Ander Egiluz Beramendi. David Romtvedt es un trabajador incansable: a pesar de estar de año sabático, además de escribir nuevos poemas, está ocupado con “un gran proyecto que aunará música y literatura”. Y sigue presentando ante el público su novela: Zelestina Urza in Outer Space.
En la novela tratas el tema de la inmigración pero te centras en una sola persona.
-Mi objetivo no era hacer una crónica de la vida de los inmigrantes, sino contar precisamente la vida de una persona y la influencia que sus vivencias tienen en ella. Me interesaba más la relación entre Zelestina y el narrador.
¿Podría ser porque Zelestina une dos mundos completamente distintos, como son Euskal Herria y Wyoming?
-Así es. Para el narrador Zelestina podría ser de otro planeta y, para ella, Wyoming es otro planeta. Hay personas que nos marcan tanto que cambia, incluso, la imagen que tenemos de nosotros mismos. Y eso le ocurre a Zelestina.
¿Quién es Zelestina Urza?
-Es un personaje de ficción basado en tres mujeres que conocí en Wyoming: la abuela de mi mujer y dos de sus hermanas. Las tres eran vascas, dos nacieron en Arnegi y una en Wyoming. También me he basado en las vivencias que tuvo otra mujer, entre coches y amantes. A esta última no la llegué a conocer, pero he oído sus historias. La madre de mi mujer, como yo, se casó y se sumergió en la cultura vasca y sus experiencias también salpican a Zelestina. Pero, además de contar las vivencias de la protagonista también he querido hablar de la amplia cultura vasca. Es una historia distinta, no quería contar otra historia sobre el estereotipo de la solitaria vida de los pastores vascos.
La novela es de ficción pero, ¿has incluido algo de historia?
-Sí, la novela transcurre en Wolf, un ficticio pueblo de Wyoming, pero el narrador habla de temas muy diversos, como la cultura vasca, el Imperio romano, la guerra civil española, la relación de los fascistas con la Iglesia, la paleo-historia de los vascos… Y el personaje de Yellow Bird Daughter le da al narrador la oportunidad de hablar sobre la relación entre los europeos y los indios americanos.
Muchos temas hilvanados alrededor de Zelestina.
-Eso me han dicho muchos lectores. El narrador toma y deja los temas según le convenga: desde la forma de las guerras actuales, hasta cómo los distintos gobiernos han tratado a los indios americanos, pasando por la presencia de la religión cristiana en la sociedad, la historia de Euskal Herria y de Europa, y, por supuesto, los idiomas. El lugar que idiomas pequeños como el euskera tienen en el mundo y la capacidad de los grupos lingüísticos de influir en nuestra manera de pensar.
Antes de publicar esta novela ya habías trabajado en una obra sobre los vascos en Buffalo. ¿Qué te atrajo a la cultura vasca?
-Tras venir a Wyoming conocí a la que sería mi mujer (Margo Iberlin Echemendy, cuyos abuelos emigraron de Arnegi) y comencé a tocar el acordeón para el grupo local de danzas vascas. La gente me empezó a preguntar sobre la cultura vasca y me di cuenta de lo poco que sabía. De todas formas, siempre me había interesado la relación entre quienes ostentan el poder y quienes no.
También decidiste aprender euskera y lo hablas bien.
-Hace tiempo, me dijo un amigo que nunca llegaría a conocer bien a un grupo sin conocer su idioma. Y no es ninguna tontería He. hecho un gran esfuerzo para aprender euskera pero he aprendido mucho más que una lengua. Se han abierto ante mí puertas que dan a lugares que ni siquiera sabía que existían.
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