Joseba Etxarri. Después de estudiar Ciencias de la Información en la Universidad del País Vasco, este leioarra que cuenta hoy 30 años se desempeñó como periodista durante un tiempo, tras lo cual decidió que se hallaba aún en un momento idóneo para invertir en sí mismo, por lo que a principios del año pasado aterrizó en California, con la mirada puesta en proporcionar nuevas oportunidades y dotar de nuevos enteros tanto a su experiencia personal como a su vida profesional,
-La ciudad de Bakersfield fue tu punto de entrada en Estados Unidos.
-Retrocediendo un poco en el tiempo, hace unos tres años, decidí dejar el contrato que tenía como periodista en Bilbao y realizar un master en Sociolingüística en Vitoria-Gasteiz. Al poco, supe que en California, en Bakersfield, el Centro Vasco buscaba una persona para impartir clases de Euskera y Cultura Vasca tanto en la euskal etxea como en la Universidad y me presenté. Tuve la suerte de que me cogieran. Pensé que suponía una oportunidad excelente para llevar a cabo una investigación sociolingüïstica sobre los vascos de Estados Unidos y su relación con las diferentes lenguas presentes en su comunidad y entorno. Ese fue mi inicio, aunque no tardé mucho tiempo en echar en falta el periodismo, de modo que empecé a publicar algunos artículos. A los seis meses encontré trabajo en un periódico de Los Angeles, y cuando aquel contarto finalizó he seguido escribiendo diariamente, como freelance, tanto en euskera como en castellano e inglés, sobre todo para medios de Euskal Herria.
-¿Resulta dificil en Estados Unidos conseguir los papeles necesarios para trabajar legalmente?
-La tasa de paro es aquí reducida en comparación a la que tenemos allí, pero cuando se incrementa se crea todo un terremoto político, y eso tiene consecuencias directas con la expedición de visados. No es nada facil conseguir un permiso de trabajo. En mi caso trabajo como corresponsal extranjero y tengo un visado de periodista; el dinero que yo gano viene de fuera y yo lo gasto aquí, de modo que a eso no le ponen trabas especiales.
-¿Qué tal con el inglés?
-Lo estudié en Euskal Herria y en los últimos diez años he podido practicarlo en estacias en Inglaterra o en Malta, en la universidad. En Bakersfield daba las clases en inglés. Pero está claro que manejarte con el inglés hablado y el nivel de inglés, escrito, que se ha de exigirse a un periodista no son la misma cosa. Los periodistas son referentes lingüísticos que han de dominar perfectamente la lengua, de modo que ahí estoy, realizando un importante esfuerzo por elevar mi nivel al máximo que pueda.
-¿Es caro vivir en Los Angeles?
-Yo diría que sí. Yo vivo en un apartamento pequeño y no es exactamente solo la cuestión de la casa o los precios en general, sino que aquí, por ejemplo, tienes gastos que no tienes en Europa, gastos importantes como son los seguros o los gastos médicos... son realmente caros. En cuestión de comida, tienes comida barata, pero si quieres comida de una calidad mínima resulta también caro.
-¿Qué relaciones tienes con los vascos de EEUU?
-Los conocí frente a frente en 2010, cuando vine cubriendo para el diario Deia y la radio Onda Vasca el viaje que realizó el entonces lehendakari Patxi López al Oeste de Estados Unidos. Aquello me permitió realizar algunas entrevista a personas como el antropólogo William Douglass, fundador del Centro de Estudios Vascos de la Universidad de Nevada-Reno, sobre los vascos de aquí. De vuelta a casa, continué en relación con Pedro J Oiarzabal, investigador de la Universidad de Deusto experto en la diáspora vasca. De modo que cuando vine el año pasado a Bakersfield, todo ello junto a personas que había conocido a través de la red ocasionaron que viniera con un cierto conocimiento del fenómeno vasco norteamericano y contara ya con muchos amigos y conocidos.
-¿Cómo son?
-Tienen un orgullo positivo sobre Euskal Herria y su sentimiento vasco. Me llama la atención la fuerza de ese sentimiento, que aquí llaman 'Basqueness' o de vasquidad. Aquí existe un modo propio de ser y sentirse vasco que suma su color a Euskal Herria y la enriquece. Es de rigor reconocer a los de aquí el aporte que realizan al mundo vasco.
-En general, ¿qué te ha llamado la atención en el país?
-Seguramente que no esperaba que los estadounidenses y los europeos fuéramos tan diferentes. Se nota mucho en las relaciones cotidianas y en la forma de organizar el cerebro. Por ejemplo, hacer 'amigos' aquí, no resulta fácil. En muchas ocasiones llaman 'friend' a cualquier cosa. Conocen a alguien un fin de semana y lo mismo el lunes le prestan el coche, pero al cabo de unos días ya ni le devuelven las llamadas. Las relaciones son con frecuencia superficiales y eso, sobre todo inicialmente, resulta desconcertante.
-¿Cuándo te veremos por Euskal Herria?
-Tengo previsto ir en diciembre de visita. ¿Que hasta cuándo estaré aquí? Mi meta es llegar a sentirme cómodo escribiendo en inglés con normalidad. Después, tengo claro que hay muchas cosas que hacer en Euskal Herria y que mis preocupaciones están alli, en relación a la lengua y la cultura, a cuestiones políticas, sociales...