diáspora y cultura vasca
31/12/2013
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Urruña, Lapurdi. No lleva ni un mes abierta y la tienda de artesanía Martxuka ya se ha convertido en punto de encuentro de los urruñarras. "Urruña es un pueblo pequeño, de unas 8.000 personas, pero a veces parece que solo vienen aquí a dormir. No hay comercio. Por eso yo quería crear un poco de movimiento en el pueblo", cuenta Adelaide Daraspe.
La tienda es pequeña y reúne en un mismo espacio la degustación de té y dulces junto a la tienda. "El objetivo es impulsar la creación de artesanos de Euskal Herria y de la Diáspora. Son productos ecológicos, creados por 42 artistas. Cada producto además tiene una ficha, para que el comprador sepa de dónde viene", explica Daraspe.
De Montreal a Berlín
La tienda es un espacio único por su especial atención a las creaciones de artesanos de la Diáspora. En enero llegarán los primeros: piezas en madera que realiza un artesano vasco en Berlín; joyería de alta gama que crea en Nueva York Izaskun Zabala; obra en vidrio de Pantxika Saliou, de Montreal; y las imágenes del fotógrafo parisino Etxeberria. "A Izaskun Zabala la conocí durante el centenario de la Euskal Etxea de Nueva York y hace una joyas preciosas; a Pantxika en Montreal, claro; y Etxeberria, de París, hace fotos con una exposición de 35 minutos, y el resultado es increíble", cuenta la joven emprendedora.
Adelaide invita a otros creadores de la Diáspora a exponer su obra en Martxuka. Para ello, pueden contactar con ella en el e-mail contact@martxuka.com o en la página de Facebook de Martxuka. A mediados de enero abrirá su tienda online, con lo que los productos podrán adquirirse desde cualquier lugar del mundo.
Dando a conocer la Diáspora
Desde su sede de Urruña, Daraspe trabaja cada día en dar a conocer a la Diáspora en Euskal Herria. Cuenta que su experiencia en Québec ha creado curiosidad a su alrededor. "Han venido muchos medios para informar sobre la tienda y siempre cuento que viví en Québec y que allí hay un grupo de vascos muy activos", añade Adelaide.
"Yo menciono todos los días a la Diáspora, y creo que hay un gran interés. En la Ikastola los estudiantes han oido hablar de ella y, en general, aunque tienen mucho por aprender, sí hay interés", asegura.
[Taller de pintura sobre chocolate en Martxuka (foto Martxuka)]
Bonita dinámica en Québec
Daraspe llegó a Québec en 2006 y pasó allí siete años. Ella ya sabía sobre la Diáspora, pues en su época de estudiante en Burdeos ayudó a la euskal etxea local dando clases de euskera. "Allí tuve el primer contacto con la Diáspora. Me quedé con ganas de más y en la universidad me propusieron hacer un trabajo de investigación sobre los vascos en Québec", cuenta Daraspe.
El recibimiento fue inmejorable, recuerda Adelaide: "En la Euskal Etxea me acogieron desde el primer momento. Imagínate, llegué allí, con 21 años, perdida, y ¡ellos vinieron a buscarme al aeropuerto!". Durante su investigación fue conociendo uno a uno a los integrantes del centro vasco Euskaldunak, del que ella misma entró a formar parte. "Ha sido un gran placer trabajar codo con codo con ellos. Después, en un momento dado me propusieron ser vicepresidenta, y más tarde, cuando el presidente Jean Goienetche se puso enfermo, asumí la presidencia, siempre con el apoyo de Jean como vicepresidente", cuenta.
A pesar de haber vuelto a casa Adelaide mantiene un estrecho contacto con la euskal etxea, y se muestra contenta por que dice que allí ha surgido una bonita dinámica. "Hay una quincena de jóvenes que están muy implicados y hacen muchas cosas. Tienen buenísimas ideas, salen a remar con la trainera de la expedición Indianoak, quieren hacer un grupo de música y están impulsando mucho el euskera", concluye.
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