euskalkultura.eus

Corpus Christi, Argentina. [Artículo extraido del boletín del Centro Vasco de Corpus Christi, Provincia de Misiones, Argentina, que edita mensualmente Olga Leiciaga]

Amigos: Ha llegado el momento de hacer realidad nuestros sueños. Llegando el 11 de octubre, día que se ha adoptado para homenajear a nuestros pueblos originarios, tenemos la alegría de poder decir que el proyecto de construcción de un edificio escolar para niños de comunidades mbyá-guaraníes comienza a ser realidad.

¿Cómo surge la idea de ayuda a estas comunidades?

La Comisión Directiva de la Casa Vasca de Corpus Christi, recibió una propuesta de los socios Carlos Leyrías y su esposa, Aída Giménez, con el fin de ayudar a los niños de las comunidades aborígenes cercanas a su domicilio, en la zona del Teyú Cuaré.

Nos acercaron un proyecto que, con algunas modificaciones, se convertiría en nuestro objetivo mayor. Junto con este proyecto, solicitamos también la ayuda para construir la Plazoleta de los vascos, en la localidad de Corpus, ya que el Sr. Intendente Municipal nos había autorizado por Ordenanza Municipal, otorgada al efecto.

La búsqueda de un intermediario

El profesor César Arrondo, siempre interesado en colaborar con nuestra Institución, se ofreció para realizar esta gestión en Euskal Herria, pero sin ninguna seguridad de éxito. Sabiendo que en enero de 2009, viajaría al País Vasco, le hicimos llegar nuestros Proyectos, que encontraron eco favorable en la Diputación Foral de Gipuzkoa.

Para nuestra alegría, en el mes de noviembre del mismo año, en ocasión de asistir a la Semana Nacional Vasca realizada en Bahía Blanca, pudimos conocer al Diputado Foral Iñaki Galdos Irazabal, quien nos dio la noticia de que uno de los dos Proyectos había sido aprobado.

Nos explicó que, si bien consideraban que los dos proyectos eran importantes, habían decidido que, entre construir una plazoleta o una escuela, todos los diputados se inclinaban por esta última, que permitía la ayuda a las personas, y muy especialmente a los niños de comunidades pertenecientes a pueblos originarios.

Nos aseguró la cantidad de dinero que nos otorgarían y nos pidió que hiciéramos un nuevo proyecto en base a esos valores.

Los inconvenientes que nunca faltan

Dispuestos a realizar el nuevo proyecto, descubrimos que las tierras donde estaban alojados no eran de su propiedad, y en las cercanías no había tierras fiscales. La maestra nos informó que sabía de tierras desocupadas que pertenecían a la Fundación Don Orione. Sin pérdida de tiempo, la docente se hizo cargo de averiguar si esto era posible, y con el apoyo de nuestro proyecto, solicitó la donación de tierras para estas comunidades aborígenes.

La respuesta no se hizo esperar y se obtuvo la donación de 15 hectáreas ubicadas a sólo dos kilómetros de distancia del pueblo de San Ignacio, con posibilidades de tener luz eléctrica, ya que el tendido de cables llega hasta este lugar.

A partir de ese momento, comenzó la gestión por parte de la docente, para realizar una O.N.G a nombre de los “paisanos”, con el fin de poder concretar la titularización de las tierras. La docente, Patricia Duarte, ha sido partícipe de todo el proyecto y está feliz porque toda la comunidad educativa se verá favorecida.

Objetivos del Proyecto

Contribuir al mejoramiento de la calidad institucional: Nunca tuvieron sanitarios, ni agua potable, ni luz eléctrica. Preparaban la comida al aire libre. Esta tarea que la docente enseña a sus alumnos, tiene como objetivo principal, que ellos mismos puedan cocinar los fines de semana, cuando no tienen clases y así tener asegurado el alimento.

El Proyecto consiste en dotar a estas comunidades de un edificio escolar, cómodo y confortable, con aula, cocina-comedor, sanitarios para niñas y varones, una habitación con baño privado que pueda servir para varios usos, como guardar útiles escolares, atender a la salud de niños y adultos en caso de contar con apoyo sanitario, y para usos que la docente considere necesarios. Hay ofrecimientos de un médico para atender a los niños en el lugar. La escuela contará, además, con dos galerías, agua potable y, si fuera posible, luz eléctrica. Aurrera!