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Iparralde se queda sin curas: en 2012 sólo contará con 17 sacerdotes católicos de menos de 60 años; hoy ningún seminarista vasco estudia en la Diócesis de Baiona

10/01/2004

Interior y coro de la iglesia de San Juan Bautista en Hazparne (Lapurdi)
Interior y coro de la iglesia de San Juan Bautista en Hazparne (Lapurdi)

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Según un artículo que publica esta semana el diario en lengua vasca Berria, los curas son una especie en extinción en Lapurdi, la Baja Navarra y Zuberoa. Aunque tampoco en el resto del país la situación invita al optimismo, en el caso de Iparralde los datos indican que ningún vasco se ordenará sacerdote al menos hasta el año 2012. Las cifras contrastan con los 656 curas de menos de 60 años con que la región vasca continental y Bearn contaban en 1962.
EUSKAL KULTURA. No puede decirse que el actual desierto de vocaciones se halla producido de la noche a la mañana, destaca Berria. Así, en 1962 la cifra de curas menores de 60 años en la Diócesis de Baiona --datos que incluyen a Iparralde y el Bearn-- se elevaba a 656, mientras que para 1982 se había reducido a 360, a 187 en 1992 y a 91 en 2002. No se prevé que la tendencia se invierta durante los próximos años, no al menos a mejor, puesto que las previsiones indican que en 2012 la Diócesis en su conjunto contará con un total de 35 curas menores de 60 años, correspondiendo a Iparralde sólo 17, no siendo además la totalidad de ellos vascoparlantes.

El artículo que firma en Berria el periodista Aitor Rentería señala a modo de ejemplo lo que ocurre en la comarca de Hazparne (Hasparren), a caballo entre Lapurdi y la Baja Navarra. En Hazparnealdea disponían hace seis años de los servicios de nueve curas, de ellos cuatro en el propio Hazparne y uno respectivamente en las localidades de Lekorne (Mendionde), Donamartiri (St Martin), Aiherra (Ayherre), Beskoitze (Briscous) y Lekuine (Bonloc). Hoy no restan sino cinco, dos en Hazparne y uno en Donamartiri, Aiherra y Beskoitze. Pero estas cifras son, además, engañosas, puesto que yendo más allá, comprobamos que uno de esos curas cuenta con 84 años y otro con 78. Hasta hace poco más de un año la misa semanal se celebraba en cada uno de los pueblos, cosa que resulta hoy imposible, por lo que siempre hay una de las poblaciones que se queda irremediablemente sin ella.

Xipri Arbelbide, cura de Aiherra y que ronda él mismo los 70, comenta a Berria que 'nos estamos estrellando contra un muro', pero que nadie en la jerarquía quiere mencionar el tema, nadie toma el toro por los cuernos 'ni menciona la posibilidad de introducir cambios' que ayuden hacer frente al problema.

Las fuentes consultadas señalan que no es una cuestión que afecte sólo a Iparralde o a nuestro país, pero que su solución sí exige la reflexión y el aporte de todos. Conscientes de ello se reúne y debate sobre el tema el colectivo vasco 'Fededunak' (creyentes) de la Diócesis de Baiona, con una preocupación central: la situación de la Iglesia en Euskal Herria.

'Ha llegado el momento de explorar nuevas vías, si es que nuestra gente desea contar con curas en los años venideros', afirma Arbelbide. 'Se escucha que la fe ha desaparecido', añade el cura de Aiherra. 'Eso es una gran tontería. Es cierto que acude menos gente a la iglesia, pero quienes van claro que mantienen la fe, al igual que quienes continúan su labor en los grupos de catequesis'.

En opinión de Arbelbide la solución podría venir precisamente de esos grupos. La cuestión del celibato obligatorio y los sacerdotes casados flota en el aire, aunque la Iglesia católica se ha negado hasta el momento a examinar esa posibilidad. No son pocos los ejemplos en otras culturas y partes del mundo. También existe el caso de un grupo de curas que abandonó la Iglesia anglicana y se incorporó a la católica cuando aquella comenzó a ordenar a mujeres; entre ellos había curas casados.

Arbelbide recuerda que en los inicios de la Iglesia eran las propia comunidades cristianas quienes elegían a sus sacerdotes. Se escogía para ello a hombres considerados serios y profundos creyentes. Cuando otras vías parecen agotadas, ¿no habríamos de volver a ello?, se pregunta Arbelbide, en un tiempo en que --añaden otras voces-- en otras confesiones se abre paso con creciente fuerza la idea de la ordenación de mujeres, en el marco de una nueva definición del papel de la mujer en el seno de la Iglesia. A grandes problemas, grandes remedios, dicen algunos. En las circunstancias presentes el debate parece gozar de gran actualidad.


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