diáspora y cultura vasca
29/07/2009
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Sabrina Otegui/Buenos Aires, Argentina. Los padres de Alberto, Miguel Ospital y Mariana Oxoby, dejaron el pueblo de Baigorri, en la Baja Navarra, para instalarse en Buenos Aires en diciembre de 1928. 'Una tía de mi madre ya radicada acá hizo el pedido formal para poder traerla. Así fue como vinieron y en seguida se casaron', explica Alberto, segundo hijo del matrimonio. 'La situación económica allá era muy precaria y esa fue una de las razones por las que decidieron venirse. Después nos enteramos de que ellos ya eran novios allá, pero aparentemente no había interés en que se casaran porque la familia de ella era un poquito más pudiente que la de él, y por eso se animaron a dejar su tierra', señala.
Nada más llegar al nuevo continente el padre del Alberto comenzó a trabajar en un tambo. 'Inicialmente trabajó para otra persona, otro vasco, hasta que se acomodó y se puso su propio reparto de leche, y trabajó varios años en esa actividad. Este otro tambo que compró estaba en la calle Urquiza, en plena ciudad de Buenos Aires y allí había cuatro vacas. Pero la producción de esas vacas era más para consumo interno, la leche que se repartía venía de la provincia, de General. Rodríguez'.
Vascos que se hicieron vascos en Argentina
Si bien Mariana y Miguel hablaban euskera entre ellos, la lengua vasca no tardó en extinguirse en la familia. 'Mi padre trabajaba todo el día, no estaba mucho en casa y por eso no lo escuchábamos hablar euskera. Además, ellos enseguida aprendieron el español. Aún recuerdo cuando al hablar de alguien recién llegado de allí, decían: “sí, acaba de llegar pero habla castilla”.' Según continúa su relato, van aflorando a la memoria de Alberto recuerdos, que con cierta cuota de orgullo desgrana uno a uno. Quizás algunos de los más interesantes son aquellos que tienen que ver con su proceso de identificación con la identidad vasca. 'Mis padres se sabían vascos, pero aún así iban todos los 14 de julio a conmemorar la Revolución Francesa junto a otros vascos venidos de Iparralde. Ellos no eran tan conscientes de la situación del país, quizás porque en Iparralde no tuvieron los problemas que tuvieron en Hegoalde con el franquismo', explica este vasco argentino usando de manera precisa términos de uso común en Europa, o Iparralde o Hegoalde, si bien no tanto en Argentina.
'Yo me enteré del padecimiento de los vascos de grande', agrega. 'Mi mujer y yo comenzamos a ir junto a unos amigos al Centro Laurak Bat, a Eusketxe y a Euskaltzaleak. Y así, de a poco, fui conociendo cómo fueron y cómo son las cosas. En 1988 empecé a sumergirme en el mundo vasco y hoy día soy vocal de Eusketxe y canto en el coro de Euskatzaleak. Y debo decir que estoy muy contento'. Alberto resalta que no dio este paso en solitario. Su mujer, Betty Paris, vasco-argentina como él, e hija de un navarro de Luzaide (Valcarlos), ha estado a su lado durante el último medio siglo, recorriendo juntos un camino que los acercó a la cultura vasca.
Una vida entera dedicada al trabajo…
Era muy joven Alberto cuando perdió a su padre. Por eso, su hermano mayor y él, con trece y once años respectivamente, se pusieron al frente del negocio familiar. Así hasta el día de hoy, en que los hermanos siguen juntos y en el mismo rubro. Por un lado, tienen una fábrica en Lobos, en la provincia de Buenos Aires, en la que producen quesos y dulce de leche; por otro, en Buenos Aires capital tienen la distribuidora. 'Como todos los vascos, tengo el síndrome del trabajo', asegura. 'Yo empecé en otro tambo antes de trabajar con mi padre. No me obligaban, yo lo hacía porque quería y de paso ayudaba algo en casa. Luego nuestro padre murió y junto a mi hermano Jean-Pierre tuvimos que salir solos a la calle a hacer el reparto. Ya llevamos más de 60 años trabajando juntos, y ahora mis hijos, Pablo, Mariano y Nacho también están en la fábrica con nosotros. Mi hija Betina, por su parte, vive en Bélgica'.
Y su recompensa
Durante estos días, Alberto y Betty están visitando a sus primos y sobrinos en Euskal Herria. 'A pesar de las diferencias ocurridas en las primeras épocas, mi madre fue la hacedora de mantener la relación entre las familias, con la de ella y también con la de mi padre. De hecho tuvo la posibilidad de ir más de una vez a visitar a sus parientes de Baigorri. El primer viaje, concretamente, lo hizo para cuando se ordenó de sacerdote su ahijado, Emile Larre Oxoby, durante años director de la revista Herria. Nosotros también mantenemos la relación. Este es nuestro segundo viaje y yo tengo que visitar a unos treinta familiares'.
Alberto Ospital no escuchó hablar de Euskal Herria en su casa; tampoco le enseñaron euskera, ni cultura vasca, quizás porque no había tiempo, quizás porque ya insertos en una nueva nación sus padres no vieron necesidad de ello. Con el tiempo Alberto, junto a su mujer Betty, terminó redescubriéndose a sí mismo y pudo dar continuidad a los lazos que le hermanaban con su origen vasco, trabajando, aprendiendo y compartiendo en Buenos Aires, a miles de kilómetros de donde nacieran sus padres, un sentimiento, una identidad y el orgullo de sentirse miembro de esa gran familia vasca que abarca con sus brazos a todos sus hijos e hijas, desde Gernika hasta Buenos Aires, desde Baigorri hasta Alaska, desde Luzaide hasta Nueva Vizcaya, en Filipinas.
Hermoso ver reflejado aqui, a estas dos excelentes personas, Betty y Alberto. Desde mi niñez, conoci a parte de su familia... y todo lo que aca se ha volcado, es muy cierto.... Betty con su gran dulzura, Alberto, tan servicial y bonachon. Con todo mi cariño hacia ustedes, y tambien por Don Pedro y Norberto Paris y Doña Ignacia Larra, que tambien estan con ellos y me han dejado, gratos recuerdos. Muxuak, Anita
ANA MARIA, 09/08/2009 02:37
Queridos Betty y Alberto!! Qué bueno leer sobre ustedes y la historia de sus vidas desde sus orígenes. Saber de vuestros ancestros a la par que vosotros los váis descubriendo... Tener por escrito lo que tantas veces hemos escuchado en cada encuentro fraterno. Saber sobre sus orígenes, del trabajo en Argentina, del terruño de vuestros padres y abuelos, las dificultades sorteadas, ha sido para mí uno de los valores de nuestra amistad, algo maravilloso. Deseo que poder seguir escuchando más cuando regreséis de vuestro viaje por la amada tierra de vuestros ancestros En nuestra Argentina en la que vivimos,ensamblando distintas culturas ya veis como la mía por ejemplo, y vamos formando una red multicultural por la que vamos formando un sentimiento de amor fraternal a pesar de las diferencias. No se puede amar lo que no se conoce. Nos emociona compartir valores y principios, respetamos las costumbres y apreciamos las comidas diferentes y las adoptamos.... Cuántas experiencias Betty...Alberto...Felicitaciones por la gran familia que han formado! Qué hijos y qué familias!! Sus vidas merecen un recordatorio de pioneros, ahora que gozan de sus nietos y Alberto que sigue al pie del cañón!! un fuerte abrazo Mamiko
Mamiko Miyazono, 07/08/2009 20:18
El matrimonio Ospital es la fiel expresión de lo que significa el ser vascos nacidos en otra tierra, y claro ejemplo de como éstos contribuyeron al progreso de nuestra amada patria, Argentina. Reunen las más exquisitas virtudes y son muy dignos representantes de nuestro pueblo originario,de Euskal Herria. Felicito a Euskal Kultura por este artículo que nos ha colmado de emocionada alegría por el reconocimiento que se les brinda.
Maria Elena, 30/07/2009 00:51
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