Patricia Escárcega. La presente pandemia de COVID-19 y el consiguiente cierre de locales han dejado a muchos restaurantes con dudas sobre su futuro. En un momento en que afrontan nuevas realidades, pedimos a algunos que compartan sus historias.
Esta primavera, seguramente por primera vez en 80 años de historia, el Centro Basco canceló su cena de Pascua.
"Recibí muchas llamadas de familias preguntando '¿Vamos a poder celebrar la Pascua Vasca?.' Y contrarié a un montón de nuestros clientes de toda la vida y de nuestros habituales con la cancelación", explica Bernadette Helton, quien dirige el restaurante y bar junto a su hermano, Joseph Berterretche.
Antes del obligado cierre por coronavirus, las cenas familiares y las celebraciones festivas eran algo consustancial a este histórico restaurante y bar vasco de Chino.
Fundado en 1940 como una posada para inmigrantes vascos, ha sido un importante punto de referencia para la pequeña pero arraigada comunidad vascoamericana del sur de California.
Helton calcula que queda un millar de familias vascoamericanas en la zona de Chino, que hasta muy recientemente se reunían aún en el Centro Basco para celebrar fiestas, días festivos y torneos improvisados de pelota en el frontón que posee el restaurante en su trasera.
El restaurante ofrecía una popular comida de tres platos conocida como Boarder’s Table (mesa del hospedado), que ofrecía a los comensales sentarse hombro con hombro con extraños alrededor de largas mesas colectivas de madera, compartiendo soperas con sopa de cebolla y carne, servida con hogazas de pan de masa fermentada; cuencos llenos de ensaladas crujientes ligeramente aliñadas; y raciones de platos tradicionales vascos como el rabo de buey estofado, pollo asado en salsa de tomate y la típica salchicha de cerdo al ajo conocida en vasco como lukinka.
"Es como una especia de Día de Acción de Gracias sin ceremonial", explica Helton. "El Boarder's Table tiene mucho de mágico".
Esa magia se ha sido frustrada por el coronavirus, que amenaza las comidas de estilo familiar en lugares donde los asientos colectivos y los platos compartidos forman parte indisociable de la tradición, pero resultan incompatibles con las medidas de seguridad em esta era del coronavirus.
Helton no está segura de cuándo volverá el Centro Basco volverá a organizar cenas "family-style", o cuánto tiempo más podrán funcionar preparando solo comida para llevar. Helton y su hermano Joseph, el jefe de cocina, han creado un menú que cambia diariamente, basado en algunos de sus platos más populares, que incluye cordero a la parrilla, lengua de vaca, paté casero y varios guarniciones vegetales.
La comida para llevar no es suficiente para cubrir gastos, dice Helton, destacando que los ingresos han caído un 60% desde mediados de marzo, y que los clientes habituales del restaurante están ansiosos por volver.
Pero se mestra prudente sobre la reapertura: los clientes más fieles del Centro Basco tienen 65 años o más, por lo que forman parte del grupo demográfico con mayor riesgo de enfermar gravemente si se contagian con la COVID-19.
"La gente sigue preguntando: "¿Cuándo abriréis? "Y lo cierto es desconocemos del todo en qué terminará todo esto", afirma.
El Centro Basco tiene a su favor su amplia superficie: el restaurante tiene más de 5,000 pies cuadrados de espacio de comedor repartido en varias salas, lo que hace que las reglas de seis pies de separación sean más manejables.
Los extraños ya no se sentarán juntos, dice, y eso es una pena.
“Yo he visto a extraños hacerse amigos alrededor de la mesa. Es duro perder eso ", señala.
Los padres de Helton, Pierre y Monique Berterretche, emigraron desde el suroeste de Francia, desde cerca de la antigua capital vasca francesa de Saint-Jean-Pied-de-Port, a Wyoming a mediados de la década de 1950 antes de establecerse en el Valle de Chino. Después de trabajar en lecherías durante más de una década, la familia ahorró suficiente dinero para comprar el restaurante en 1970. Son la quinta familia vasca que posee el Centro Basco, y la familia que más tiempo lo ha mantenido. La madre de Helton, de 89 años, Monique, todavía asoma por el comedor en ocasiones.
Los recuerdos de la infancia de Helton giran en torno al restaurante, que a lo largo de su vida ha pasado de ser una pensión a restaurante y bar.
En sus inicios, el Centro Basco era un recurso y apoyo para los jóvenes trabajadores itinerantes que emigraron de la frontera montañosa del noroeste de España y el sur de Francia para dirigirse all sur de California.
Ella recuerda a los huéspedes originales, en su mayoría hombres jóvenes de poco más de 20 años, que cada día se alineaban puntualmente en el comedor al mediodía y a las 7 de la tarde, cuando la madre de Helton tocaba el cencerro.
“Ella era muy estricta en eso. Si no estabas en la mesa a la hora, no comías ", refiere Helton.
Recuerda cómo en algún momento su madre alquilaba 10 camas a 20 huéspedes diferentes.
"Había un turno de día y un turno de noche en la lechería local, y mi madre lograba alquilar cada cama dos veces", explica Helton con una sonrisa.
Hasta hace poco, los veteranos del restaurante, algunos portando tradicionales boinas vascas, se juntaban después de misa alrededor de la barra de roble para beber vino, o se reunían en la Sala de Mus del restaurante para compartir partidas de ese juego de cartas hasta la puesta del sol.
El Centro Basco, y las tradiciones culturales que mantiene, han resistido antes a otros envites, incluidas las oleadas de crecimiento indiscriminado de los años ochenta y noventa, que vieron cómo los espacios abiertos del valle eran reemplazados por la construcción de viviendas y almacenes.
El restaurante ha prosperado incluso a pesar de pasar desapercibido: es el restaurante más antiguo de Chino, pero un restaurante de estuco blanco de dos pisos en Central Avenue, relativamente sencillo y sin marcas, excepto por un toldo rojo desteñido que dice: "Cocina vasca francesa".
Se supone que el letrero ayuda a los visitantes que entran por primera vez, y que a veces deambulan por el vasto comedor principal de paneles de madera, imaginando margaritas y canastas de tortillas.
“El nombre (del restaurante) puede ser confuso para algunas personas. A veces la gente viene pensando que se trata de un restaurante mexicano", comenta Helton.
Por ahora, Helton continúa publicando el menú de comida para llevar en el Instagram del restaurante; al menos un cliente veterano pasa todos los días a por un plato de comida.
Esa es razón suficiente para mantener el restaurante en funcionamiento, asevera.
(publicado en Los Angeles Times el 29 de mayo de 2020. La traducción del inglés es nuestra).