Tandil, Argentina. Un año más, Gure Etxea de Tandil celebró la llegada de la Navidad con su pesebre viviente, un ritual que convocó a medio centenar de personas en escena, entre ellas, dantzaris, estudiantes de euskera, muslaris, miembros de la comisión directiva, familiares y amigos de la colectividad. Con la mitología como hilo conductor y poniendo en relevancia el rol fundamental de las mujeres en el momento del nacimiento, el espectáculo navideño tuvo lugar el pasado jueves 19, al atardecer, frente a la sede del Gure Etxea, en la Plaza Martín Rodríguez, y recogió fuertes aplausos por parte del público.
Hace ya más de dos décadas que, cada diciembre, se monta la representación teatral navideña. Tal como explica a EuskalKultura.eus Valeria Aramburu, autora del guion, en cada edición la obra va evolucionando e incorporando modificaciones. “Intentamos transmitir parte de la historia religiosa de nuestro pueblo que, como muchos pueblos de la antigüedad, vivió un proceso de transformación desde su tradición pagana hacia el cristianismo". "Destacamos que siempre nos hemos identificado como un pueblo creyente, y por eso respetamos nuestros mitos, rituales y creencias previos a la expansión de la Iglesia Católica”, afirma.
Las sorginas, presentes en Jaiotza (el pesebre o nacimiento) de Gure Etxea
La obra se desarrolló, a lo largo de 50 minutos, con la voz de la propia Valeria Aramburu, responsable asimismo de la puesta en escena, como narradora del relato. Los y las integrantes de la euskal etxea interpretaron su papel: las sorginas, Mari Domingi, encarnada por Maite Rodenas, los galtzagorris, las etxekoandres, los pastores, las lamias, los gauekos, algunos símbolos, como el eguzkilore, y también el esperado Olentzero, personificado por Santiago Benavidez Lanz. Una propuesta que ofreció un paseo por la galería de personajes mitológicos de Euskal Herria, y también mucha danza. Facundo Etchegaray fue el encargado de bailarle el aurresku al niño. Las mujeres bailaron Sorgiñak y Mahai gaineko danza. Los y las txikis bailaron Orpo punta, y luego, junto a los adultos, participaron en el Arco de flores, Carnaval de Lantz y la Polka. Después del Nacimiento, bailaron un Fandango y Arin Arin, al que se sumó el público.
¿Sorpresa el año que viene?
El sonido y la iluminación estuvieron a cargo del Municipio, que, además, declaró la actividad de Interés municipal. Por otro lado, recientemente, desde un centro vasco pampeano, solicitaron el guion. ¿Habrá, quizás, el año que viene otra euskal etxea más que presente su pesebre viviente?