Joseba Etxarri. Procedente, como muchas en esta zona, de una familia de gran tradición agropecuaria, seguramente su bisabuelo, el bergararra Javier Mujica, quien junto a su esposa Margarita Arguinzóniz llegó a la Argentina en torno al cambio del siglo XIX al XX, se sorprendería de la impronta vasca que su familia sigue manteniendo, avanzadas las generaciones, en esta zona de extensos campos y paisajes que constituye el entorno pampeano, a unos 600 kilómetros al suroeste de Buenos Aires.
Eres vasca y argentina.
-Desde que tengo uso de razón. Nací en Bahía Blanca, a 250 kilómetros de acá, en la provincia de Buenos Aires y con ocho años mi familia se mudó a Macachín, en La Pampa, de modo que me considero vasca, argentina y macachinense, pampeana.
Y dantzari.
-También desde que tengo uso de razón. Me inicié bailando con tres años en la Unión Vasca de Bahía Blanca y hoy día dirijo junto a Analía Mujica los grupos de txikis y adolescentes del Gure Ametza (sic), que es el cuerpo de baile del centro Euzko Alkartasuna de Macachín. Enseñamos a los txikis no solo danzas, también en general cultura vasca, les pasamos películas, les damos nociones básicas de euskera a base de canciones y dibujos que realizan con los nombres de las cosas en euskera y en castellano. Les enseñamos a saludar en euskera y usamos con ellos vocabulario básico.
Pero ahora vives en la capital pampeana, en Santa Rosa.
-Voy y vengo para los ensayos y los fines de semana. Santa Rosa está a algo más de cien kilómetros y puedo ir y volver en el día. Hay otra euskal etxea allí, pero el de Macachín siendo "mi" centro vasco de referencia.
Mucho trabajo, pero ha resultado un rotundo éxito este pasado fin de semana en Macachín la Semana Nacional Vasca 2015.
-Formamos un equipo, en el que contamos con la contribución de toda la gente del centro vasco y en particular de Iñaki Unamuno, presidente y el primero en favorecer el buen ambiente y apoyar; Iñaki constituye todo un ejemplo de lo que significa trabajar por el pueblo y por el centro vasco de manera desinteresada y sin ningún afán de notoriedad, más bien al contrario. También tenemos que agradecer al pueblo de Macachín, porque gracias a su apoyo todo ha funcionado, sin ellos no tendríamos el centro vasco que tenemos. Y se lo agradecemos, naturalmente, a todos quienes han venido, algunos desde muy lejos, desde el País Vasco o desde lugares alejados de la Argentina o desde Uruguay para compartir con nosotros esta Semana Vasca. El almuerzo de clausura, el domingo, juntó a 1.600 personas, no cabía nadie más en el recinto, y el espectáculo teatral, con más de veinte cuerpos de baile de todo el país del sábado por la noche, 1.300, todo su aforo. Estamos contentos de que todo el mundo se fuera satisfecho.
Tenéis un programa con jóvenes del País Vasco, que pasan varias semanas aquí impartiendo talleres básicos de danza, música, euskera...
-Lo pusimos en marcha con ayuda de los jóvenes del programa Hator Hona del Euzko Etxea de Necochea, centro que por cierto, acogerá en 2016 la Semana Nacional Vasca. Ha sido el primer año y pudimos recibir a tres jóvenes. Con la experiencia, hemos introducido cambios y lo hemos reformulado. Para la siguiente edición, acogeríamos gustosos jóvenes veinteañeros del País Vasco que quisieran participar. Nuestro mail es centrovasco@gmail.com. Ellos se pagan el viaje hasta acá y nosotros les proporcionamos alojamiento y comida durante su estadía. Para ellos constituye una experiencia interesante y conocen Argentina. Para nosotros, es importante que nuestros jóvenes reciban información y el testimonio de primera mano de otros jóvenes, que sepan que el País Vasco es un país vivo y moderno, con una cultura singular y sólidas raíces en la historia; que sepan que nosotros, siendo argentinos, compartimos desde la Diáspora, y somos parte de todo eso y contribuimos a que perdure y lo haga con vitalidad.