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Luis Foncillas: ‘En Nueva York es mucho más fácil ser vasco que en cualquier lugar del Estado español, porque no existen prejuicios contra lo vasco’

01/06/2004

Luis Foncillas ante la Euskal Etxea de Nueva York.
Luis Foncillas ante la Euskal Etxea de Nueva York.

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Es el lehendakari de la Eusko Etxea de New York desde hace casi año y medio. Periodista nacido en Iruñea hace treinta y tantos años (cierta coquetería masculina le impide revelar la fecha exacta), decidió hace bastante tiempo dejar su querida Euskal Herria, tras trabajar en varios medios de comunicación vascos y de Madrid, para irse a New York. Allí trabaja como productor de MTV Networks y cada mañana acude al corazón de la ciudad, Times Square, para realizar su trabajo. Un 11 de septiembre cambió la vida de la ciudad y la suya. Times Square está considerado como objetivo terrorista y también el metro que coge cada mañana. ‘Y a veces -confiesa-, cuando vas abstraído en el vagón leyendo el New York Times, te vienen esas ideas a la cabeza, y te pones un poco nervioso. Hasta que sales a la calle...’ Desde ese día fatídico, Luis Foncillas es también corresponsal de Radio Euskadi en New York. Le costó bastante decidirse, pero hoy se siente orgulloso de poder ser la voz, ‘el nexo de unión entre dos países tan fascinantes como son Euskal Herria y EEUU’. Como lehendakari de la Eusko Etxea neoyorkina vive en estos momentos una etapa de ilusión con el lanzamiento del website de noticias www.eeny.org . La página web Izaronews le ha hecho esta entrevista que ofrecemos en su versión original.
¿Por qué dejaste tu Iruñea natal y te fuiste a New York?

Yo siempre había admirado Estados Unidos. Me creí todo lo que la maquinaria de Hollywood nos quiere hacer creer de que este es el país más libre del mundo. Cuando llegué aquí y empecé a observar y a analizar las cosas en profundidad vi que no es oro todo lo que reluce. Creo que este país está más avanzado que Europa en algunos aspectos, pero que va muy por detrás en otros, sobre todo en lo que se refiere a sanidad pública, derechos sociales, etc. Hoy me sitúo ‘ideológicamente’ a mitad de camino entre Europa y Estados Unidos. Es curioso porque los estadounidenses que me conocen me tachan de anti-americano, mientras que los vascos de Euskal Herria me acusan de estar totalmente ‘americanizado'. Creo pues, que voy por buen camino (risas).

¿Qué te ofrecía América que te hizo marchar hasta allí?

La respuesta es mucho menos glamurosa que la pregunta. Viví tres años en Madrid. En mi última etapa fui director de comunicación del Museo de la Ciencia de Madrid ‘Acciona’. Fue una época apasionante y en la que obtuvimos resultados que parecían inalcanzables, pero a la vez absolutamente decepcionante hasta el punto de que decidí dejar ese puesto. Intenté quedarme en Madrid, pero no pude encontrar trabajo --hablamos de 1993--, por lo que volví a Iruñea, donde tampoco hubo manera de encontrar trabajo, así que decidí venir a Nev York donde tenía amigos. En un par de años las cosas empezaron a despegar en una ‘aventura’ que honestamente, no se a dónde me va a llevar. Todo va demasiado deprisa, como si se escapara a tu control. Las cosas se pueden planificar, pero hasta cierto punto. Y si no que se lo pregunten a Aznar, o al propio Bush, dentro de pocos meses cuando pierda las elecciones.

¿Está tan lejos Iruñea de New York como parece?

Sí y no. Lo de la globalización es una realidad, aunque yo casi hablaría más bien de una ‘americanización’ del mundo. En Iruñea, siempre iba como una moto de un sitio para otro. En eso no han cambiado mucho las cosas. Esta es una ciudad en la que te puedes realizar de una manera más completa; no sabría cómo explicarlo pero si tú quieres te ofrece una serie de posibilidades que no te ofrece ninguna otra ciudad, que yo conozca al menos. Eso sí, el esfuerzo y las horas de trabajo no te las quita nadie, pero los vascos no le tenemos miedo al trabajo, creo que eso es algo que demostramos cada día. Me parece que me he ido por los cerros de Úbeda y no he contestado a tu pregunta…

¿Se puede ser vasco con normalidad por allí?

Aquí es mucho más fácil ser vasco que en cualquier lugar del estado español porque no existen prejuicios contra lo vasco; al principio tendrás que explicar quién eres y de dónde vienes, pero al menos no existen estereotipos. Les sorprende mucho ese orgullo de ser vasco, ese cariño tan intenso por tu país. Pero creo que cuando se lo explicas, lo entienden. No tengo complejos para explicar, cuantas veces haga falta, quién soy y de dónde vengo. Date cuenta de que aquí la gente se mueve mucho, cambia de trabajo y de lugar de residencia constantemente, no tiene ese arraigo a la tierra que tenemos nosotros. Pero cuando les explicas que tú te sientes tan vasco como ellos se sienten ‘americanos’, vayan donde vayan, estén donde estén, te entienden perfectamente.

¿Qué es Euskal Herria para un neoyorkino?

A menos que conozcan a un vasco, Euskal Herria no existe para un neoyorquino, pero tampoco existe el resto del mundo, a no ser que tengan intereses económicos o de otro tipo. No les preocupa el resto del mundo. ¿Para qué conocer otros países cuando ellos viven en el mejor país del mundo? Eso sí, cuando descubren Euskal Herria, la cosa cambia. Y si no, que se lo pregunten a Mark Kurlansky, el autor de ‘La Historia Vasca del Mundo’, que se enamoró de Euskadi hasta el punto de que escribió un libro para dar a conocer nuestro país a los norteamericanos. Creo que el de Mark es un buen ejemplo.

Y en New York, te acercas un día por la Euskal Etxea y terminas de lehendakari.

Recuerdo el primer día que aparecí por la Eusko Etxea como si fuera ayer. Después de haber estado unos cinco años en New York sentí la necesidad de estar con otros vascos y me acerqué por la Eusko Etxea, que resultó estar muy cerca de mi casa. Comencé a ir a las reuniones mensuales, a participar en algunas actividades… Poco después me hicieron vicepresidente. Un par de años más tarde, el presidente no quiso seguir y me propusieron a mí. Al principio, no quería pues bastante tenía con mi trabajo en MTV y la corresponsalía de Radio Euskadi, pero no pude decir que no. Al fin y al cabo estaba ya organizando actividades...

¿Ha habido momentos especiales en este tiempo como lehendakari?

El año pasado fue muy especial; al poco de hacerme cargo de la presidencia vinieron a visitarnos el lehendakari Juan Jose Ibarretxe y Josu Jon Imaz. A Josu Jon le había conocido un par de años antes en New York. El lehendakari, me cautivó rápidamente, pero Begoña Arregi, su mujer, fue para mí el gran descubrimiento. Me pareció una mujer de una categoría personal como pocas, con la que fue muy fácil mantener una conversación realmente interesante. Después nos hemos visto un par de veces más y quiero pensar que nos tenemos un cariño especial. En diciembre, que volví a Euskadi para participar en la presentación del libro ‘Vascos Mundiales, Mundu Zabaleko Euskal Herritarrak’, le presenté a mi compañero, quien por cierto nació en Durango (Colorado). El año pasado celebramos además, el 90 aniversario de la Casa Vasca en esta ciudad, realizamos la primera exposición de Inés Medina, una artista vasca afincada en New York o la presentación del último libro de Mark Kurlansky, 1968, ‘The Year that Rocked the World’. Otro de los momentos que recuerdo con más cariño es una profunda conversación que tuve con Ainhoa Arteta en la Eusko Etxea. Mi madre había muerto hacía pocas semanas y ella se había separado recientemente, y creo que nos apoyamos mutuamente. Hablamos con la sinceridad con la que sólo dos vascos --uno de Iruñea y otra de Tolosa--, podrían hacerlo y lo recuerdo con gran cariño.

La diáspora vasca está integrada por un amplio contingente de gentes de gran influencia en sus países, que mantiene generación tras generación sus raíces vascas y su amor por Euskal Herria. Da la impresión sin embargo, que está desperdigada, que no lo sabemos aprovechar. ¿Crees que es una cuestión de dejadez institucional o hay algún otro motivo?

Yo no echaría la culpa a las instituciones, creo que es culpa nuestra, aunque tampoco estoy del todo seguro. Durante muchos años se ha hablado de la creación de una Asociación de Amigos de los Vascos; quizá la cosa puede ir por ahí. Esa es un poco la idea del website de EENY, aglutinar aunque sea a través de internet, a una serie de gente con orgullo de ser vascos y de pertenecer a un pueblo. Eso está bien pero a partir de ahí, ¿qué?, ¿creamos lobbies? Quizá parte de la solución podría ser que el Gobierno vasco --y ahora si estoy recurriendo a las instituciones--, abriera una oficina en New York, una especie de oficina diplomática. En New York está la ONU, es la sede de los medios de comunicación, del periódico más influyente del mundo, el ‘New York Times’, es un lugar en el que se genera opinión... Creo que hacernos oír es una labor individual y colectiva y que requiere una reflexión muy profunda. Pero el hecho de que estemos hablando de ello y seamos conscientes de que es una carencia es un buen principio. No dejemos pasar el tiempo...

¿Como se gesta la idea de poner en marcha una web de la Eusko Etxea de New York?

La idea del web es muy vieja. Personalmente no quería una página en la que diéramos cuenta tan sólo de las actividades de la Eusko Etxea, algo que al final interesa sólo a los socios. Dada mi trayectoria profesional quería combinar las actividades con la información pero tampoco tenía muy claro cómo hacerlo. Le dimos muchas vueltas al asunto, pensamos en hacer una página cultural para dar a conocer Euskadi al mundo… Pero el verano pasado participé en el programa ‘Gaztemundu’ del Gobierno vasco y allí se pusieron sobre la mesa una serie de ideas interesantes: abrirse a la comunidad en la que estamos, la puesta en marcha de webs que interesen tanto a vascos como a los ciudadanos de la comunidad en la que las Euskal Etxeak están erradicadas… En el caso de NY eso era difícil por el tipo de ciudad, de sociedad, etc. Seguíamos dándole vueltas a todo hasta que un día aparece Mikel Amigot, como yo un ‘loco’ de la información y una persona que como yo pretende transmitir esa imagen buena del País Vasco y sus gentes. Mikel y yo pasamos horas y horas ‘literalmente’ hablando de este asunto en Nueva York. Pensé en hacer un newsletter, pero Mikel me dijo que era mejor hacer directamente la página sin marear más la perdiz. Así hasta que dimos con la idea de esa página --un periódico electrónico-- con esas secciones, con ese concepto dirigido a los vascos del mundo y a todos los que están interesados en el mundo de los vascos, escrita en los idiomas que hablamos. Decidimos que el web iba a ser multilingüe y que no íbamos a crear secciones específicas en cada idioma, ni traducir noticias a otras lenguas y creo que el resultado no está mal. Es sólo el principio, el embrión de algo que queremos que vaya mucho más lejos, que se convierta quizás en fuente de noticias, noticias que pueden tener su reflejo en la prensa de Euskadi, y noticias de los vascos que pueden tener reflejo en la prensa estadounidense. Queremos publicar Tribunas de opinión, entrevistas, reportajes…, pero todo se andará. Vayamos despacio pero conociendo muy bien el terreno que pisamos.

Habrá que ir terminando. Cuéntales a los lectores de Izaronews alguna de esas anécdotas que tienes de tu estancia en New York y de tu trabajo aquí como periodista.

Me pasó el año pasado cuando fui a la Conferencia sobre terrorismo organizada por Noruega y en la que participaron lideres de varios países, entre ellos Aznar. Había unas medidas de seguridad extraordinarias. Las calles alrededor del hotel donde tuvo lugar el acto estaban cerradas y rodeadas por cientos de policías, agentes del Servicio Secreto, etc. Llegué con mucho tiempo porque nos habían dicho que podríamos tardar mucho tiempo en pasar los controles, a pesar de que estábamos previamente acreditados. El caso es que fui vestido con un elegante traje negro y con una mochila gris que no iba mucho con el resto de la indumentaria. Para mi sorpresa pase todos los controles con facilidad, no me registraron ni a mi ni la mochila y las fuerzas de seguridad estuvieron encantadoras. Después me di cuenta del porqué. Todos los del servicio secreto y los guardaespaldas de los lideres mundiales iban vestidos como yo, con traje negro o azul oscuro y todos llevaban pins que supongo, eran micrófonos. También yo llevaba un pin de Gernika y creo que se pensaron que era uno de ellos. El caso es que gracias a él no tuve ningún problema. Después me enteré que muchos periodistas se habían quedado en la calle e incluso hubo una ministra de Exteriores de un país africano a la que quisieron registrar. Cuando se negó a ello no la dejaron entrar, con lo que se dio media vuelta y se largó.

Publicado el 31-05-2004 en Izaronews.


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