diáspora y cultura vasca
03/11/2009
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Humberto Unzueta/Bilbao.Este erano pasado, en julio, López recibió en el Palacio de Ajuria Enea a medio centenar de jóvenes de 42 euskal etxeak de Argentina, Chile, Colombia, Uruguay, España, Estados Unidos y Venezuela. En su alocución, el jefe del Ejecutivo vasco les arengó diciendo que los centros vascos "seguirán siendo un referente para nosotros en el exterior". La realidad no se compadece con sus buenos propósitos en política exterior, al menos en lo que a sus prioridades se refiere. A fecha de hoy, sólo Argentina y Colombia tienen asignado un delegado, Elvira Cortajarena e Ignacio Valentín Martínez, respectivamente.
Transcurrido casi medio año desde la investidura del lehendakari Patxi López, el Gobierno vasco sigue sin nombrar a tres de los cinco delegados de Euskadi en el exterior. Dos plazas fundamentales para las empresas y las instituciones vascas como Nueva York y Bruselas siguen sin representación diplomática vasca, al igual que sucede con la delegación chilena.
El pasado 14 de octubre el director de Acción Exterior del Gobierno vasco, Guillermo Echenique, anunció ante el Parlamento Vasco un giro a las directrices en política exterior. Conforme se explayaba en las explicaciones, Echenique iba trazando un dibujo muy parecido al que dice que pretende poner patas arriba, estableciendo por la vía de los hechos una línea continuista con la labor desarrollada por los ejecutivos anteriores.
En línea con la puesta en escena y el discurso de Patxi López y los dirigentes del PSE en otras cuestiones, Echenique viste sus planes con un manto de cambio y un rechazo a las supuestas veleidades ideológico-soberanistas de los gobiernos de José Antonio Ardanza y, especialmente, Juan José Ibarretxe. Ese relato pretende presentar como nuevo lo que no es más que un cambio nominal del organigrama de la Secretaría de Acción Exterior y una reordenación a la baja de la red de delegaciones vascas en el extranjero debido a un ajuste presupuestario justificado en nombre de la crisis. A todo ello se le añaden algunos tics centralistas o actitudes de subordinación al Gobierno español que reducen la capacidad de las delegaciones vascas y las subsume a las directrices de Madrid.
Según Echenique, la misión principal de la acción en las relaciones internacionales es la proyección de Euskadi en el extranjero, filosofía que en su momento fue planteada en términos similares por los anteriores responsables de Acción Exterior, Iñaki Goikoetxeta, Javier Urizar, Andoni Ortuzar e Iñaki Agirre, aunque entonces fueron acusados de utilizar las delegaciones en particular, y la política exterior en general, para el "adoctrinamiento nacionalista (vasco)".
La política exterior del Gobierno vasco mantiene los dos ámbitos geográficos de actuación: uno europeo y otro extracomunitario, fundamentalmente en el continente americano. La reestructuración de la red de delegaciones prevista por Echenique borra del mapa la de Francia, que ya tenía nombrada una delegada y tenía avanzada la búsqueda de una sede, y posterga ad infinitum la apertura en 2010 de la de Alemania. "Ambos países son, estratégicamente, muy importantes para la economía vasca, especialmente Francia, ya que es el primer socio comercial de Euskadi. La marcha atrás en este proyecto supone un fuerte revés para nuestros intereses económicos", señala Iñaki Goikoetxeta, primer secretario de Acción Exterior del Gobierno vasco en los tiempos de José Antonio Ardanza.
La delegación de Bruselas va a quedar huérfana con los planes del nuevo Gobierno, ya que en un horizonte cercano no prevé abrir sedes en Londres, Roma o Helsinki, proyectos que sí figuraban entre las previsiones a corto y medio plazo del Gobierno de Juan José Ibarretxe. Más allá de su papel político-institucional, la de Bruselas es una delegación que simboliza las dificultades que han encontrado los anteriores Gobiernos vascos en abrirse camino en el exterior para asentar sus sedes diplomáticos. Paradójicamente, los obstáculos no han procedido de los países de acogida, sino del Estado español, su Ministerio de Asuntos Exteriores, sus embajadas y los partidos políticos mayoritarios.
El Gobierno vasco aprobó el decreto para abrir delegación en la capital belga en 1987, pero no pudo hacerlo efectivo hasta nueve años después. Joaquín Almunia, por aquel entonces ministro de Administraciones Públicas del Gobierno de Felipe González, impugnó ante el Tribunal Constitucional la apertura de la sede. La sentencia definitiva se demoró hasta 1994 y finalmente el alto tribunal dio la razón al Ejecutivo vasco.
Pedras en el camino. No es más que un ejemplo del difícil camino que han tenido que recorrer los gestores de Lakua para tejer una red diplomática exterior. "Literalmente, hemos tenido que arrancar estos proyectos a la hora de plantearlos a los respectivos gobiernos de Madrid", admite Goikoetxeta, al que su propia biografía familiar y personal, amén de sus convicciones, le llevan a ser un acérrimo defensor de la necesidad de un potente servicio vasco de relaciones internacionales.
Las vicisitudes de los delegados vascos han sido innumerables durante todos estos años. No tienen rango de embajadores y, por tanto, carecen de estatus diplomático, aunque sí establecen una diplomacia blanda en tanto que representan a una comunidad autónoma y ejercen una acción política real y efectiva en todos los ámbitos, ya sean políticos, económicos, culturales o de cooperación.
Los delegados se han topado en muchos casos con el afán de protagonismo y, sobre todo, con los devaneos ideológicos del embajador español de turno que, saltándose las más elementales cuestiones de preeminencia institucional, ha puesto en entredicho la representatividad del delegado vasco. A veces por una cuestión tan superflua como la presencia de una ikurriña sobre la mesa, aunque otras por temas más sustanciosos que han podido comprometer algunas operaciones económicas o de otro tipo entre la delegación vasca y el gobierno del país receptor. No es una práctica generalizada, depende del talante de cada embajador, pero sí ha ocurrido con más frecuencia de la deseada. Echenique aboga por la lealtad de los servicios exteriores españoles, pero, pese a la supuesta afinidad entre los Gobiernos vasco y español, el camino andado hasta ahora permite albergar la duda de que los prejuicios y las reticencias de los embajadores seguirán obstaculizando la labor de los delegados de Euskadi.
Fusión EEUU-México. La delegación vasca de Bruselas abrió el camino a Euskadi, pero también a otras comunidades para explorar recorridos parecidos. Como reconoce Goikoetxeta, "desde Euskadi hemos abierto perspectiva para que otras comunidades autónomas emprendieran esta vía".
La crisis económica es el principal argumento esgrimido por el Ejecutivo socialista para reducir la red exterior de Euskadi. A juicio de Goikoetxeta, se trata de un planteamiento erróneo, "porque es precisamente en una coyuntura de crisis cuando hay que buscar salidas ofreciendo apoyos, medios e infraestructuras". El experto en relaciones internacionales del PNV considera insuficientes los 3,8 millones de euros destinados por el Gobierno López a las delegaciones exteriores, 2,5 millones menos (un 39,7%) de lo previsto por Ibarretxe.
Los perjudicados no son sólo los proyectos pergeñados para Europa por el gabinete anterior, sino también los que desde hace unos años son una realidad en el continente americano, donde se aloja un ingente número de colectividades vascas y euskal etxeak y donde las empresas de Euskadi encuentran su particular potosí para tejer negocios y actividad comercial.
La delegación de México se fusionará con la de Estados Unidos que, a su vez, también cubrirá Canadá, con lo que desde la sede de Nueva York se pretende dar cobertura, servicio y apoyo a todo un área de más de quinientos millones de personas. "Es un sinsentido, primero por la magnitud del espacio a cubrir y, segundo, por que México ha sido y es una tierra de grandes oportunidades y de mucha tradición para nosotros con muchas empresas de gran volumen de negocio y actividad que precisan de un apoyo directo y permanente, difícil de ofrecer desde Nueva York", apostilla Goikoetxeta.
El todavía delegado del Gobierno vasco en México, Iñaki Ruiz, reconoce a este diario el revés que supone para los intereses, especialmente económicos, de Euskadi la conversión de la delegación en una oficina comercial que tan sólo contará con algunos técnicos, aunque matiza que "dependerá del diseño de la estructura comercial que se cree. "Si tiene una cierta potencia, podría incluso conseguir casi lo mismo que hasta ahora", afirma Ruiz, quien el próximo mes cesará en el cargo, una vez que se formalice legalmente la fusión de la delegación que lidera con la de Nueva York. Son las estrecheces de la diplomacia del Gobierno de López.
(publicado el 01-11-2009 en Deia)
Aquí se demuestra que como en ningún otro espacio es en el área internacional donde más molesta y preocupa al nacioalismo constitucionalista español la existencia y visualización de una identidad vasca singular y diferenciada. El Ministerio de Exteriores siempre se ha comportado como un cancerbero del Estado y un guardian de los más ortodoxo de las esencias e intereses más centralistas. Animo a todos/as a que en sus viajes fuera de Euskadi aporten su testimonio como nación libre y diferenciada sin ningún tipo de complejo, basada en la autoidentificación y libre autodeterminación. Orain inoiz baino gehiago
Pancho, 07/11/2009 12:49
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