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Por Daniel Bilbao<br><br>

La Semana Nacional Vasca de Argentina sorprende a los vascos que no
la conocen por la multitudinaria presencia de la diáspora. Las casas
vascas, sus dantzaris, las ikurriñas, las txapelas y toda la puesta en
escena. Pero sobre todo, llama la atención la juventud, por su número y
su entusiasmo. En la pasada Semana Vasca realizada en la ciudad de La
Plata, un ex concejal de Donostia también se mostró soprendido,
especialmente por la politización de distintos grupos de jóvenes que
portaban banderas de "amnistía" y "Euskal presoak Euskal Herrira". Se
apresuró para hacerles unas fotografías. En la kalejira y en las
romerías se veían estas banderas, y sobre los hombros de muchos jóvenes.<br><br>

Es un momento del año muy especial, pleno de alegría y entusiasmo.
Pero, pasado ese momento ¿qué ocurre con esos mismos jóvenes el resto
del año? ¿Reclaman por los presos políticos que existen en su país y por
todos los procesados en el marco de la protesta social? ¿Mantienen en
alto las banderas por los presos, contra la dispersión y por la amnistía
en Euskal Herria?<br><br>

Las preguntas vienen a cuento por la farsa montada por la
Inquisición española contra los jóvenes de las organizaciones Jarrai,
Haika y Segi. Lo acontecido en Madrid se está dando en el marco de
detenciones arbitrarias y torturas. Los jóvenes vascos de Argentina ¿no
debieran estar organizados para reclamar contra este juicio
fraudulento? ¿No debieran estar recorriendo las euskaletxeas informando
a los desinformados lo que ocurre otros jóvenes? ¿No debieran estar
promoviendo actividades de protesta?<br><br>

En distintas ocasiones hemos hablado y escrito sobre la
desinformación y la desmovilización dentro de la colectividad vasca.
Muchas euskaletxeas cierran sus puertas cuando existe la posibilidad de
que cierto tipo de información llegue a sus asociados. Esto ha sido
públicamente denunciado. La coherción y la manipulación alcanza a toda
la masa de asociados, ello explica el virtual silencio, por ejemplo, en
torno al juicio contra los jóvenes vascos. Las euskaletxeas que
promueven visitas de funcionarios y dirigentes del PNV y EA, que
organizan conferencias para explicar y apoyar el "plan Ibarretxe" o
pasean la película de Medem de casa en casa, no impulsan debates o
charlas informativas sobre la dispersión, los presos, las torturas, las
distintas propuestas políticas o, como en este caso, el juicio-farsa a
los jóvenes vascos.<br><br>

Frente a esta realidad, vuelvo a preguntarme ¿dónde están los jóvenes?