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«No paro de trabajar, casi no duermo, todavía tengo muchas cosas que hacer» Nestor Basterretxea expone en Bilbao su obra en recuerdo del bombardeo de Gernika Maite Redondo Bilbao Las frases «Sólo utilicé dos colores, el blanco y negro, porque quiseque nada distrajerael luto y el dolor que supuso el bombardeo de Gernika» Nestor Basterretxea Artista Tiene 82 años y una curiosidad propia de un joven de 20. Nestor Basterretxea, uno de los grandes escultores vascos del siglo XX y también del XXI, confiesa que «aunque sólo duermo cinco horas al día no me da tiempo para hacer todas las cosas que tengo en mi cabeza. Me interesa el grabado, la fotografía, el cine, la escultura...». Ayer se desplazó a la galería Windsor donde se expone una serie de cuadros pintados hace 20 años en recuerdo del bombardeo que sufrió Gernika. La serie la realizó en 1986 para recordar el 50 aniversario de aquel suceso brutal, pero «la mayoría de los cuadros estaban guardados en mi casa. No los había expuesto nunca». El artista sólo utilizó dos colores, el blanco y el negro, para describir aquella tragedia. «Eludí cualquier efecto visual añadido porque quise que nada distrajera al luto esencial de su significado: que la muerte y la destrucción estallaron en un mismo y múltiple estruendo, bajo el cielo». A pesar del tiempo transcurrido, Nestor Basterretxea se reafirma en la obra. «Además, en el arte actual, donde hay tantas calidades inventadas, volver a esta forma tan escueta de blanco y negro, me parece muy bonito. Es como volver a la antigüedad, resulta moderno». Al escultor le pilló muy pequeño la Guerra Civil. «Tuvimos que exiliarnos a Francia y después a Argentina», recuerda el artista que ha tenido una vida muy intensa. «Mi casa se convirtió en el cuartel de la Guardia Civil. Todo esto me alejó un poco de Bermeo, pero seguí manteniendo amigos y a mi regreso del exilio me encontré con mi pueblo. Pero también viví los efectos de la Guerra Civil. Y vi las imágenes de Gernika bombardeado. No entiendo por qué otros artistas vascos no reflejaron más esta tragedia. El único que pintó una serie fue Arteta, ¿qué les pasó para que todos soslayaran algo que fue terrible? No lo entiendo». Nestor Basterretxea no puede eludir referirse también al Guernica de Picasso. El entonces asesor de Bellas Artes del Gobierno Vasco se muestra aún así de contundente. «Fue deplorable, podíamos haberlo tenido expuesto en estos momentos en Gernika. Pero, no interesó a nadie. Sólo Ibarrola y yo estuvimos moviendo algo por ahí. Como suelo decir yo, las personas y los cuadros se asientan donde les quieren y aquí no se le quiso. Faltó apoyo institucional y político. No se entendía la obra, sobre todo, desde el punto de vista formal, y eso que este cuadro es fácil de entender. Ahora lo quieren, pero ¿por qué no reaccionaron en aquel momento?». Nestor Basterretxea confiesa que todavía tiene guardadas algunas obras que nunca ha mostrado en su residencia, un caserío de Hondarribia, «la casa que le busqué a Jorge Oteiza para que se quedara en Gipuzkoa. Le convencí a un amigo para que se la regalase, pero él ya tenía pensado irse a Navarra. Entonces, le dije, pues déjame usarla. Luego, se la compré». En ella, vive con su mujer, María Isabel, con la que lleva casado 52 años. Recientemente, el escultor ha confesado que está escribiendo sus memorias, que pronto verán la luz, en las que ha emprendido un viaje sentimental a una de las épocas más relevantes para el arte vasco actual: la creación del grupo Gaur, del que el artista formó parte, y su amistad con otros dos genios de la cultura vasca: Jorge Oteiza y Eduardo Chillida.

(publicado el 17-11-2006 en Deia)

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