Los pianistas Horacio y Ariel Azcárate brindaron el pasado domingo un exitoso concierto en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires

En el marco del Ciclo de Conciertos auspiciado por la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires y coordinado por la Lic. Patricia Pouchulu, los pianistas Horacio y Ariel Azcárate, padre e hijo, brindaron el pasado domingo un exitoso concierto frente a más de cuatrocientas personas. Tras una primera parte que incluía repertorio argentino de tango y zamba a cargo de Horacio --el padre-- y una segunda parte en la que Ariel --el hijo-- interpretó piezas de Gershwin, la tercera parte introdujo en el programa una nota vasca a cuatro manos, al tocar ambos conjuntamente una suite del compositor eúskaro Maurice Ravel (Ziburu, 1875-París, 1937).

Irene L. de Vicuña/Buenos Aires. La bien ganada fama de los maestros Horacio y Ariel Azcárate y el repertorio elegido, por demás atractivo, prometían una tarde de domingo propicia para el deleite musical y el público porteño no se hizo rogar. La capacidad del Auditorio del Museo Nacional de Bellas Artes se vio rebasada y, a falta de asientos, decenas de oyentes permanecieron de pie mientras otros tantos intentaron seguir el concierto desde afuera del auditorio.

El programa incluyó, en su primera parte, obras de tango y una zamba de Manolo Juárez, interpretadas por Ariel Azcárate. En la segunda parte, Horacio Azcárate hizo lo propio con obras de George Gershwin (Tres preludios y Rapsodia en Blue) y el concierto concluyó con Azcárate padre e hijo interpretando los movimientos de la suite Ma Mère L´Oye, del músico ziburutarra Maurice Ravel. Los pianistas agradecieron los aplausos ofreciendo además un vals de Brahms a cuatro manos.

Pianistas argentinos de origen vasco

Los Azcárate son dos artistas argentinos conocedores de su origen euskaldun. Sin embargo, Horacio reconoce su afición por la música como herencia de su tío piamontés, quien fue su primer profesor de piano en su Junín natal. Aunque, confiesa el pianista, también le hubiera gustado ser pelotari, como su padre.

El padre de Horacio, Elías Azcárate, dejó su Nafarroa natal a los trece años junto a sus padres, buscando mejores horizontes. 'Mi padre, como buen vasco, fue un fantástico jugador de pelota a paleta. Llegó a ser campeón de la provincia de Buenos Aires', dice de él, y agrega: 'Aunque a mí me hubiera gustado jugar, cuando empecé a tocar el piano tuve que optar'.

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