICARDÍAS Y TRAVESURAS. QUIERA DIOS QUE ALGUIEN IMPULSE Y CONVENZA A MI PADRE PARA QUE ESTE LIBRO SE PUEDA CONOCER EN HORIZONTES TAN LEJANOS COMO VUESTRA TIERRA. GRACIAS.... UN ABRAZO FRATERNO DESDE ARGENTINA. GRACIAS TAMBIEN POR VUESTRO RECONOCIMIENTO Y DIFUSIÓN EN ESTE ESPACIO TAN IMPORTANTE !!!
PATRICIA NOEMI MARTINI, 20/02/2011 00:51
soy nieta de vascos de Iparralde y Egoalde, las palabras de este artículo me han hecho lagrimear y me gustaría poder comprar el libro. Muchas gracias,
Martha Emilia Bordenave, 31/12/2010 18:19
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