Carora, Venezuela. Tirando del hilo de las danzas vascas, nos hemos dado de bruces con la historia de los Escolapios de Navarra en Venezuela. Leímos hace unos meses en la prensa local que llegaba un nuevo obispo a Carora, en el estado de Lara, y que a modo de homenaje las y los alumnos del Colegio de Cristo Rey le habían obsequiado "bailando bailes vascos". Esto en Carora, a 467 kilómetros por carretera de Caracas, entre Barquisimeto y Maracaibo. Bailes vascos en Carora... Y escribimos a amigos venezolanos interesándonos en ello. En EuskalKultura.eus nos gusta investigar.
La respuesta, o un nuevo paso en nuestra búsqueda, nos llegó desde Caracas vía Pedro Javier Arriaga Aguirre, coordinador de la revista mensual Jazoera de la comunidad vasco-venezolana. Nos lo contó desde el otro lado del hilo, pero lo publicó también, en un artículo de Jazoera. Juntando información, hemos sabido que desde 1950-51 hasta la actualidad existe un vínculo singular entre Euskal Herria y Carora, por medio de los Escolapios. Corría 1950 cuando llegó a Pamplona una solicitud desde Boconó, en el estado venezolano de Trujillo, solicitando el envío de sacerdotes a la Provincia 'Vasconia' de los Escolapios.
Se atendió el llamado y como resultado el padre Jesús Nagore llegó a Venezuela en 1950 para estudiar la idoneidad de la petición. Visitó Boconó, pero no consideró que era lugar adecuado para una fundación. Volvió a Caracas y colaboró en varios emprendimientos y coincidió en uno con el obispo de Barquisimeto. Este le pidió, y le dio sustento moral y material, para un inicio en Carora. Se trataba de asumir una escuela preexistente y crear varias capellanías. Corría 1951 y así se establecerían los primeros Escolapios en Venezuela, en Carora.
Primera comunidad escolapia de Carora (imagen blog "De Carora para el mundo")
Para conformarla, cuatro escolapios saldrán en agosto de 1951 del puerto de Bilbao: el veterano Constantino Garisoain y tres jóvenes: los padres Ignacio Morrás y Jesús Vides y el hermano Alfonso Olazabal, que más tarde se ordenará. El padre Nagore les recibió en La Guaira y en Carora fueron objeto de un recibimiento entusiasta. En apenas unas semanas echaría a andar el primer colegio escolapio en Venezuela, con 109 alumnos (cuenta hoy con más de 800). Llegarán más escolapios, entre ellos, el 1 de octubre de 1956 el joven padre Jesús Zuazua.
El padre Zuazua en la época en que llego a Carora, con 31 años (foto https://centroamericaribeschp.com)
Jesús Zuazua García había nacido el 16 de agosto de 1925 en Estella-Lizarra. Se ordenó en 1948 y ofició su primera misa en el estellica Santuario de la Virgen del Puy. Tras pasar por Pamplona y Bilbao, le destinarán en 1956 a Carora, donde transcurrirá el resto de su vida, a excepción de tres breves periodos, en Caracas (1959-1960), en Estella (1968-69) y en Pamplona (1998-1999). En Carora sembró una simiente muy especial, la de las Danzas Vascas, que a lo largo de 40 años enseñó a los y las alumnas del colegio, hasta convertirse en parte de las ceremonias y de la propia identidad del centro y sus generaciones.
Video elaborado con motivo de los 60 años de la llegada de los Escolapioa a Carora.
Se menciona al padre Zuazua en 2' 14"; y en 3' 54" las Danzas Vascas, "36 años de Orgullo y Tradición"
Escribe del pater estellés otro escolapio navarro, el padre Jose Fidel Unanue Pagola, de Eraul-Deierri: "El Padre Jesús Zuazúa constituye una leyenda en Carora, con proyección en el Estado Lara y con simpatías en Venezuela", ello "por la caridad de su profesión docente, por la delicadeza y detalle en cada una de sus clases, por el empeño en encarnar en su propia persona la figura de Jesús Maestro; pero de una manera especial, por las denominadas 'Danzas Vascas'. Toda una cultura de compromiso con la historia, con la geografía, con los valores de los pueblos donde viven los niños".
Dantzaris vascos de Carora: las coreografías de aita Zuazua forman hoy parte de su tradición.
(imagen blog "De Carora para el mundo")
"Persona ordenada y fiel, afectiva y sensible, era muy amante de sus raíces, al mismo tiempo que se sentía bien centrado en su nueva patria. Sus mayores alegrías estaban motivadas por su familia, de la que se sentía orgulloso, con amor y en unión con todo su hogar; su Pueblo Vasco o Euskalerría, con el que se identificaba por sus raíces, por su geografía, por su belleza; y Carora, su pueblo adoptivo", concluye.
El padre Zuazúa fue objeto de un multitudinario y emocionante homenaje en 2016, con casi
91 años. Se cumplían 40 desde que empezara a enseñar las Danzas Vascas, en 1976,
tras la muerte en España del dictador Franco (foto blog "De Carora para el mundo")
Tras una vida fructuosa vida y a los 60 años de su llegada a Carora, Jesús Zuazua falleció el 1 de septiembre de 2016, con 91 años. La ikurriña que ondeaba en los bailes cubrió el féretro en el último tributo de los caroreños. Persona entrañable y muy querida, uno de sus legados, el de las Danzas Vascas, brilla en especial en los corazones de generaciones de alumnos y alumnas y de sus familias. Son bailes que les pertenecen y que danzan con el orgullo de una propia y sentida tradición local. Pocas semanas antes de que falleciera, su 91 cumpleaños se convirtió en una ocasión que muchos aprovecharon para manifestarle una vez más su cariño y adhesión, en un acto en el que no faltaron los Bailes Vascos, sus colores y símbolos y toda la parafernalia vasca.
No por ser el último video es este el menos significativo, más bien al revés. Muestra esa
parte del legado que aita Zuazua y los escolapios navarros han dejado en carora."Orgullo
y Tradición" le dicen. El video corresponde a la última promoción antes de la pandemia.
Es una perla. A resaltar la coreografía, música de toda EH (¡hasta la tamborrada!), las
bandas en homenaje a los padres fundadores... (video Jesús Arispe Martínez)
Dicen en euskera Goian Bego (GB) o Gugan, gogoan bego ('Descanse en lo más alto' o 'permanezca en nosotros, en nuestra memoria'). Pues eso, Gugan, Gogoan bego: que tomamos nota en nuestra memoria de esta historia, que se inició en Estella-Lizarra y que no ha concluido, a pesar de la ausencia de sus promotores, que sigue bien viva y en evolución en Carora, Estado de Lara, Venezuela.