Ordizia, Gipuzkoa. Explica el ordiziarra que todo empezó en el año 2010 cuando estando estudiando en la Universidad de Deusto le surgió la posibilidad de participar en un programa de intercambio en el que concurría la universidad Adolfo Ibáñez, de Viña del Mar (Chile), a media hora de Valparaíso. La idea le convenció y en aquellas tierras andinas pasó 6 meses. «Es una buena universidad, tipo Deusto, muy relacionada con el mundo de la empresa. Hice muchos contactos, amistades, y un amplio número de relaciones». Algo le tuvo que seducir de Chile porque las vacaciones de los dos años siguientes las pasó por aquellas lejanas tierras, circunstancia que le sirvió para ir ampliando su círculo social.
Ya el año pasado se decidía a poner en marcha Gertuko, inicialmente con un doble propósito; ofrecer, por una parte, los servicios de 'coaching' y gestión de personas, y por otra, la gestión comercial, en la doble dirección entre el País Vasco; empresas e instituciones, e inicialmente Chile. La primera opción pronto quedaba relegada a un segundo plano para centrarse en la segunda, tarea que él define como la acción de establecer un puente entre ambos territorios.
Me llama la atención, expone, que haya empresas de Euskadi, que no hayan funcionado o que lo estén haciendo muy por debajo de sus posibilidades. Me sorprende que hayan consolidado en China y que no lo hayan logrado en este país sudamericano. «En mi opinión es que no han sabido conectar con la manera de ser de los chilenos».
Enormes posibilidades
Se trata de una economía en desarrollo que viene por detrás de la nuestra y que requiere del conocimiento y de la industria auxiliar; máquina herramienta, calderería, valvulería, es decir, todo el abanico de productos que fabrican las empresas de Euskadi. Las posibilidades son gigantescas. Creo que va a ser verdad que somos muy buenos haciendo pero muy malos vendiendo.
La principal economía de Chile es la minería del cobre, infinidad de explotaciones de todos los tamaños. Un puesto de trabajo en la mima genera 4 indirectos. No basta con una visita comercial, una oficina comercial, hay que ser muy perseverante. Es un mercado difícil, pero a la vez de inmensas oportunidades. Y muy importante, no existen aranceles para los productos europeos y además el Gobierno ofrece muchas ayudas.
Nos consideran serios y trabajadores, y en este contexto, y en ese empeño el pasado mes de mayo conseguí que una amplia delegación chilena formado por representantes de todos los ámbitos; rectores, alcaldes, representantes de la junta de Gobierno, etc, viniera a Euskadi.
El balance no sólo fue muy positivo sino que se han abierto muchas puertas. Ahora toca seguir de cerca la cuestión, lanzar propuestas y cerrar acuerdos. De momento la Escuela Profesional del Goierri sigue con los cursos de formación a nuevas promociones de estudiantes chilenos, y en noviembre espero, que en esa misma línea se llegue a un acuerdo con la Universidad de Mondragón. El Gobierno está invirtiendo mucho en formación.
Y asentado en Chile, una de las economías más sólidas de Sudamérica, zona sísmica, dicho sea de paso, que afronta con una exigente normativa para toda construcción, surgía, a modo de trampolín, la posibilidad de llevar a cabo similar labor en la vecina Bolivia, un país muy interesado, en especial en todo lo que representan las energías renovables.
Lo peor, apunta Eñaut Gereñu; la distancia, 13 horas de avión. Que este año, tan especial, he tenido que coger en seis ocasiones. No vuelvo hasta navidades. Hoy en día se pueden entablar conversaciones vía teleconferencia, pero está claro que lo primero es el trato y la relación directa, la videoconferencia para ocasiones puntuales.
Este mes de octubre viene a Chile una delegación de Euskadi. Por mi parte insistir, que es el momento. Eso sí, de venir, hay que hacerlo en serio, concluye.