diáspora y cultura vasca
14/12/2009
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Sabrina Otegui/Buenos Aires, Argentina. Principalmente mi grupo fue siempre el Aiara Dantza Taldea, que se fundó en enero del año 1984 con base en Amurrio, y con integrantes de Amurrio y del valle de Aiara --explica Aitor a EuskalKultura.com. Allí empezamos en un principio los tres hermanos mayores, Edurne, Aitziber y yo, y posteriormente los dos pequeños, Maider e Iñakitxu. Tuvimos entonces dos profesores: Edorta Yaldebere e Isabel Sánchez. Ambos procedían de mundos diferentes, respecto a la danza, y creo que eso nos benefició sensiblemente. Más tarde bailé aurreskus y he colaborado con mucha gente. Una de las iniciativas más gratificantes para mí fue el grupo 'Malapartatuen Batza'. Cursos y clases he tomado con muchos dantzaris de primer nivel, algunos convertidos hoy en amigos. Y sin duda hay un antes y un después de cuando empecé a aprender las danzas de Zuberoa de la mano de Gaztedi Dantzari taldea de Santutxu, Bilbao.
-¿Qué te llevó a tomar la decisión de venir a Argentina?
En agosto del 2003 tomé la decisión de estudiar euskera y eso llevó a una catarata de otras decisiones, hasta hoy. Para estudiar fui al euskaltegi Maizpide, de Lazkao, y allí conocí a quien hoy es mi pareja, Marina Aranguren. Marina también estaba estudiando allí y al terminar su curso volvió a Buenos Aires. Luego de unos meses decidí venirme yo también. Y aquí me quedé.
[Aitor Alava junto a su pareja, Marina Aranguren]
-Llegas por primera vez a Argentina en 2004. Y te introduces rápidamente en el mundo del baile vasco de acá.
Recorrí unos diez centros vascos dando clases, quizás alguno más. Como eran fechas previas a la Semana Nacional Vasca de La Plata, enseñé varias danzas que luego los centros presentaron en la gala de la Semana. Ese mismo año Eusko Kultur Etxea (Eusketxe) de Buenos Aires me abrió sus puertas para dar un taller de danzas, taller que sigo impartiendo hoy día.
[El taller de danzas de Eusketxe, dirigido por Aitor Alava, junto al Ekin Dantzari Taldea en su presentación del Día del eEskera]
-En ese primer contacto qué fue lo que más te sorprendió, ya sea en el ámbito de las danzas como en las euskal etxeas en general?
Lo que más me sorprendió fue ver cómo con pocos recursos y gracias al gran esfuerzo y trabajo de los grupos se lograban cosas muy interesantes. Recuerdo que lo primero que me impresionó fue la cantidad de gente bailando en los centros. Me crucé con muy buenos dantzaris y con gente con mucho entusiasmo y energía. Otra cosa que me impactó fue el tema de las distancias; además, y como siempre digo, en Argentina todo tiene “tamaño Argentina”, y eso es extensible, incluso al tamaño de las euskal etxeak. Venir de un mundo, donde el horizonte y quizás el futuro más inmediato te lo marca la línea del monte más cercano, a una llanura en donde no tenés ninguna línea de referencia puede resultar hasta cierto punto frustrante. Será porque necesitamos llegar a una meta cercana y después marcarnos otra. En la pampa argentina eso no es posible. Con respecto a las euskal etxeak no es un tópico decir que no hay una igual a la otra. Diría que ni las de las grandes urbes se parecen entre sí, todas tienen su propia idiosincrasia.
-¿Resulta fácil para un dantzaris profesional venido de Euskal Herria insertarse en el mundo de las danzas en Argentina? ¿Te has encontrado o te encontrás aún con algún obstáculo?
En mi caso cuando llegué se me abrieron las puertas y fui cálidamente recibido por la gente de los centros; nos conocimos mutuamente y a lo largo de estos años con muchos hemos mantenido el contacto. Creo que en este mundo “globalizado” no se abren las puertas así como así, por más que uno las toque. Es tu trabajo el que poco a poco te va abriendo puertas, el trabajo de día a día, y también de puntos de vista, cómo enfocar el trabajo, qué repertorio hacer, ese tipo de elecciones.
-¿En qué instituciones has dado clases hasta el día de hoy?
Las que recuerdo en este momento --pido disculpas si omito alguno-- son 'Urrundik' e 'Ibai Guren', de Paraná; 'Euskaldunak Denak Bat', de Arrecifes; 'Villegas’ko Euskaldunak', de Gral. Villegas; Euskal Sustraiak de Trenque Lauquen; Euskal Etxea 'Guillermo Larregi', de Chacabuco; 'Euzko Etxea', de La Plata; 'Toki Eder', de José C. Paz; 'Euskaltzaleak' y 'Eusko kultur Etxea', de Buenos Aires; 'Gure Txokoa', de Rauch; 'Danak Bat', de Bolívar; 'Lagunen Etxea', de Laprida; 'Eusko Biltzar', de Cnel. Pringles, 'Beti Aurrera', de Chivilcoy, 'Gure Txokoa' de Suipacha, el Instituto Euskal Echea, 'Ibai ondoko etxea', de Carmelo (Uruguay), en el Udaleku organizado por FIVU y en un curso para directores organizado por FEVA.
-¿Y en la actualidad dónde te desempeñás?
En este momento doy clases en la euskal etxea de la calle México 1880 de la ciudad de Buenos Aires, casa en la que conviven y trabajan conjuntamente Eusko Kultur Etxea, Euskaltzaleak y la Editorial Ekin. Allí doy un taller semanal de danza, orientado a gente de todas las edades y que quiere acercarse a la danza vasca desde el disfrute personal y por conocerla y reconocerla, que desea en definitiva conocer y reconocer nuestra cultura. Este taller se abrió en el 2004, y siempre estuvo formado por un grupo muy heterogéneo. Ahí se ve con claridad que hay una necesidad por parte de gente de mediana edad para arriba de conocer y formar parte de la cultura vasca a través de la danza, en un contexto lúdico que le permita, bailando danzas de los siete territorios, conocer aspectos de la cultura e idiosincrasia del pueblo vasco que están ligados a la danza y el folklore.
Hace año y medio fundamos ahí el grupo 'Ekin Dantzari Taldea' y modestamente ya estamos dando nuestros primeros pasos. Esperamos que el año que viene sea el de nuestra consolidación. También trabajo en el colegio Euskal Echea, en su sede de Llavallol, durante todo el año, preparando principalmente la fiesta vasca anual r[realizada en el 2009 el pasado 14 de noviembre]. También viajo mensualmente a Carmelo, en Uruguay, y doy clases más esporádicas en centros como el de general Villegas o el de La plata --al grupo Zaharrak-- , o Chivilcoy, por mencionar algunos. Eventualmente me han llamado para bailar el aurresku en alguna boda o festejo. En octubre, por ejemplo, fui a Navarro al encuentro de la familia Esain-Inda, donde lo bailé y animé a los presentes a participar de algunas danzas.
[Miembros del Ekin Dantzari Taldea junto a su director Aitor Alava]
-También podemos ver danzas vascas en plazas de Buenos Aires, en el marco de los encuentros de Danzas Circulares y vos tenés mucho que ver con eso...
Sí, en el 2005 me puse en contacto con Julia Martín, una de las focalizadoras de danzas circulares más importantes en Argentina y en el exterior, y hasta hoy hemos colaborado en diferentes proyectos como cursos, clases y el encuentro anual de danzas circulares en el Parque Avellaneda. Se puede decir que en este momento, en el amplio repertorio de las danzas circulares de los diferentes grupos que aprenden y bailan en Buenos Aires y por extensión en Argentina, se han incluido danzas vascas.
-¿Hay antecedentes de este tipo en Euskal Herria?
Creo que fue en 1998 Tapia y Leturia comenzaron a realizar romerías con profesor de danza incluido; ese 'maisu' era Patxi Pérez, el cual además de un repertorio vasco introducía un repertorio de danzas europeas, a las que en su mayoría podemos catalogar como danzas circulares. Hoy en día continúa no sólo él con esta labor de difusión sino que hay más grupos que realizan un formato parecido, revitalizando las plazas vascas.
-Este año con el nacimiento de Maialen has tenido la experiencia de ser padre, ¿cómo es la vida de 'aita'?
Allí hay un tópico que dice que tu vida cambia y se limita desde un punto de vista peyorativo o negativo, y no es así. Se modifica, claro, pero evoluciona. Y si hay que utilizar la palabra “cambiar”, hay que añadirle un “para mejor”.
[Aitor Alava bailando con su hija Maialen sobre sus hombros]
-¿Cuáles son hoy en día tus metas, los desafíos a futuro?
Los sueños a esta altura de la vida ya no son tan personales sino más bien compartidos. Hablando del futuro de los bailes, hace unos años, un muy buen amigo me dijo: “las elites cada vez bailan mejor, pero el pueblo cada vez baila menos”. Tenía razón mi amigo. Escuchar y seguir escuchando la frase, “yo pensaba que era un 'pata dura' y veo que no es así, que puedo bailar”, te hace marcar una sonrisa infinita de satisfacción. Llenar las plazas y salones de los centro vascos de manos y pies anónimos es el gran objetivo, que la base sea cada vez mas ancha, cúspide siempre habrá, pero la base debe ser más ancha.
-Para terminar, Aitor, en otra época los euskaldunes dejaban su tierra para venir a Argentina; en estos últimos años, en cambio, el movimiento es claramente inverso. ¿Cómo vivís vos la decisión de haberte venido?
A veces se valora más lo que uno tiene cuando lo deja o lo ve de lejos. Vivimos en un país (Argentina) que lo tiene todo, no creo que sea necesario mirar tanto hacia fuera y pensar que los vecinos están mejor. El mundo da muchas vueltas… También es cierto que hoy, con las nuevas tecnologías, las distancias las agrandamos o estrechamos nosotros, si uno quiere todo es más sencillo.
Enlaces relacionados
Blog de Aitor Alava
http://dantza.blogspot.com/
mis primeros pasos con la danza vasca fueron de la mono de Aitor,cuando se organizo en el centro Laurak Bat el taller de danzas,dictado por el y un par declases tuvimos con su hermana,las cuales fueron de casi tres meses...luego lo tuve como director en toki eder y fue en semana vasca de necochea que participe de mi primer semana nacional vasca,debutamos con Makildantza de Zuberoa...Mila esker Aitor!!!
valeria, 02/07/2012 18:11
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