Iruña-Pamplona. Mikel Lasarte, miembro del grupo pamplonés Ortzadar Dantza Taldea, comparte con Euskalkultura.eus su crónica e impresiones del viaje del grupo navarro a Argentina del 25 de noviembre al 12 de diciembre. Un contingente de 40 personas, entre músicos y dantzaris, visitó los cuatro centros navarros activos del país austral. “No ha sido un viaje corriente, en el que brindamos espectáculos y nada más. Viajamos con un programa docente y de intercambio mucho más rico, que intentó conjugar nuestros recursos y posibilidades con la demanda desde los centros”.
Los primeros tres días transcurrieron en la Ciudad de Buenos Aires. En el Centro Navarro de Buenos Aires dieron clases de danza y pudieron trabajar Otsagiko dantzak, danzas de Arantza y de Lesaka. También clases de txistu y algunas charlas, sobre danzas navarras, sobre instrumentos y trajes tradicionales. A las charlas asistieron asimismo personas de euskal etxeas porteñas, registrando una gran afluencia de público. Pudieron realizar con los dantzaris del centro un curso de tango, “y ahí comenzó nuestra relación con el asado, las empanadas y los famosos alfajores argentinos, que después pudimos probar en cada centro.”
El viaje ha sido una experiencia realmente enriquecedora para los dantzaris de ambos lados
La segunda parada fue en la ciudad de Bolívar, donde les esperaban dos jornadas muy intensas: dieron cursos de danza en los que trabajaron por ejemplo matelota y danzas de Bizkaia, el curso sobre trajes típicos y danzas navarras, y brindaron su espectáculo en un teatro local. También hubo tiempo para el intercambio: conocieron la chacarera y otras danzas folklóricas argentinas de la mano de los dantzaris del Centro Navarro de Bolívar. De allí partieron hacia Rosario, donde pasaron cuatro días.
Con el grupo de danza del Centro Navarro de Rosario pudieron trabajar Larrain dantza, la jota de Tudela, y el trenzado de Cortes. Allí también ofrecieron su espectáculo y para culminar la estadía visitaron al predio que el centro tiene en Funes, donde compartieron el último día. En cada centro navarro, además, dieron un curso de cocina, transmitiendo las comidas más sencillas y típicas, como croquetas, rellenos y pintxos varios. A veces les costó encontrar los elementos para cocinar, pero el gastronómico fue siempre un momento muy valioso de compartir con la gente.
La última parada fue Mendoza. “En Mendoza, como en cada centro, nos dieron una bienvenida tan cálida como el clima”, bromea Mikel, sorprendido de las temperaturas superiores a los 30° que les acompañaron en todo su viaje. Aquí también ofrecieron las clases de danza, las charlas sobre danza navarra y trajes típicos, y las clases de cocina. En Mendoza se llevó a cabo el Encuentro de Colectividades, y pudieron todos juntos bailar el trenzado doble de Cortes, Larrain dantza y la jota de Tudela en la Plaza España, acompañados de los músicos de Ortzadar.
La crónica en imágenes del viaje vendrá recogida en un documental que esperan estrenar en febrero
Junto a ello, los cuatro centros navarros ofrecieron un espectáculo en el teatro donde pudieron mostrar lo trabajado en los cursos, y en sus respectivos centros. Del Encuentro participaron autoridades del Gobierno de Navarra encabezadas por la presidenta María Chivite. Fue de hecho el apoyo económico del Gobierno lo que hizo posible el viaje de la Ortzadar, además de suponer un reconocimiento a su trayectoria de trabajo por la cultura navarra y una oportunidad de sembrar nuevos vínculos con la diáspora.
Todo lo vivido, recopilado en fotos y videos, formará parte de un documental que esperan vea la luz el próximo mes de febrero. La participaciónen cada centro fue alta y los asistentes se mostraron muy agradecidos por el trabajo realizado. “Hay que tener en cuenta que quienes actualmente participan en los centros son en su mayoría tercera o cuarta generación, y que mantengan esa relación con sus raíces es extraordinario”, refiere Lasarte. “Casi no tuvimos tiempo para el turismo, pero ¿quién quiere ver piedras cuando se puede hacer turismo social? ¡El haber conocido a la gente del lugar y hacer amigos es realmente el premio!”, concluye satisfecho Lasarte.