diáspora y cultura vasca
06/08/2008
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Arrecifes, Argentina. Para ser testigos de este encuentro tan especial, EuskalKultura.com se acercó a Arrecifes a conversar con los alumnos. Como es sabido, se trata de alumnos que conforme van aprendiendo, en clases adistancia, así como un par de veces al año en barnetegis como éste, van a su vez impartiendo lo enseñado a alumnos de niveles más básicos que el suyo.
Oskar Goitia tiene 49 años y nació en Donostia, aunque de muy pequeño se estableció con su familia en Brasil. Ahora vive en Sao Pablo --o San Pablo, como se dice en Argentina y esta zona de América-- , y si bien realizó un curso intensivo en el barnetegi de Lazkao, es nuevo en el proyecto Euskara Munduan. Según comenta, “la mayoría de los vascos que vivimos en Brasil sabemos muy poco euskera. Para mí, la mejor manera de aprender es enseñar y aunque se sepa poco, lo que uno sabe debe enseñarlo. En Brasil hay mucha gente que quiere aprender. Se da el caso de que muchos de quienes desean aprender la lengua vasca, no tienen antepasados vascos. En este momento tengo tres grupos de diez alumnos”.
Desde Chile viajaron a Argentina cuatro alumnos para participar del barnetegi. Su caso es distinto. Álvaro Montes de Oca, por ejemplo, tiene 29 años y ha realizado varios cursos de euskera con profesores euskaldunes que llegaron a Santiago. En su opición, “venir hasta aquí no sólo nos da la posibilidad de estudiar sino también de conocer las opiniones y experiencias de otros alumnos sudamericanos. Estando acá nos hemos dado cuenta de que todos tenemos necesidades y curiosidades parecidas”. Rodolfo Reyes, 37, también de Santiago, es intérprete de inglés. Destaca especialmente los aspectos metodológicos del curso: “Yo llevo varios años estudiando, tanto con profesor presencial como sin. Para mí es muy importante ver cómo se organizan las clases, es decir, cómo debe ser el proceso de aprendizaje”. Álvaro y Rodolfo se han desempeñado ya como profesores de euskera y debido a su nivel han comenzado en el grupo Diáspora II.
El montevideano Carlos Costa Irigaray, de 29, también pertenece al grupo Diáspora II, y ha estado tomando clases con sus profesores del Centro Haize Hegoa de la capital uruguaya. “Durante el barnetegi hemos aprendido mucho. El nivel de grupo es muy bueno y como han dicho mis compañeros poder conocer los puntos de vista de la gente de otros países es una posibilidad que hay que subrayar. La inmigración vasca ha ido tomando matices distintos en cada lugar y conocer eso es maravilloso”, explicó Carlos con un acento zuberotarra que cultiva. Su abuela era de Etxebarren y fue de ella de quien aprendió las primeras palabras en euskera, un legado que ahora se esfuerza en transmitir.
Recién iniada, Carina Fernández, 34, participará junto a Carlos en Haize Hegoa. Ella ya trabaja con txikis, pero su objetivo es aprender lo suficiente para poder hablarles en euskera. Sobre todo ha trabajado con el programa remoto. “Hasta ahora he tenido poco euskera, pero antes de venir nos juntamos con las profesoras del centro que tienen EGA para fijar algunos de los conocimientos”.
El euskera arranca en Colombia
Para Alejandro Cadena, colombiano de 24 años, la experiencia del barnetegi ha resultado "muy enriquecedora": "En Colombia el euskera no se ha ofertado demasiado y por eso en este momento no hay mucha gente que lo quiera estudiar", reconoce. "Sin embargo, al haber estado acá me di cuenta de lo importante que es como descendiente de vascos y por eso, cuando vuelva, mi objetivo es mostrar todo lo aquí”. Hasta comenzar con el programa, el único contacto de Alejandro con el euskera había sido a través de Boga.
[De izquierda a derecha Lilian Bórquez, Argentina; Carina Fernández, Uruguay; Alejandro Cadena, Colombia; Alvaro Montes de Oca, Chile; Oskar Goitia, con txapela, Brasil; Rodolfo Reyes, Chile, y Carlos Costa, Uruguay]
Viajar hasta Argentina desde otros países para participar del barnetegi puede resultar llamativo. Pero también hay quien desde la propia Argentina tuvo que recorrer 1.800 kms para llegar. Ese es el caso de Lilián Bórquez. Lilián es de Comodoro Rivadavia, una ciudad de la Patagonia, y como la mayoría de sus compañeros empezó en marzo con el curso a distancia. Lilián no tiene antepasados vascos pero sí un gusto especial por aprender idiomas. “A mí me gustan mucho los idiomas; por eso cuando me enteré de que iba a Comodoro una profesora de euskera enseguida me anoté para empezar con las clases. Ahora ya no continúa, pero la idea de la euskal etxea es comenzar el año que viene con un grupo nuevo, que estaría a mi cargo”.
Debut de dos profesoras
Pero el barnetegi de Arrecifes no ha sido iniciático sólo para los alumnos. Dos nuevas profesoras tuvieron la posibilidad de dar clases junto a los ya veteranos Kinku Zinkunegi, técnico de HABE, Iraia Saez de Viteri y Gabriela Mendia. En el marco del proyecto, Cecilia Cénoz y Natalia Hormazabal, alumnas del anterior Diáspora II, participaron los primeros seis meses del año de un barnetegi en Lazkao (Gipuzkoa), perfeccionando su euskera. Ambas aprobaron el segundo perfil de HABE y se convirtieron ahora en profesoras del nuevo grupo.
Los responsables de Euskaldunak Denak Bat han realizado un balance francamente positivo de este primer barnetegi internacional que han albergado. “Para nosotros constituye un orgullo haber acogido a estos alumnos y profesores. Nuestra casa está siempre abierta a todos, pero haber recibido a gente de tan lejos", señalan miembros de la Comisión Directiva, "supone un enorme placer y esperamos que haya resultado de provecho a todos los jóvenes participantes".
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